/ domingo 3 de marzo de 2019

AMLO: ¿“Pacto” con cárteles?

A raíz de la declaración que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo en su conferencia de prensa el 30 de enero, en la que dijo que “oficialmente ya no hay guerra contra el narco, nosotros queremos la paz”...

Y luego de su gira, quince días después, por Badiraguato y Tamazula, en Sinaloa y Durango, zona considerada la puerta de entrada del llamado “Triángulo Dorado”, en la que ante miles de habitantes reiteró que no utilizará la fuerza para combatir a los líderes de las bandas del crimen organizado, al argumentar que esa táctica no ha dado resultado en los últimos años, ha comenzado a fortalecerse la versión de que la nueva administración federal de Morena, así como en su momento lo intentaron también otros regímenes del PRI y del PAN, estaría estableciendo acuerdos no escritos con los principales cárteles del narcotráfico con el propósito de disminuir la violencia.

“No vamos a serenar al país, ya está visto, que no se resuelve nada con el uso de la fuerza. No se puede apagar el fuego con el fuego, no se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede enfrentar el mal con el mal, el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien. La paz y la tranquilidad son fruto de la justicia”, remarcó en el terruño de Rafael Caro Quintero, los hermanos Beltrán Leyva y de Joaquín el Chapo Guzmán.

El tabasqueño, primer presidente que visita esta región, afirmó que con empleo y apoyos económicos a sus pobladores esta zona va a tener mejor perspectiva de vida y desincentivar su ingreso al crimen organizado.

Coincidentemente, a la semana siguiente, los líderes de algunas organizaciones del narcotráfico respaldaron el discurso presidencial. En Los Mochis y otras ciudades de Sonora, por ejemplo, aparecieron mantas con este mensaje atribuido al Cártel de Sinaloa: “Apoyamos la política de pacificación del gobierno federal, para regresar a la paz anterior. Se va a limpiar a todos los delincuentes y malandros que se dedican a extorsionar, secuestrar y cobrar piso”. Y en Jalisco fueron colgadas otras lonas en las que el Cártel Jalisco Nueva Generación anunciaba: “Se termina el huachicol. Apoyamos las medidas del gobierno federal. Nosotros, el CJNG, nos deslindamos del huachicoleo”.

¿Esta “limpieza” habrá llegado a Veracruz? La pregunta se hace por las recientes ejecuciones que coincidentemente se vienen dando en Xalapa y en otras ciudades del estado de algunos secuestradores, robacarros, líderes de mercados coludidos con extorsionadores, y de taxistas, como los cinco de Los Caguamos acribillados la semana anterior, quienes —se dice— habrían sido advertidos por uno de estos cárteles que ya no secuestraran ni extorsionaran.

A raíz de la declaración que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo en su conferencia de prensa el 30 de enero, en la que dijo que “oficialmente ya no hay guerra contra el narco, nosotros queremos la paz”...

Y luego de su gira, quince días después, por Badiraguato y Tamazula, en Sinaloa y Durango, zona considerada la puerta de entrada del llamado “Triángulo Dorado”, en la que ante miles de habitantes reiteró que no utilizará la fuerza para combatir a los líderes de las bandas del crimen organizado, al argumentar que esa táctica no ha dado resultado en los últimos años, ha comenzado a fortalecerse la versión de que la nueva administración federal de Morena, así como en su momento lo intentaron también otros regímenes del PRI y del PAN, estaría estableciendo acuerdos no escritos con los principales cárteles del narcotráfico con el propósito de disminuir la violencia.

“No vamos a serenar al país, ya está visto, que no se resuelve nada con el uso de la fuerza. No se puede apagar el fuego con el fuego, no se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede enfrentar el mal con el mal, el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien. La paz y la tranquilidad son fruto de la justicia”, remarcó en el terruño de Rafael Caro Quintero, los hermanos Beltrán Leyva y de Joaquín el Chapo Guzmán.

El tabasqueño, primer presidente que visita esta región, afirmó que con empleo y apoyos económicos a sus pobladores esta zona va a tener mejor perspectiva de vida y desincentivar su ingreso al crimen organizado.

Coincidentemente, a la semana siguiente, los líderes de algunas organizaciones del narcotráfico respaldaron el discurso presidencial. En Los Mochis y otras ciudades de Sonora, por ejemplo, aparecieron mantas con este mensaje atribuido al Cártel de Sinaloa: “Apoyamos la política de pacificación del gobierno federal, para regresar a la paz anterior. Se va a limpiar a todos los delincuentes y malandros que se dedican a extorsionar, secuestrar y cobrar piso”. Y en Jalisco fueron colgadas otras lonas en las que el Cártel Jalisco Nueva Generación anunciaba: “Se termina el huachicol. Apoyamos las medidas del gobierno federal. Nosotros, el CJNG, nos deslindamos del huachicoleo”.

¿Esta “limpieza” habrá llegado a Veracruz? La pregunta se hace por las recientes ejecuciones que coincidentemente se vienen dando en Xalapa y en otras ciudades del estado de algunos secuestradores, robacarros, líderes de mercados coludidos con extorsionadores, y de taxistas, como los cinco de Los Caguamos acribillados la semana anterior, quienes —se dice— habrían sido advertidos por uno de estos cárteles que ya no secuestraran ni extorsionaran.

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