/ sábado 1 de diciembre de 2018

A partir de hoy vivimos en la república amorosa; Veracruz incluido

Para muchos mexicanos y veracruzanos hoy inicia la cuarta transformación y a partir de este día vivimos en la república amorosa, a la que ya no afectan la inseguridad, la falta de empleo, los bajos salarios ni el alza en los costos de servicios y productos básicos.

Para una gran cantidad de simpatizantes del nuevo presidente, México y Veracruz entran a una etapa en la que ya no habrá secuestros ni levantones, ejecutados, descuartizados, desaparecidos ni feminicidios.

Es alta, muy alta, la expectativa que tienen muchos mexicanos y muchos veracruzanos sobre los gobiernos federal y estatal que a partir de hoy encabezan Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez.

Desde este sábado uno de diciembre, una vez que rindan protesta y se conviertan en presidente de México y gobernador de Veracruz, tendrán la oportunidad de demostrar que saben la diferencia entre ser oposición y ser gobierno.

Dejan atrás los plantones, las manifestaciones, las marchas, los bloqueos, los gritos, los aspavientos, las tomas de oficinas y edificios oficiales y los reclamos.

Ya no están en el papel de opositores y por lo tanto ya no les corresponde exigir ni demandar a las autoridades que bajen los índices de delitos y que disminuya la inseguridad.

Tampoco podrán seguir gritando que no hay empleos y que faltan oportunidades de crecimiento y desarrollo para los egresados de escuelas técnicas, escuelas normales y de universidades.

No será más su papel encabezar la inconformidad de la gente que se queja porque los productos de la canasta básica están caros y siguen subiendo de precio.

Y menos habrán de exigir que bajen los costos de la luz y las gasolinas.

A López Obrador y a García Jiménez les corresponde, a partir de hoy, atender y responder a esas demandas, porque la población les va a recordar que ofrecieron mejorar las condiciones de vida de la gente, crear fuentes de empleo, aumentar salarios y darle a los desempleados la oportunidad de una ocupación formal bien remunerada.

Los automovilistas, taxistas, choferes del servicio urbano, los concesionarios del transporte foráneo, traileros y todo aquel que use un automotor espera que bajen, a la voz de ya, las gasolinas y el diésel. Además, por supuesto, no haya desabasto y que los gasolineros despachen litros completos.

Como también esperan que las tarifas de luz empiecen a bajar, porque así lo ofrecieron durante la campaña, cuando en su papel de opositores que buscaban ganar la simpatía y los votos de la gente prometieron hacer de México la República Amorosa que dejaría de sufrir inseguridad y en el que la gente ya no tendría miedo.

La pregunta es: ¿cuánto tardarán en cumplir sus promesas? Y otro cuestionamiento también es: ¿cumplirán lo prometido?

El temor entre muchos de quienes votaron por la cuarta transformación es que ahora que son gobierno Andrés Manuel y Cuitláhuac emulen a sus antecesores y empiecen a culpar a los que gobernaron antes que ellos.

El riesgo es ése, porque es la salida más fácil cuando un gobernante se da cuenta de que no tiene la capacidad administrativa ni financiera para bajar la luz y la gasolina, que empiece a culpar al que acaba de dejar el gobierno y a todos los demás que le antecedieron en el cargo.

Hay muchas formas de explicar y de justificar el incumplimiento de las promesas de campaña con el argumento de que los que se fueron dejaron arcas vacías, que no administraron, que gobernaron mal, que se gastaron o se llevaron todo el dinero, que dejaron condiciones adversas de inseguridad y que pactaron con los criminales.

Esas y muchas otras excusas sirven muy bien a quien quiera justificarse por no cumplir las promesas de campaña.

¿Cuánto tardarán en empezar?

Opine, comente e informe a los correos electrónicos srdonrene@gmail.com y rvalle@diariodexalapa.com.mx. Y en twitter@renedelvalleb. También puede leernos en la web site www.diariodexalapa.com.mx.

Para muchos mexicanos y veracruzanos hoy inicia la cuarta transformación y a partir de este día vivimos en la república amorosa, a la que ya no afectan la inseguridad, la falta de empleo, los bajos salarios ni el alza en los costos de servicios y productos básicos.

Para una gran cantidad de simpatizantes del nuevo presidente, México y Veracruz entran a una etapa en la que ya no habrá secuestros ni levantones, ejecutados, descuartizados, desaparecidos ni feminicidios.

Es alta, muy alta, la expectativa que tienen muchos mexicanos y muchos veracruzanos sobre los gobiernos federal y estatal que a partir de hoy encabezan Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez.

Desde este sábado uno de diciembre, una vez que rindan protesta y se conviertan en presidente de México y gobernador de Veracruz, tendrán la oportunidad de demostrar que saben la diferencia entre ser oposición y ser gobierno.

Dejan atrás los plantones, las manifestaciones, las marchas, los bloqueos, los gritos, los aspavientos, las tomas de oficinas y edificios oficiales y los reclamos.

Ya no están en el papel de opositores y por lo tanto ya no les corresponde exigir ni demandar a las autoridades que bajen los índices de delitos y que disminuya la inseguridad.

Tampoco podrán seguir gritando que no hay empleos y que faltan oportunidades de crecimiento y desarrollo para los egresados de escuelas técnicas, escuelas normales y de universidades.

No será más su papel encabezar la inconformidad de la gente que se queja porque los productos de la canasta básica están caros y siguen subiendo de precio.

Y menos habrán de exigir que bajen los costos de la luz y las gasolinas.

A López Obrador y a García Jiménez les corresponde, a partir de hoy, atender y responder a esas demandas, porque la población les va a recordar que ofrecieron mejorar las condiciones de vida de la gente, crear fuentes de empleo, aumentar salarios y darle a los desempleados la oportunidad de una ocupación formal bien remunerada.

Los automovilistas, taxistas, choferes del servicio urbano, los concesionarios del transporte foráneo, traileros y todo aquel que use un automotor espera que bajen, a la voz de ya, las gasolinas y el diésel. Además, por supuesto, no haya desabasto y que los gasolineros despachen litros completos.

Como también esperan que las tarifas de luz empiecen a bajar, porque así lo ofrecieron durante la campaña, cuando en su papel de opositores que buscaban ganar la simpatía y los votos de la gente prometieron hacer de México la República Amorosa que dejaría de sufrir inseguridad y en el que la gente ya no tendría miedo.

La pregunta es: ¿cuánto tardarán en cumplir sus promesas? Y otro cuestionamiento también es: ¿cumplirán lo prometido?

El temor entre muchos de quienes votaron por la cuarta transformación es que ahora que son gobierno Andrés Manuel y Cuitláhuac emulen a sus antecesores y empiecen a culpar a los que gobernaron antes que ellos.

El riesgo es ése, porque es la salida más fácil cuando un gobernante se da cuenta de que no tiene la capacidad administrativa ni financiera para bajar la luz y la gasolina, que empiece a culpar al que acaba de dejar el gobierno y a todos los demás que le antecedieron en el cargo.

Hay muchas formas de explicar y de justificar el incumplimiento de las promesas de campaña con el argumento de que los que se fueron dejaron arcas vacías, que no administraron, que gobernaron mal, que se gastaron o se llevaron todo el dinero, que dejaron condiciones adversas de inseguridad y que pactaron con los criminales.

Esas y muchas otras excusas sirven muy bien a quien quiera justificarse por no cumplir las promesas de campaña.

¿Cuánto tardarán en empezar?

Opine, comente e informe a los correos electrónicos srdonrene@gmail.com y rvalle@diariodexalapa.com.mx. Y en twitter@renedelvalleb. También puede leernos en la web site www.diariodexalapa.com.mx.