/ miércoles 3 de junio de 2020

Agencia Estatal de Energía, elefante blanco en Veracruz

Al iniciar 2019, Leopoldo Sánchez Cruz rindió protesta como director de la Agencia Estatal de Energía en Veracruz. Se anunciaba el inicio de un ambicioso proyecto para el desarrollo de nuevas tecnologías que facilitarían la inversión, reactivarían la economía estatal y promoverían el aprovechamiento de los recursos naturales.

Veracruz, se dijo en el marco del nombramiento, capitalizaría la ventaja de ser uno de los principales estados productores de petróleo y de contar con el liderazgo nacional en generación de la energía eléctrica.

La ruta que definió Sánchez Cruz —exalcalde de Platón Sánchez y exdiputado federal cuya llegada al cargo habría obedecido a su cercanía con la secretaría de Energía del gobierno federal, Rocío Nahle García—, hablaba de gestionar precios competitivos de los energéticos para atraer a más empresas y brindar mejores condiciones a los negocios de la entidad; además consolidar al estado como uno de los principales generadores de energía limpia, y garantizar que al menos 30% de la participación de los contratos de Pemex sean para empresas locales.

Un año y medio después de ese nombramiento, el resultado que ha ofrecido la Agencia Estatal de Energía se reduce prácticamente a cero, dado que no cumplió ninguno de los objetivos trazados; ni siquiera el más fácil, que era reducir la burocracia en permisos y gestiones, para otorgar facilidades en los trámites.

Leopoldo Sánchez no duró en el cargo ni siquiera seis meses; en julio del año pasado salió de dicho espacio, en el que relevó a Pablo Puig.

Posteriormente, apareció como uno de los socios de la empresa refresquera Coyame, que reinició sus operaciones de forma reciente.

Tras la salida de Sánchez Cruz de la Agencia, Rómulo Sánchez Vázquez llegó al cargo, lo cual poco importó, porque el resultado de la Agencia sigue igual; es inoperante.

En teoría, la Agencia Estatal de Energía debería vincularse con todo el sector energético, desde la producción hasta la venta y suministro; tendría que relacionarse con la promoción de energías limpias y renovables, como la solar y la eólica, con los combustibles fósiles, como el petróleo, las gasolinas y el gas natural y LP; sin embargo, nada de eso ha ocurrido.

La razón de ser de dicha OPD tiene que ver con una mayor competitividad de Veracruz, lo que se traduciría en la llegada de más empresas y en la generación de más empleos. En el papel, la Agencia debería promover que el estado tenga los precios más bajos de los energéticos en el país, pero ello sólo ha ocurrido en el discurso, no en los hechos.

De igual forma, entre los objetivos de la Agencia se encuentra la consolidación de la entidad como una de las principales generadoras de energía limpia; sin embargo, ninguno de esos objetivos se ha cumplido por parte de la Agencia Estatal de Energía, sin importar si el director es Pablo Puig, Leopoldo Sánchez Cruz o Rómulo Sánchez Vázquez, porque a fin de cuentas, las políticas públicas en materia energética no se trazan en Veracruz, sino en la Secretaría de Energía y es ahí donde el desarrollo de los proyectos para la generación de energía solar, como el que anunció la empresa TW Solar para Perote, podrían encontrar un freno.

Al iniciar 2019, Leopoldo Sánchez Cruz rindió protesta como director de la Agencia Estatal de Energía en Veracruz. Se anunciaba el inicio de un ambicioso proyecto para el desarrollo de nuevas tecnologías que facilitarían la inversión, reactivarían la economía estatal y promoverían el aprovechamiento de los recursos naturales.

Veracruz, se dijo en el marco del nombramiento, capitalizaría la ventaja de ser uno de los principales estados productores de petróleo y de contar con el liderazgo nacional en generación de la energía eléctrica.

La ruta que definió Sánchez Cruz —exalcalde de Platón Sánchez y exdiputado federal cuya llegada al cargo habría obedecido a su cercanía con la secretaría de Energía del gobierno federal, Rocío Nahle García—, hablaba de gestionar precios competitivos de los energéticos para atraer a más empresas y brindar mejores condiciones a los negocios de la entidad; además consolidar al estado como uno de los principales generadores de energía limpia, y garantizar que al menos 30% de la participación de los contratos de Pemex sean para empresas locales.

Un año y medio después de ese nombramiento, el resultado que ha ofrecido la Agencia Estatal de Energía se reduce prácticamente a cero, dado que no cumplió ninguno de los objetivos trazados; ni siquiera el más fácil, que era reducir la burocracia en permisos y gestiones, para otorgar facilidades en los trámites.

Leopoldo Sánchez no duró en el cargo ni siquiera seis meses; en julio del año pasado salió de dicho espacio, en el que relevó a Pablo Puig.

Posteriormente, apareció como uno de los socios de la empresa refresquera Coyame, que reinició sus operaciones de forma reciente.

Tras la salida de Sánchez Cruz de la Agencia, Rómulo Sánchez Vázquez llegó al cargo, lo cual poco importó, porque el resultado de la Agencia sigue igual; es inoperante.

En teoría, la Agencia Estatal de Energía debería vincularse con todo el sector energético, desde la producción hasta la venta y suministro; tendría que relacionarse con la promoción de energías limpias y renovables, como la solar y la eólica, con los combustibles fósiles, como el petróleo, las gasolinas y el gas natural y LP; sin embargo, nada de eso ha ocurrido.

La razón de ser de dicha OPD tiene que ver con una mayor competitividad de Veracruz, lo que se traduciría en la llegada de más empresas y en la generación de más empleos. En el papel, la Agencia debería promover que el estado tenga los precios más bajos de los energéticos en el país, pero ello sólo ha ocurrido en el discurso, no en los hechos.

De igual forma, entre los objetivos de la Agencia se encuentra la consolidación de la entidad como una de las principales generadoras de energía limpia; sin embargo, ninguno de esos objetivos se ha cumplido por parte de la Agencia Estatal de Energía, sin importar si el director es Pablo Puig, Leopoldo Sánchez Cruz o Rómulo Sánchez Vázquez, porque a fin de cuentas, las políticas públicas en materia energética no se trazan en Veracruz, sino en la Secretaría de Energía y es ahí donde el desarrollo de los proyectos para la generación de energía solar, como el que anunció la empresa TW Solar para Perote, podrían encontrar un freno.