/ viernes 12 de enero de 2018

Alternancia fallida

Todo sistema político debe, para considerarse mínimamente democrático, contar con dos características fundamentales: 1. Tener un Estado de derecho que garantice la posibilidad de alternar el poder público entre distintas corrientes políticas y de ser necesario, transitar hacia nuevas formas de representación popular; y 2. Propiciar una sociedad civil activa con libertad para manifestar sus ideas sin temor a ser perseguido por las mismas.

En teoría los procesos electorales son la forma de manifestar estas dos características (que existe Estado de derecho y libertad de expresión). Sin embargo, la realidad que hoy vivimos es la de una alternancia que ha fracasado en renovar las aspiraciones populares y que ha decidido reprimir las expresiones sociales divergentes. La elite política que hoy gobierna nuestro estado ha fallado en su objetivo de dar certidumbre a la sociedad sobre la seguridad y el cambio de rumbo.

En Veracruz vivimos hace un año una alternancia histórica. Lamentablemente el titular del Ejecutivo estatal decidió hipotecar el proyecto social que acompañaba dicha alternancia política a cambio de heredarle el poder a su hijo. Hoy la realidad es el doblamiento de las instituciones y el dominio de la voluntad popular en manos de un grupo selecto que ha sobrepuesto los intereses privados y de familia por encima del bienestar general.

La falta de profesionalismo en el servicio público ha ocasionado ingobernabilidad en nuestro estado. El resultado de esta conducta antidemocrática del grupo en el poder constituye una verdadera tragedia social. Ante la imposibilidad de un camino legítimo que garantice las necesidades fundamentales de crecimiento social, la ciudadanía ha perdido su cohesión, el desencanto y la frustración han incrementado, y los actos de violencia y las salidas contra-estatales (narco-insurgencia y delincuencia organizada) han aumentado considerablemente.

Es responsabilidad de aquellos que buscan en la lucha electoral arrebatarle el poder a la monarquía que hoy gobierna Veracruz, definirse en torno a qué ruta tomaran para solucionar las carencias de la sociedad. Es urgente que se rompa con las formas y los vicios de la clase política que domina nuestro estado. Estoy seguro que para reconstruir las instituciones es necesario desmantelar la estructura autoritaria que nos han impuesto como gobierno. Eso sólo se puede lograr con vocación y profesionalización en el servicio público, dos características que debe tener aquel que aspire a liderar la transformación política de Veracruz.

@samuelferrerm

Todo sistema político debe, para considerarse mínimamente democrático, contar con dos características fundamentales: 1. Tener un Estado de derecho que garantice la posibilidad de alternar el poder público entre distintas corrientes políticas y de ser necesario, transitar hacia nuevas formas de representación popular; y 2. Propiciar una sociedad civil activa con libertad para manifestar sus ideas sin temor a ser perseguido por las mismas.

En teoría los procesos electorales son la forma de manifestar estas dos características (que existe Estado de derecho y libertad de expresión). Sin embargo, la realidad que hoy vivimos es la de una alternancia que ha fracasado en renovar las aspiraciones populares y que ha decidido reprimir las expresiones sociales divergentes. La elite política que hoy gobierna nuestro estado ha fallado en su objetivo de dar certidumbre a la sociedad sobre la seguridad y el cambio de rumbo.

En Veracruz vivimos hace un año una alternancia histórica. Lamentablemente el titular del Ejecutivo estatal decidió hipotecar el proyecto social que acompañaba dicha alternancia política a cambio de heredarle el poder a su hijo. Hoy la realidad es el doblamiento de las instituciones y el dominio de la voluntad popular en manos de un grupo selecto que ha sobrepuesto los intereses privados y de familia por encima del bienestar general.

La falta de profesionalismo en el servicio público ha ocasionado ingobernabilidad en nuestro estado. El resultado de esta conducta antidemocrática del grupo en el poder constituye una verdadera tragedia social. Ante la imposibilidad de un camino legítimo que garantice las necesidades fundamentales de crecimiento social, la ciudadanía ha perdido su cohesión, el desencanto y la frustración han incrementado, y los actos de violencia y las salidas contra-estatales (narco-insurgencia y delincuencia organizada) han aumentado considerablemente.

Es responsabilidad de aquellos que buscan en la lucha electoral arrebatarle el poder a la monarquía que hoy gobierna Veracruz, definirse en torno a qué ruta tomaran para solucionar las carencias de la sociedad. Es urgente que se rompa con las formas y los vicios de la clase política que domina nuestro estado. Estoy seguro que para reconstruir las instituciones es necesario desmantelar la estructura autoritaria que nos han impuesto como gobierno. Eso sólo se puede lograr con vocación y profesionalización en el servicio público, dos características que debe tener aquel que aspire a liderar la transformación política de Veracruz.

@samuelferrerm