/ miércoles 20 de junio de 2018

AMLO, ¿juarista?

Estamos a unos días de las elecciones y según casi todas las encuestas, el triunfador para presidente de la República será Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Por eso preocupan hondamente algunos de sus pronunciamientos y uno en particular. Me explico. Según lo ha reiterado el ahora candidato, en ejercicio de la presidencia se inspirará en Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas. Me ocupo por ahora de su juarismo. El Indio de Guelatao como presidente fue en extremo tolerante con la disidencia política, incluso de quienes habían sido sus antiguos correlegionarios. De ello nos dejó constancia invaluable don Daniel Cosío Villegas (la Constitución de 1857 y sus Críticos. FCE, CLÍO, 2007), al hablar de la independencia de los ministros de la Suprema Corte y la Corte misma durante la época de la República Restaurada. Cito: Sebastián Lerdo de Tejada siendo presidente de la Corte rompe con Juárez cuando éste decide buscar la reelección (válida conforme a la Constitución del 57); Vicente Riva Palacio renuncia a su cargo de ministro por desacuerdo con la política de Juárez; Ignacio M. Altamairano, “candidato a fiscal de la Suprema Corte en 1867, dirigía El Correo de México, un periódico dedicado a la campaña presidencial de Porfirio Díaz, en oposición a Benito Juárez”; Ignacio Ramírez, magistrado de la Corte, dirigía al mismo tiempo el periódico El Mensajero, y en él hizo “una campaña tenaz, malévola e inteligente contra la reelección del presidente Juárez en 1871”, y llegó a llamarle “ídolo fabricado hace pocos días para admiración de algún papanatas extranjero” (Págs. 98-100, Ob. Cit.). Y el presidente Juárez, ¿censuró u hostilizó a alguno de ellos por sus opiniones o conductas disidentes? En lo absoluto. En cambio, AMLO ha reprochado públicamente la postura de algunos medios de comunicación que no comulgan con él, como lo hizo el fin de semana anterior con el periódico Reforma por haber informado de los ilícitos cometidos por los maestros de la CNTE en Chiapas; y lo ha hecho con escritores y comunicadores como Jesús Silva Herzog-Márquez y Enrique Krauze. Si esta conducta asume como candidato, ¿qué futuro puede esperar la libertad de expresión cuando sea presidente de la República? Lo que sí es seguro es que sus puntos de vista serán amplificados por sus empleados en el gobierno, adláteres en el Congreso y voceros oficiosos. Lo grave es que mermar la libertad de expresión equivale a poner en peligro todas las demás libertades.

Estamos a unos días de las elecciones y según casi todas las encuestas, el triunfador para presidente de la República será Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Por eso preocupan hondamente algunos de sus pronunciamientos y uno en particular. Me explico. Según lo ha reiterado el ahora candidato, en ejercicio de la presidencia se inspirará en Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas. Me ocupo por ahora de su juarismo. El Indio de Guelatao como presidente fue en extremo tolerante con la disidencia política, incluso de quienes habían sido sus antiguos correlegionarios. De ello nos dejó constancia invaluable don Daniel Cosío Villegas (la Constitución de 1857 y sus Críticos. FCE, CLÍO, 2007), al hablar de la independencia de los ministros de la Suprema Corte y la Corte misma durante la época de la República Restaurada. Cito: Sebastián Lerdo de Tejada siendo presidente de la Corte rompe con Juárez cuando éste decide buscar la reelección (válida conforme a la Constitución del 57); Vicente Riva Palacio renuncia a su cargo de ministro por desacuerdo con la política de Juárez; Ignacio M. Altamairano, “candidato a fiscal de la Suprema Corte en 1867, dirigía El Correo de México, un periódico dedicado a la campaña presidencial de Porfirio Díaz, en oposición a Benito Juárez”; Ignacio Ramírez, magistrado de la Corte, dirigía al mismo tiempo el periódico El Mensajero, y en él hizo “una campaña tenaz, malévola e inteligente contra la reelección del presidente Juárez en 1871”, y llegó a llamarle “ídolo fabricado hace pocos días para admiración de algún papanatas extranjero” (Págs. 98-100, Ob. Cit.). Y el presidente Juárez, ¿censuró u hostilizó a alguno de ellos por sus opiniones o conductas disidentes? En lo absoluto. En cambio, AMLO ha reprochado públicamente la postura de algunos medios de comunicación que no comulgan con él, como lo hizo el fin de semana anterior con el periódico Reforma por haber informado de los ilícitos cometidos por los maestros de la CNTE en Chiapas; y lo ha hecho con escritores y comunicadores como Jesús Silva Herzog-Márquez y Enrique Krauze. Si esta conducta asume como candidato, ¿qué futuro puede esperar la libertad de expresión cuando sea presidente de la República? Lo que sí es seguro es que sus puntos de vista serán amplificados por sus empleados en el gobierno, adláteres en el Congreso y voceros oficiosos. Lo grave es que mermar la libertad de expresión equivale a poner en peligro todas las demás libertades.