La renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría Hacienda es la tercera dimisión de un miembro del gabinete de Andrés Manuel López Obrador en los primeros siete meses de su gobierno.
Como se recordará, el primero fue el director del IMSS, Germán Martínez, y después salió la secretaria de Medio Ambiente, Josefa González Blanco. El ahora exdirector Martínez también habló en su carta de dimisión de irregularidades en la administración de los recursos en el gobierno federal.
La renuncia del secretario abre la mayor crisis en los siete meses de gobierno de Andrés Manuel y lleva a la economía del país a una mayor incertidumbre.
Esta renuncia supone la salida del responsable económico del gobierno federal y exhibe las formas en las que ha trabajado.
Vean si no. En su carta de renuncia Urzúa argumenta: “Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.
Menos de una cuartilla ocupa el texto de despedida del ahora exfuncionario, quien también apunta: “Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o de izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco”.
Luego del anuncio de la renuncia de Urzúa el peso mexicano sufrió una caída del 2% frente al dólar y la Bolsa Mexicana de Valores cerró con un retroceso de 1,77%.
Esto es apenas una ligera reacción de los mercados que mostraron su nerviosismo ante los desajustes en la administración pública.
Alfonso Romo, nexo de López Obrador con los empresarios, es uno de los funcionarios que ha tratado de disipar dudas y calificó la contracción de la economía en el primer trimestre como una “cachetadita”.
Fue a ese funcionario (el jefe de la Oficina de la Presidencia, el empresario Romo) a quien el exsecretario aludió sin mencionarlo cuando reveló que fue “inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
Tan polémica ha resultado esta renuncia que ha merecido la atención de la prensa y de analistas internacionales que exponen, además de la incertidumbre una peculiar forma de gobernar de López Obrador que se impone con su estilo a pesar de todo.
Como dato sólo agregaría que Urzúa es el secretario deHacienda que menos tiempo ha estado en ese cargo desde diciembre de 1994, cuando en plena crisis económica Jaime Serra Puche renunció con apenas 28 días en el puesto.
Todos queremos que le vaya bien al gobierno de Andrés Manuel porque eso significaría que también le iría bien al país.
Deseamos que no se equivoque, porque ya rebasó el primer semestre de su administración, que es de sólo seis años.
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