/ miércoles 26 de diciembre de 2018

Aligere la carga

Puede parecer un lugar común y hasta cierto punto cursi, pero estas fechas motivan a la reflexión. Quizás el frío de diciembre o las calles vacías hacen que la mente recuerde los momentos gratos e ingratos del año que está por concluir. Uno desearía que todos los días fueran agradables; sin embargo, no es así. El trabajo, la familia, la rutina o la salud nos llevan a experimentar todas las emociones humanas a lo largo del año. En ocasiones el balance es positivo, pero muchas otras no. Y aquí es donde entra el título de esta colaboración. A lo largo del año nos enfrentamos a situaciones cuyo control escapa a nosotros. El clima, por ejemplo. No podemos dominar el frío ni el calor. Existen y punto. Y uno debe aprender a adaptarse a ellos. Lo mismo ocurre en la vida. No podemos elegir a nuestros compañeros de trabajo. Muchos de ellos, bueno, algunos, verdaderamente insoportables al grado de la repulsión; sin embargo, uno debe aprender a cohabitar con ellos. Igual ocurre con los vecinos, con el tráfico y hasta con uno que otro familiar.

Por eso lo mejor es perdonar y seguir adelante. Tratar de aligerar la carga que se cierne sobre nuestra espalda, pues está comprobado que guardar rencor o no hablar las cosas enferma el cuerpo y también el alma. Por eso no debemos dar importancia a situaciones que no la tienen. Y por el contrario, prestar más atención a lo verdaderamente relevante. Hace unos días después de leer mi colaboración titulada “Bruma”, publicada en este espacio, un gran amigo de nombre Francisco Licona me decía que, en efecto, uno debe aprender a valorar el momento y la circunstancia, pues el tiempo se va y no vuelve. De allí que las cosas más maravillosas de la vida no tengan precio. Por ejemplo, las mariposas que emocionan y hacen feliz a mi hijo Josué. El verlo dormir con una sonrisa dibujada en su rostro. El poder disfrutar del vuelo de las aves al amanecer. El caminar en la ciudad. El respirar el aire fresco de estos días. O simplemente, una taza de café en mi bello Coatepec.

Estas fechas simbolizan la unidad familiar. El compartir, repito, los momentos buenos y malos, pues al hacerlo aligeramos la carga de todo el año. Valoremos a nuestros amigos y a nuestras familias. A quienes a lo largo del año nos hicieron más placentera la estancia en la tierra. Y orar por quienes no lo hicieron. De allí que aproveche la generosidad que me brinda el lector para disculparme con quienes este año de manera involuntaria pude ofender con mis acciones. Pero también para agradecer el infinito amor de Dios. De mi familia, de mis hijos, de mi madre, de mis hermanos y amigos. Desear a quienes nos permitieron ser parte de sus vidas, que el año próximo sea de bendiciones y dicha. Que todos los sueños y las metas que se hayan propuesto se cumplan. Pero sobre todo, que haya salud y bienestar en sus hogares. Que así sea.

POSDATA:

Concluye el año con gobernabilidad en Veracruz. La nueva administración de Cuitláhuac García Jiménez ha anunciado proyectos que serán importantes para los ciudadanos. Empieza a llegar la inversión privada que generará miles de empleos. Los 212 municipios en paz. Los niños y jóvenes disfrutando de su periodo vacacional. Las vías de comunicación sin incidentes. Las instalaciones estratégicas funcionando. Puertos, aeropuertos, hidroeléctricas, etcétera. Que el año que está por iniciar sea de grandes acciones y realizaciones para los veracruzanos. Se le desea a Cuitláhuac García la mejor de las suertes en 2019.

mariodanielbadillo@hotmail.com

Puede parecer un lugar común y hasta cierto punto cursi, pero estas fechas motivan a la reflexión. Quizás el frío de diciembre o las calles vacías hacen que la mente recuerde los momentos gratos e ingratos del año que está por concluir. Uno desearía que todos los días fueran agradables; sin embargo, no es así. El trabajo, la familia, la rutina o la salud nos llevan a experimentar todas las emociones humanas a lo largo del año. En ocasiones el balance es positivo, pero muchas otras no. Y aquí es donde entra el título de esta colaboración. A lo largo del año nos enfrentamos a situaciones cuyo control escapa a nosotros. El clima, por ejemplo. No podemos dominar el frío ni el calor. Existen y punto. Y uno debe aprender a adaptarse a ellos. Lo mismo ocurre en la vida. No podemos elegir a nuestros compañeros de trabajo. Muchos de ellos, bueno, algunos, verdaderamente insoportables al grado de la repulsión; sin embargo, uno debe aprender a cohabitar con ellos. Igual ocurre con los vecinos, con el tráfico y hasta con uno que otro familiar.

Por eso lo mejor es perdonar y seguir adelante. Tratar de aligerar la carga que se cierne sobre nuestra espalda, pues está comprobado que guardar rencor o no hablar las cosas enferma el cuerpo y también el alma. Por eso no debemos dar importancia a situaciones que no la tienen. Y por el contrario, prestar más atención a lo verdaderamente relevante. Hace unos días después de leer mi colaboración titulada “Bruma”, publicada en este espacio, un gran amigo de nombre Francisco Licona me decía que, en efecto, uno debe aprender a valorar el momento y la circunstancia, pues el tiempo se va y no vuelve. De allí que las cosas más maravillosas de la vida no tengan precio. Por ejemplo, las mariposas que emocionan y hacen feliz a mi hijo Josué. El verlo dormir con una sonrisa dibujada en su rostro. El poder disfrutar del vuelo de las aves al amanecer. El caminar en la ciudad. El respirar el aire fresco de estos días. O simplemente, una taza de café en mi bello Coatepec.

Estas fechas simbolizan la unidad familiar. El compartir, repito, los momentos buenos y malos, pues al hacerlo aligeramos la carga de todo el año. Valoremos a nuestros amigos y a nuestras familias. A quienes a lo largo del año nos hicieron más placentera la estancia en la tierra. Y orar por quienes no lo hicieron. De allí que aproveche la generosidad que me brinda el lector para disculparme con quienes este año de manera involuntaria pude ofender con mis acciones. Pero también para agradecer el infinito amor de Dios. De mi familia, de mis hijos, de mi madre, de mis hermanos y amigos. Desear a quienes nos permitieron ser parte de sus vidas, que el año próximo sea de bendiciones y dicha. Que todos los sueños y las metas que se hayan propuesto se cumplan. Pero sobre todo, que haya salud y bienestar en sus hogares. Que así sea.

POSDATA:

Concluye el año con gobernabilidad en Veracruz. La nueva administración de Cuitláhuac García Jiménez ha anunciado proyectos que serán importantes para los ciudadanos. Empieza a llegar la inversión privada que generará miles de empleos. Los 212 municipios en paz. Los niños y jóvenes disfrutando de su periodo vacacional. Las vías de comunicación sin incidentes. Las instalaciones estratégicas funcionando. Puertos, aeropuertos, hidroeléctricas, etcétera. Que el año que está por iniciar sea de grandes acciones y realizaciones para los veracruzanos. Se le desea a Cuitláhuac García la mejor de las suertes en 2019.

mariodanielbadillo@hotmail.com

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