/ viernes 6 de julio de 2018

Algunos temas aislados

Desde que comenzamos a escribir, en muchas ocasiones se nos ha pedido escribir sobre temas muy variados y, a fuerza de ser sinceros, caímos en el error de dejarlos para después sin pensar que el después equivale al olvido, aunque sean interesantes.

Hoy trataremos de dar respuesta a ¿cómo enseñar el respeto al género opuesto, en la infancia?, a la vez que, ¿cómo acabar con los abusos de los prestadores de servicio en automóviles y camiones de servicio público de pasajeros?

En cuanto al primer tema diremos: en poesía hay una frase muy hermosa que a la letra dice: A la mujer no se le toca, ni con el pétalo de una rosa, atribuida a Óscar Wilde y en nuestro país la dio a conocer el poeta Amado Nervo. Se dice que cuando un hombre golpea a una mujer, deja de ser hombre para convertirse en una alimaña sin corazón; para evitar eso, desde pequeños, en casa si el hombre es un golpeador y los pequeños lo han visto, debe hablarse con ellos para decirles que eso no se debe hacer, de igual forma cuando se tenga oportunidad debe hacérseles ver que a las niñas, por el sólo hecho de ser mujeres, se les debe respetar. Y cuando sean grandes y busquen una compañera, con más razón. Pues de ello depende la felicidad de una pareja.

Luego entonces, si desde pequeños les enseñamos a vivir con el respeto mutuo; es decir, entre hombres y mujeres, tal vez colaboremos a que desaparezca el femicidio en nuestra sociedad, o los casos en que la mujer es la golpeadora, que son menos publicitados.

En cuanto al segundo tema es poco lo que podemos agregar a todo lo que ya hemos dicho, aseveramos lo anterior, porque hace mucho tiempo dejamos de subirnos a un camión ya que, por nuestra edad, quisimos aprovechar los precios, en una de esas ocasiones en que ofrecen cobrar dos o tres pesos menos si se es viejo; razón por la cual, al abordar dimos la cantidad anotada en el parabrisas, el chofer de mala gana nos dijo: “Aquí falta dinero”, cuando le indicamos el precio anotado, casi nos gritó: “Pero usted puede caminar, camine”, nos devolvió el dinero y nos bajamos. Desde entonces nos juramos caminar.

Así pues, sólo repetiremos lo que ya hemos dicho: en muchas ocasiones, hemos visto por ir aparentemente, jugando carreritas entre sí, dejan al público con el brazo estirado, en señal de querer abordarlo. Si la memoria no nos engaña, en alguna ocasión propusimos que se contratara a esos jovencitos que al parecer fueron contratados por los propios camioneros para indicarles qué tiempo les lleva el que va adelante, para vigilar a qué hora pasan para que sus directivos les señalen a qué hora deben hacerlo, a la vez que pongan un horario escrito y pegado a la pared de las paradas, con el fin de informar a los usuarios, el tiempo necesario para esperar.

Para terminar, sólo resta decir a ustedes que la raíz de ambos problemas es la falta de respeto con nuestros semejantes. ¡Salud!

Desde que comenzamos a escribir, en muchas ocasiones se nos ha pedido escribir sobre temas muy variados y, a fuerza de ser sinceros, caímos en el error de dejarlos para después sin pensar que el después equivale al olvido, aunque sean interesantes.

Hoy trataremos de dar respuesta a ¿cómo enseñar el respeto al género opuesto, en la infancia?, a la vez que, ¿cómo acabar con los abusos de los prestadores de servicio en automóviles y camiones de servicio público de pasajeros?

En cuanto al primer tema diremos: en poesía hay una frase muy hermosa que a la letra dice: A la mujer no se le toca, ni con el pétalo de una rosa, atribuida a Óscar Wilde y en nuestro país la dio a conocer el poeta Amado Nervo. Se dice que cuando un hombre golpea a una mujer, deja de ser hombre para convertirse en una alimaña sin corazón; para evitar eso, desde pequeños, en casa si el hombre es un golpeador y los pequeños lo han visto, debe hablarse con ellos para decirles que eso no se debe hacer, de igual forma cuando se tenga oportunidad debe hacérseles ver que a las niñas, por el sólo hecho de ser mujeres, se les debe respetar. Y cuando sean grandes y busquen una compañera, con más razón. Pues de ello depende la felicidad de una pareja.

Luego entonces, si desde pequeños les enseñamos a vivir con el respeto mutuo; es decir, entre hombres y mujeres, tal vez colaboremos a que desaparezca el femicidio en nuestra sociedad, o los casos en que la mujer es la golpeadora, que son menos publicitados.

En cuanto al segundo tema es poco lo que podemos agregar a todo lo que ya hemos dicho, aseveramos lo anterior, porque hace mucho tiempo dejamos de subirnos a un camión ya que, por nuestra edad, quisimos aprovechar los precios, en una de esas ocasiones en que ofrecen cobrar dos o tres pesos menos si se es viejo; razón por la cual, al abordar dimos la cantidad anotada en el parabrisas, el chofer de mala gana nos dijo: “Aquí falta dinero”, cuando le indicamos el precio anotado, casi nos gritó: “Pero usted puede caminar, camine”, nos devolvió el dinero y nos bajamos. Desde entonces nos juramos caminar.

Así pues, sólo repetiremos lo que ya hemos dicho: en muchas ocasiones, hemos visto por ir aparentemente, jugando carreritas entre sí, dejan al público con el brazo estirado, en señal de querer abordarlo. Si la memoria no nos engaña, en alguna ocasión propusimos que se contratara a esos jovencitos que al parecer fueron contratados por los propios camioneros para indicarles qué tiempo les lleva el que va adelante, para vigilar a qué hora pasan para que sus directivos les señalen a qué hora deben hacerlo, a la vez que pongan un horario escrito y pegado a la pared de las paradas, con el fin de informar a los usuarios, el tiempo necesario para esperar.

Para terminar, sólo resta decir a ustedes que la raíz de ambos problemas es la falta de respeto con nuestros semejantes. ¡Salud!