/ miércoles 6 de octubre de 2021

Actitudes que nos roban energía

En el transcurso de la existencia adquirimos una serie de hábitos y comportamientos que van delineando nuestra “manera de ser”, nuestra forma cotidiana de actuar y de reaccionar a los estímulos internos y externos, muchos de los cuales menoscaban nuestra salud física y mental y rompen el fino y delicado equilibrio de la vida.

Leyendo en la revista Muy Interesante un artículo sobre “Las cosas que más energía nos quitan” de Sarah Romero, periodista especializada en ciencia y nuevas tecnologías, redactora online en Muy Interesante y Muy Historia.es, encontré seis cosas que suelen angustiarnos, estresarnos o quitarnos la tranquilidad en medio de esta pandemia que agrede a la salud física y mental.

1. Preocuparse de todo y por todo. Adelantarse a los sucesos del mañana, imaginando posibles consecuencias. Pensar que algo malo puede pasar a la familia, o que un proyecto se va a malograr. Todo esto provoca estrés y nadie sabe lo que pasará mañana. Estamos en el presente y no es lo mismo prever lo previsible que imaginar diferentes desenlaces. Este tipo de estrés es evitable.

2. Quejarse de todo. Muchas personas adquieren este mal hábito que afecta a quienes le rodean y a la propia persona, distorsionando la realidad y estableciendo relaciones tóxicas. Cualquier cosa es motivo de queja, desaprobación o insatisfacción. La fuga de energía no es sólo para la persona quejosa, sino también para quienes con ella conviven.

3. La desorganización del entorno. En esta época de pandemia mucha gente trabaja en casa o hay personas que casi no salen de sus hogares. Es fácil tener un desorden en las viviendas. Esto rompe el equilibrio interno porque el caos atrae el caos en la mente de quien lo vive, y el desbarajuste provoca de continuo la búsqueda exasperada de objetos que no son de uso común.

4. La asertividad: tener el valor de decir “no”. Muchas personas por pena, miedo al rechazo, o por hacer sentir bien a los demás, realizan actividades que no quisieran hacer, o se sobrecargan de tareas que podrían repartirse con otros. Esto provoca cansancio, angustia, y no dan lugar al descanso necesario para el equilibrio y la salud de cualquier persona.

5. Guardar rencores sin sentido. El odio y el rencor consumen mucha energía. Y la persona que es objeto de ese odio o rencor por lo general ni se entera. Así que finalmente quien lo siente terminan enfermando, nubla su mente al momento de tomar decisiones y altera sus estados emocionales.

6. Aplazar cosas que, de cualquier manera, tendrás que hacer. Dejar al tiempo actividades pendientes que de cualquier manera se tienen que hacer, es más extenuante que tomar la decisión de hacerlo ya. Eso quita la tensión. Procrastinar es el mal hábito de aplazar las cosas en lugar de enfrentarlas o de hacerlas.

Al final del camino vemos que muchas cosas no tienen una explicación feliz o que nos satisfaga: no todo tiene respuesta, no todo tiene sentido, ni todo es justo. Vaya, ni siquiera todo es lógico. No hay belleza o fealdad perfectas. Lo que tú piensas puede ser muy diferente a lo que piensan los demás, y un mismo hecho puede ser interpretado por otros de distinta forma. Así que deja ir esas ideas que estorban en tu mente y podrás sentirte más tranquilo o tranquila.

mail:

gnietoa@hotmail.com

gnietoa@hotmail.com

En el transcurso de la existencia adquirimos una serie de hábitos y comportamientos que van delineando nuestra “manera de ser”, nuestra forma cotidiana de actuar y de reaccionar a los estímulos internos y externos, muchos de los cuales menoscaban nuestra salud física y mental y rompen el fino y delicado equilibrio de la vida.

Leyendo en la revista Muy Interesante un artículo sobre “Las cosas que más energía nos quitan” de Sarah Romero, periodista especializada en ciencia y nuevas tecnologías, redactora online en Muy Interesante y Muy Historia.es, encontré seis cosas que suelen angustiarnos, estresarnos o quitarnos la tranquilidad en medio de esta pandemia que agrede a la salud física y mental.

1. Preocuparse de todo y por todo. Adelantarse a los sucesos del mañana, imaginando posibles consecuencias. Pensar que algo malo puede pasar a la familia, o que un proyecto se va a malograr. Todo esto provoca estrés y nadie sabe lo que pasará mañana. Estamos en el presente y no es lo mismo prever lo previsible que imaginar diferentes desenlaces. Este tipo de estrés es evitable.

2. Quejarse de todo. Muchas personas adquieren este mal hábito que afecta a quienes le rodean y a la propia persona, distorsionando la realidad y estableciendo relaciones tóxicas. Cualquier cosa es motivo de queja, desaprobación o insatisfacción. La fuga de energía no es sólo para la persona quejosa, sino también para quienes con ella conviven.

3. La desorganización del entorno. En esta época de pandemia mucha gente trabaja en casa o hay personas que casi no salen de sus hogares. Es fácil tener un desorden en las viviendas. Esto rompe el equilibrio interno porque el caos atrae el caos en la mente de quien lo vive, y el desbarajuste provoca de continuo la búsqueda exasperada de objetos que no son de uso común.

4. La asertividad: tener el valor de decir “no”. Muchas personas por pena, miedo al rechazo, o por hacer sentir bien a los demás, realizan actividades que no quisieran hacer, o se sobrecargan de tareas que podrían repartirse con otros. Esto provoca cansancio, angustia, y no dan lugar al descanso necesario para el equilibrio y la salud de cualquier persona.

5. Guardar rencores sin sentido. El odio y el rencor consumen mucha energía. Y la persona que es objeto de ese odio o rencor por lo general ni se entera. Así que finalmente quien lo siente terminan enfermando, nubla su mente al momento de tomar decisiones y altera sus estados emocionales.

6. Aplazar cosas que, de cualquier manera, tendrás que hacer. Dejar al tiempo actividades pendientes que de cualquier manera se tienen que hacer, es más extenuante que tomar la decisión de hacerlo ya. Eso quita la tensión. Procrastinar es el mal hábito de aplazar las cosas en lugar de enfrentarlas o de hacerlas.

Al final del camino vemos que muchas cosas no tienen una explicación feliz o que nos satisfaga: no todo tiene respuesta, no todo tiene sentido, ni todo es justo. Vaya, ni siquiera todo es lógico. No hay belleza o fealdad perfectas. Lo que tú piensas puede ser muy diferente a lo que piensan los demás, y un mismo hecho puede ser interpretado por otros de distinta forma. Así que deja ir esas ideas que estorban en tu mente y podrás sentirte más tranquilo o tranquila.

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