/ miércoles 25 de noviembre de 2020

Alianzas curan heridas históricas

Encuentro muchas razones, y como lo apunté en una columna previa, el Partido Verde fue un gran aliado de Enrique Peña Nieto. Lo ayudó a aprobar todas sus reformas estructurales; lo defendió frente a las críticas de la oposición, incluido López Obrador.

Fue en coalición con el PRI en 2006, 2009, 2012, 2015 y en 2018 en apoyo a José Antonio Meade (aunque Manuel Velasco, gobernador de Chiapas, apoyara política y financieramente a AMLO).

En los últimos 20 años el Partido Verde ha representado todo lo que AMLO cuestiona: frivolidad, oportunismo, apoyo del llamado neoliberalismo, personajes vinculados a la corrupción y el abuso del poder. Fueron aliados de Vicente Fox en el 2000, a quien López Obrador repugna. Luego lo fueron en 2006 de un paisano tabasqueño a quien AMLO acusó de fraude en 1994: Roberto Madrazo.

Luego fueron aliados entrañables de Peña Nieto, a quien hoy el Ejecutivo quiere someter a juicio junto con sus principales colaboradores.

Hoy el Partido Verde, aplicado y oportunista como antes, ya está sentado en la mesa de Morena. No es sorpresa que lo haga como lo ha hecho en el pasado.

Lo sorprendente es que el partido de la llamada 4T actúe de la misma forma como lo hizo antes el PRI y el PAN: aceptando el apoyo a cambio de votos y concediéndole peticiones y caprichos.

Morena quiere ir en alianza con el Verde en 2021 para culminar la 4T. En San Luis Potosí ambos partidos presentaron una solicitud de coalición denominada “Juntos haremos historia en San Luis Potosí”. Sin embargo, militantes y simpatizantes de Morena en la entidad rechazaron esta alianza que empuja Mario Delgado. Los dirigentes estatales de Morena, Sergio Serrano Soriano, y del PT, María Patricia Álvarez Escobedo, presentaron otra solicitud de coalición. Este bloque de desafía a las dirigencias nacionales afirmó que irá a tribunales en caso de que se valide la solicitud de registro con el Verde.

Mario Delgado anunció que se llevarán a cabo mesas de trabajo con militantes y simpatizantes para recoger su opinión respecto a las propuestas de coalición para 2021.

Delgado dijo que las coaliciones se llevarán a cabo con “aquellos partidos que a lo largo de los años hayan apoyado con hechos el proyecto del presidente y se comprometan a seguirlo haciendo”.

¿Cómo encajan los jóvenes del tucán en un proyecto de renovación que busca echar atrás las reformas que ellos mismos vitoreaban hace un lustro? ¿Cómo puede ser el Verde un activo de la 4T cuando solapó los abusos del poder en los últimos años, mismos abusos que hoy AMLO dice querer sancionar?

¿Cuál es el ejemplo de congruencia de aliarte con los amigos de tus enemigos?

La secretaria de Morena, Citlalli Hernández, reconoció en un mensaje por Facebook que la militancia no quiere una alianza con el Partido Verde. O sea, pragmatismo puro: no queremos, pero no queda de otra.

Por cierto, el actual coordinador del PEVM en la Cámara de Diputados, Arturo Escobar y Vega, ha sido un personaje también demasiado polémico. En 2015, Arturo Escobar fue nombrado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, pero tuvo que renunciar meses después por una investigación en su contra realizada por la Fepade, encabezada por Santiago Nieto, debido a que siendo dirigente nacional del PVEM firmó contratos para distribuir diez mil tarjetas Premia Platino con fines electorales.

Hoy Escobar es un aliado de AMLO para revertir las reformas que impulsó su exjefe y aliado Peña Nieto.

La política es pragmatismo, pero debe haber límites, sobre todo en el casi de Morena que dice representar un verdadero cambio. En su relación con el Verde, Morena muestra que es más de lo mismo.

El Partido Verde ha representado todo lo que AMLO cuestiona: frivolidad, oportunismo, apoyo del llamado neoliberalismo, corrupción y abuso del poder.

Encuentro muchas razones, y como lo apunté en una columna previa, el Partido Verde fue un gran aliado de Enrique Peña Nieto. Lo ayudó a aprobar todas sus reformas estructurales; lo defendió frente a las críticas de la oposición, incluido López Obrador.

Fue en coalición con el PRI en 2006, 2009, 2012, 2015 y en 2018 en apoyo a José Antonio Meade (aunque Manuel Velasco, gobernador de Chiapas, apoyara política y financieramente a AMLO).

En los últimos 20 años el Partido Verde ha representado todo lo que AMLO cuestiona: frivolidad, oportunismo, apoyo del llamado neoliberalismo, personajes vinculados a la corrupción y el abuso del poder. Fueron aliados de Vicente Fox en el 2000, a quien López Obrador repugna. Luego lo fueron en 2006 de un paisano tabasqueño a quien AMLO acusó de fraude en 1994: Roberto Madrazo.

Luego fueron aliados entrañables de Peña Nieto, a quien hoy el Ejecutivo quiere someter a juicio junto con sus principales colaboradores.

Hoy el Partido Verde, aplicado y oportunista como antes, ya está sentado en la mesa de Morena. No es sorpresa que lo haga como lo ha hecho en el pasado.

Lo sorprendente es que el partido de la llamada 4T actúe de la misma forma como lo hizo antes el PRI y el PAN: aceptando el apoyo a cambio de votos y concediéndole peticiones y caprichos.

Morena quiere ir en alianza con el Verde en 2021 para culminar la 4T. En San Luis Potosí ambos partidos presentaron una solicitud de coalición denominada “Juntos haremos historia en San Luis Potosí”. Sin embargo, militantes y simpatizantes de Morena en la entidad rechazaron esta alianza que empuja Mario Delgado. Los dirigentes estatales de Morena, Sergio Serrano Soriano, y del PT, María Patricia Álvarez Escobedo, presentaron otra solicitud de coalición. Este bloque de desafía a las dirigencias nacionales afirmó que irá a tribunales en caso de que se valide la solicitud de registro con el Verde.

Mario Delgado anunció que se llevarán a cabo mesas de trabajo con militantes y simpatizantes para recoger su opinión respecto a las propuestas de coalición para 2021.

Delgado dijo que las coaliciones se llevarán a cabo con “aquellos partidos que a lo largo de los años hayan apoyado con hechos el proyecto del presidente y se comprometan a seguirlo haciendo”.

¿Cómo encajan los jóvenes del tucán en un proyecto de renovación que busca echar atrás las reformas que ellos mismos vitoreaban hace un lustro? ¿Cómo puede ser el Verde un activo de la 4T cuando solapó los abusos del poder en los últimos años, mismos abusos que hoy AMLO dice querer sancionar?

¿Cuál es el ejemplo de congruencia de aliarte con los amigos de tus enemigos?

La secretaria de Morena, Citlalli Hernández, reconoció en un mensaje por Facebook que la militancia no quiere una alianza con el Partido Verde. O sea, pragmatismo puro: no queremos, pero no queda de otra.

Por cierto, el actual coordinador del PEVM en la Cámara de Diputados, Arturo Escobar y Vega, ha sido un personaje también demasiado polémico. En 2015, Arturo Escobar fue nombrado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, pero tuvo que renunciar meses después por una investigación en su contra realizada por la Fepade, encabezada por Santiago Nieto, debido a que siendo dirigente nacional del PVEM firmó contratos para distribuir diez mil tarjetas Premia Platino con fines electorales.

Hoy Escobar es un aliado de AMLO para revertir las reformas que impulsó su exjefe y aliado Peña Nieto.

La política es pragmatismo, pero debe haber límites, sobre todo en el casi de Morena que dice representar un verdadero cambio. En su relación con el Verde, Morena muestra que es más de lo mismo.

El Partido Verde ha representado todo lo que AMLO cuestiona: frivolidad, oportunismo, apoyo del llamado neoliberalismo, corrupción y abuso del poder.