/ miércoles 3 de octubre de 2018

Algo del 68

Hace dos días se cumplieron 50 años de la masacre en la Plaza de Tlatelolco; y la semana pasada, el 26 de septiembre, otro lapso igual con relación a la agresión policiaca con bombas lacrimógenas incluidas, en contra de una manifestación estudiantil sobre la calle de Lucio en el centro de esta ciudad capital. Para rememorar y reflexionar sobre estos hechos, acudí el miércoles 26 de septiembre a la presentación del libro escrito por Joel Hurtado Ramón, intitulado El Movimiento del 68. Un grito en el Silencio. Tuve el honor de compartir el panel de presentadores —en el Colegio de Veracruz— con la doctora en Derecho Margarita Herrera, mi compañera en la universidad, y con el maestro Marcelo Ramírez Ramírez, mi profesor en el Colegio Preparatorio. Este libro amén de otras, tiene la virtud de ser muy didáctico. La primera parte contiene cinco documentos ajenos a la pluma de Joel, pero cuya autoría él reconoce puntualmente; su finalidad es contextualizar el movimiento estudiantil mexicano dentro de otros acaecidos en la misma época en el mundo. A continuación el autor da su visión sobre el movimiento estudiantil del 68 en Veracruz y relata su participación en éste y otros acontecimientos estudiantiles de la década.

Al día siguiente, el 27 de septiembre, acudí al acto organizado por Lulio Valenzuela y otros en el Casino Xalapeño para tratar el mismo tema, especialmente lo acaecido en esta ciudad. Incluyó una exposición fotográfica y la charla de quienes fueron líderes estudiantiles destacados del Movimiento del 68 local: Ernesto Fernández Panes, Guillermo del Villar, Juan José Rodríguez Prats y Rafael Arias Hernández. Más que de reseña de acontecimientos el acto caminó por los senderos de la reflexión. Y en esto coincidieron esencialmente con lo que yo había expuesto el día anterior: que me parecían una exageración las posturas tanto de quienes afirman que el resultado de la elecciones del 1 de julio anterior era una consecuencia del Movimiento del 68, como de quienes dicen que del 68 a la fecha nada ha cambiado en México. Unos por interés político para sobredimensionar su éxito electoral y otros por ignorancia.

Más adelante iré dando cuenta aquí de mis reflexiones sobre este tema. Por ahora las páginas de los periódicos están saturadas de él, y la bibliografía sigue creciendo. La participación emotiva fue hace 50 años, hoy debe primar la reflexión para que nuestra experiencia sirva de algo a alguien.


evaz2010@hotmail.com



Hace dos días se cumplieron 50 años de la masacre en la Plaza de Tlatelolco; y la semana pasada, el 26 de septiembre, otro lapso igual con relación a la agresión policiaca con bombas lacrimógenas incluidas, en contra de una manifestación estudiantil sobre la calle de Lucio en el centro de esta ciudad capital. Para rememorar y reflexionar sobre estos hechos, acudí el miércoles 26 de septiembre a la presentación del libro escrito por Joel Hurtado Ramón, intitulado El Movimiento del 68. Un grito en el Silencio. Tuve el honor de compartir el panel de presentadores —en el Colegio de Veracruz— con la doctora en Derecho Margarita Herrera, mi compañera en la universidad, y con el maestro Marcelo Ramírez Ramírez, mi profesor en el Colegio Preparatorio. Este libro amén de otras, tiene la virtud de ser muy didáctico. La primera parte contiene cinco documentos ajenos a la pluma de Joel, pero cuya autoría él reconoce puntualmente; su finalidad es contextualizar el movimiento estudiantil mexicano dentro de otros acaecidos en la misma época en el mundo. A continuación el autor da su visión sobre el movimiento estudiantil del 68 en Veracruz y relata su participación en éste y otros acontecimientos estudiantiles de la década.

Al día siguiente, el 27 de septiembre, acudí al acto organizado por Lulio Valenzuela y otros en el Casino Xalapeño para tratar el mismo tema, especialmente lo acaecido en esta ciudad. Incluyó una exposición fotográfica y la charla de quienes fueron líderes estudiantiles destacados del Movimiento del 68 local: Ernesto Fernández Panes, Guillermo del Villar, Juan José Rodríguez Prats y Rafael Arias Hernández. Más que de reseña de acontecimientos el acto caminó por los senderos de la reflexión. Y en esto coincidieron esencialmente con lo que yo había expuesto el día anterior: que me parecían una exageración las posturas tanto de quienes afirman que el resultado de la elecciones del 1 de julio anterior era una consecuencia del Movimiento del 68, como de quienes dicen que del 68 a la fecha nada ha cambiado en México. Unos por interés político para sobredimensionar su éxito electoral y otros por ignorancia.

Más adelante iré dando cuenta aquí de mis reflexiones sobre este tema. Por ahora las páginas de los periódicos están saturadas de él, y la bibliografía sigue creciendo. La participación emotiva fue hace 50 años, hoy debe primar la reflexión para que nuestra experiencia sirva de algo a alguien.


evaz2010@hotmail.com