/ domingo 19 de agosto de 2018

AMLO, el zócalo de sus recuerdos

El lugar de sus lamentos, protestas y, fundamentalmente, sueños. Un santuario donde idealizaba y ha platicado con el pueblo. Ahí ha decidido Andrés Manuel López Obrador que sea el escenario donde reciba las riendas del gobierno de México: El Zócalo.

Y una primicia del mensaje, lo manda adelantado AMLO: “Cambiar es, literalmente, “dejar una cosa o situación para tomar otra”. No es más de lo mismo, no es simulación o gatopardismo. Transformar no es ejecutar o “dar el violín”, instrumento que se toma con la izquierda y se toca con la derecha. No, no. Lo nuestro es auténtico y será distinto. “No vamos a decepcionar a nadie, como ha sucedido con movimientos que han creado expectativas y se han desvanecido, ni vamos a actuar como dirigentes, que al llegar al poder se traicionan a sí mismos y a sus seguidores”. El presidente electo pide no olvidar algo que ya nos sucedió: “Recuérdese que en nuestro país, en el 2000, se apostó a la alternancia y todo terminó en una farsa dañina, porque en vez de cambiar al régimen se le restauró con la simulación que significó el PRIAN, para causar mayores estragos durante los últimos tres sexenios”.

Y ratifica AMLO: “De modo que ahora sí el cambio va a fondo. El gobierno surgido del Movimiento de Regeneración Nacional dedicará toda su atención en establecer un auténtico Estado democrático de derecho; en acabar con la corrupción y la impunidad; en combatir la desigualdad y la pobreza y en fortalecer valores culturales, morales y espirituales”. A los favorecidos con el voto de las mayorías de este país Andrés Manuel López Obrador les exige “no olvidar que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”. A ver si le hacen caso y veremos si procede contra quienes quieran seguir usando la política como botín. Los fariseos con distintos disfraces (hasta de ovejas), pero igual voracidad desenfrenada.

AMLO habla de sus cátedras de perseverancia. “Hace seis años, en momentos de desolación, luego de las elecciones de 2012, escribí un libro que titulé No decir adiós a la esperanza, y transcribí un fragmento de un poema de Carlos Pellicer dedicado a Bolívar, a quien enfermo y en medio de malos acontecimientos, un amigo que le amaba le preguntó: “—Y, ahora, ¿qué va usté a hacer?”. —“¡Triunfar!”. Así respondió con loca fe el libertador.

“En esos mismos tiempos de adversidad sostuve que la fórmula era luchar, resistir, no claudicar, avanzar, caer y levantarse, recomenzar y así, hasta la victoria final, pero ¿qué creen?, todavía no hay victoria final. La habrá cuando no haya pobreza ni corrupción ni violencia, y cuando se logre la reconciliación nacional y se recobre por entero la gloria y la grandeza de México”.

@TobogandeMM


El lugar de sus lamentos, protestas y, fundamentalmente, sueños. Un santuario donde idealizaba y ha platicado con el pueblo. Ahí ha decidido Andrés Manuel López Obrador que sea el escenario donde reciba las riendas del gobierno de México: El Zócalo.

Y una primicia del mensaje, lo manda adelantado AMLO: “Cambiar es, literalmente, “dejar una cosa o situación para tomar otra”. No es más de lo mismo, no es simulación o gatopardismo. Transformar no es ejecutar o “dar el violín”, instrumento que se toma con la izquierda y se toca con la derecha. No, no. Lo nuestro es auténtico y será distinto. “No vamos a decepcionar a nadie, como ha sucedido con movimientos que han creado expectativas y se han desvanecido, ni vamos a actuar como dirigentes, que al llegar al poder se traicionan a sí mismos y a sus seguidores”. El presidente electo pide no olvidar algo que ya nos sucedió: “Recuérdese que en nuestro país, en el 2000, se apostó a la alternancia y todo terminó en una farsa dañina, porque en vez de cambiar al régimen se le restauró con la simulación que significó el PRIAN, para causar mayores estragos durante los últimos tres sexenios”.

Y ratifica AMLO: “De modo que ahora sí el cambio va a fondo. El gobierno surgido del Movimiento de Regeneración Nacional dedicará toda su atención en establecer un auténtico Estado democrático de derecho; en acabar con la corrupción y la impunidad; en combatir la desigualdad y la pobreza y en fortalecer valores culturales, morales y espirituales”. A los favorecidos con el voto de las mayorías de este país Andrés Manuel López Obrador les exige “no olvidar que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”. A ver si le hacen caso y veremos si procede contra quienes quieran seguir usando la política como botín. Los fariseos con distintos disfraces (hasta de ovejas), pero igual voracidad desenfrenada.

AMLO habla de sus cátedras de perseverancia. “Hace seis años, en momentos de desolación, luego de las elecciones de 2012, escribí un libro que titulé No decir adiós a la esperanza, y transcribí un fragmento de un poema de Carlos Pellicer dedicado a Bolívar, a quien enfermo y en medio de malos acontecimientos, un amigo que le amaba le preguntó: “—Y, ahora, ¿qué va usté a hacer?”. —“¡Triunfar!”. Así respondió con loca fe el libertador.

“En esos mismos tiempos de adversidad sostuve que la fórmula era luchar, resistir, no claudicar, avanzar, caer y levantarse, recomenzar y así, hasta la victoria final, pero ¿qué creen?, todavía no hay victoria final. La habrá cuando no haya pobreza ni corrupción ni violencia, y cuando se logre la reconciliación nacional y se recobre por entero la gloria y la grandeza de México”.

@TobogandeMM


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