/ viernes 3 de mayo de 2019

Acerca de la educación en el hogar

En nuestro trabajo anterior dijimos que la educación debe comenzar en el hogar, pero esto es un tanto cuanto difícil de hacer, mas no imposible, máxime que casi todos desconocemos el maestro que llevamos dentro. Bástenos recordar lo que hicieron nuestros padres con nosotros. En lo particular, como nuestros padres trabajaban fuera de la ciudad en que vivíamos, fueron nuestros tíos y abuelas quienes se encargaron de enseñarnos las primeras reglas de urbanidad como son el saludar por las mañanas con un “Buenos días”. Dicho saludo debe cambiarse por “Buenas tardes” al llegar la tarde y por “Buenas noches” al llegar la noche.

A decir: “Por favor”, cuando deseábamos que nos dieran algo, a dar las gracias cuando lo recibíamos o cuando recibimos algo sin haberlo pedido.

Por precaución, lavarse las manos después de ir al inodoro, así como antes de comer.

A desear “Buen provecho” al terminar de comer un alimento, si había otras personas a la mesa, lo mismo que decir: “Gracias” a quien lo haya servido.

Algo parecido se puede hacer con otros niños en la actualidad e indicarles que lo que se hizo a lo último: se le llama “Dar las gracias”, acto que debe repetirse en muchas ocasiones distintas.

Para continuar, aprovechando una salida a la calle, debemos decirles que observen el cómo los coches, en una calle de doble sentido, siempre avanzan por la derecha, dejando el lado izquierdo para los que vienen. Una vez hecho esto aprovecharemos para decirles que, sin ser automóviles, debemos hacer lo mismo y que de preferencia debemos caminar por la banqueta del lado izquierdo para la que la orilla sea nuestro camino dejando el rincón para que todos los que vienen puedan pasar por el rincón, y en el caso de ir por la banqueta contraria; los hombrecitos deben hacerse a la orilla para dejar el rincón a las niñas.

Debemos tener presente que entre los dos y los ocho años los niños aprenden usando sus cinco sentidos: la vista, el olfato, el oído el tacto y el gusto, de ahí que al hablar si no lo hacemos con la corrección necesaria los niños aprenderán los errores que cometamos al hablar delante de ellos.

Cuando los veamos tocando todo lo que encuentren en su camino, no los regañemos, pues no lo hacen por tocar, simplemente están tocado para conocer y aprender a través del tacto la contextura de las cosas. De igual forma cuando pregunten qué produce el ruido que están oyendo, contestemos a sus preguntas y comprobemos si comprendieron nuestra respuesta, es decir, si aprendieron qué lo produce.

De ser posible tratemos de recordar una canción de Cri, Cri o tratemos de conseguir el disco o casete. Por ejemplo la Muñeca fea que dice: Escondida por los rincones, /temerosa que alguien la vea / platicaba con los ratones / la pobre muñeca fea /…

Se nos queda mucho en el tintero, así que continuaremos en otra ocasión. ¡Salud!

En nuestro trabajo anterior dijimos que la educación debe comenzar en el hogar, pero esto es un tanto cuanto difícil de hacer, mas no imposible, máxime que casi todos desconocemos el maestro que llevamos dentro. Bástenos recordar lo que hicieron nuestros padres con nosotros. En lo particular, como nuestros padres trabajaban fuera de la ciudad en que vivíamos, fueron nuestros tíos y abuelas quienes se encargaron de enseñarnos las primeras reglas de urbanidad como son el saludar por las mañanas con un “Buenos días”. Dicho saludo debe cambiarse por “Buenas tardes” al llegar la tarde y por “Buenas noches” al llegar la noche.

A decir: “Por favor”, cuando deseábamos que nos dieran algo, a dar las gracias cuando lo recibíamos o cuando recibimos algo sin haberlo pedido.

Por precaución, lavarse las manos después de ir al inodoro, así como antes de comer.

A desear “Buen provecho” al terminar de comer un alimento, si había otras personas a la mesa, lo mismo que decir: “Gracias” a quien lo haya servido.

Algo parecido se puede hacer con otros niños en la actualidad e indicarles que lo que se hizo a lo último: se le llama “Dar las gracias”, acto que debe repetirse en muchas ocasiones distintas.

Para continuar, aprovechando una salida a la calle, debemos decirles que observen el cómo los coches, en una calle de doble sentido, siempre avanzan por la derecha, dejando el lado izquierdo para los que vienen. Una vez hecho esto aprovecharemos para decirles que, sin ser automóviles, debemos hacer lo mismo y que de preferencia debemos caminar por la banqueta del lado izquierdo para la que la orilla sea nuestro camino dejando el rincón para que todos los que vienen puedan pasar por el rincón, y en el caso de ir por la banqueta contraria; los hombrecitos deben hacerse a la orilla para dejar el rincón a las niñas.

Debemos tener presente que entre los dos y los ocho años los niños aprenden usando sus cinco sentidos: la vista, el olfato, el oído el tacto y el gusto, de ahí que al hablar si no lo hacemos con la corrección necesaria los niños aprenderán los errores que cometamos al hablar delante de ellos.

Cuando los veamos tocando todo lo que encuentren en su camino, no los regañemos, pues no lo hacen por tocar, simplemente están tocado para conocer y aprender a través del tacto la contextura de las cosas. De igual forma cuando pregunten qué produce el ruido que están oyendo, contestemos a sus preguntas y comprobemos si comprendieron nuestra respuesta, es decir, si aprendieron qué lo produce.

De ser posible tratemos de recordar una canción de Cri, Cri o tratemos de conseguir el disco o casete. Por ejemplo la Muñeca fea que dice: Escondida por los rincones, /temerosa que alguien la vea / platicaba con los ratones / la pobre muñeca fea /…

Se nos queda mucho en el tintero, así que continuaremos en otra ocasión. ¡Salud!