/ viernes 21 de septiembre de 2018

AMLO, genio y figura, hasta la sepultara

La tozudez del presidente electo Andrés Manuel López Obrador se reitera en cada oportunidad que se le presenta, puesto que aún con las desventajas que puedan representar sus decisiones, compromisos y propuestas de campaña, no acepta ninguna recomendación para cambiar de actitud; por ejemplo, después del retraso de cuatro horas para la salida del avión que lo llevaría desde Huatulco, en Oaxaca a la CDMX, sus críticos han insistido en que AMLO debe viajar en el avión presidencial o en otro más modesto de la flotilla del gobierno federal, primero por razones de seguridad, y en segundo término, por los tiempos que el presidente debe aprovechar para la solución de los problemas del país.

Afirma el señor presidente electo que “no se va a subir al avión presidencial”, porque de ocurrir lo contrario “se le caería la cara de vergüenza” y es que López Obrador fija su postura en que en un país con tanta pobreza no cabe (ni por razones de seguridad) aprovechar el avión lujoso, cuando se sabe por cifras oficiales que hay 50 millones de mexicanos en estado de pobreza y 15 millones en extrema pobreza. Con esa actitud de quien será depositario del Poder Ejecutivo Federal durante los próximos 6 años, seguramente no cambiará en los hechos, su forma de hacer política, que resulta congruente hasta hoy con su forma de vida.

Así que en cuanto tome posesión de su cargo, el presidente vigilará que se cumpla con la venta del avión presidencial y con la subasta de la mayor parte de los aviones y helicópteros que han servido para transportar a funcionarios de alto nivel del gobierno federal de anteriores administraciones. Aprovecha la oportunidad el señor presidente electo para dejar bien claro que de aquí a que se rehabilite el espacio donde vivió el Benemérito de las Américas, dentro del Palacio Nacional, López Obrador seguirá viviendo con su familia, en la misma casa que habita y que en cuento se rehabilite el espacio que ocupará en el Palacio Nacional, se trasladará a dicho lugar para emular al expresidente Benito Juárez García.

De todas las ofertas de campaña, ya sabemos los mexicanos, que tanto el presidente AMLO, como sus colaboradores, habrán de esforzarse para cumplirlas al pie de la letra y que solo quedarán pendientes los compromisos que llegarán a resultar “humanamente imposibles”, tal como lo dejó bien claro la futura secretaria de Gobernación, ex ministra Olga Sánchez Cordero.


La tozudez del presidente electo Andrés Manuel López Obrador se reitera en cada oportunidad que se le presenta, puesto que aún con las desventajas que puedan representar sus decisiones, compromisos y propuestas de campaña, no acepta ninguna recomendación para cambiar de actitud; por ejemplo, después del retraso de cuatro horas para la salida del avión que lo llevaría desde Huatulco, en Oaxaca a la CDMX, sus críticos han insistido en que AMLO debe viajar en el avión presidencial o en otro más modesto de la flotilla del gobierno federal, primero por razones de seguridad, y en segundo término, por los tiempos que el presidente debe aprovechar para la solución de los problemas del país.

Afirma el señor presidente electo que “no se va a subir al avión presidencial”, porque de ocurrir lo contrario “se le caería la cara de vergüenza” y es que López Obrador fija su postura en que en un país con tanta pobreza no cabe (ni por razones de seguridad) aprovechar el avión lujoso, cuando se sabe por cifras oficiales que hay 50 millones de mexicanos en estado de pobreza y 15 millones en extrema pobreza. Con esa actitud de quien será depositario del Poder Ejecutivo Federal durante los próximos 6 años, seguramente no cambiará en los hechos, su forma de hacer política, que resulta congruente hasta hoy con su forma de vida.

Así que en cuanto tome posesión de su cargo, el presidente vigilará que se cumpla con la venta del avión presidencial y con la subasta de la mayor parte de los aviones y helicópteros que han servido para transportar a funcionarios de alto nivel del gobierno federal de anteriores administraciones. Aprovecha la oportunidad el señor presidente electo para dejar bien claro que de aquí a que se rehabilite el espacio donde vivió el Benemérito de las Américas, dentro del Palacio Nacional, López Obrador seguirá viviendo con su familia, en la misma casa que habita y que en cuento se rehabilite el espacio que ocupará en el Palacio Nacional, se trasladará a dicho lugar para emular al expresidente Benito Juárez García.

De todas las ofertas de campaña, ya sabemos los mexicanos, que tanto el presidente AMLO, como sus colaboradores, habrán de esforzarse para cumplirlas al pie de la letra y que solo quedarán pendientes los compromisos que llegarán a resultar “humanamente imposibles”, tal como lo dejó bien claro la futura secretaria de Gobernación, ex ministra Olga Sánchez Cordero.