Después de que concluya el combate a la corrupción petrolera, puesto al descubierto por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo que sigue es la consignación y detención de todos aquellos que resulten responsables del robo a cielo abierto...
Practicado por huachicoleros y ladrones de cuello blanco, cuyos nombres ya se comienzan a filtrar, sin que todavía se sepa la identidad de funcionarios de Pemex que seguramente llegarán al penal del Altiplano y a otros Ceferesos.
Las encuestas hechas a la población, que por la falta de gasolina está al borde de la desesperación y sufre por la carencia del combustible, mayoritariamente favorecen al presidente López Obrador; no se han hecho esperar las simpatías expresadas por la medida de combate a la corrupción e impunidad petrolera, al ver que van en serio y hasta se ha conseguido racionalizar el consumo de gasolina en apoyo a AMLO.
Lo que no se vale es que los más cercanos funcionarios del gabinete dejen solo al presidente y escondan cabeza y cuerpo, como avestruces, para no sufrir el desgaste que toda acción política implica, cuando se trata de corregir y eliminar los vicios de un sistema político corrupto, que acaba de terminar con el expresidente Enrique Peña Nieto y sus cómplices, enriquecidos y beneficiarios del cuestionado “perdón y olvido”, que en nada contribuye a corregir las conductas delictivas de los servidores públicos.
Por otra parte, nadie ha informado, Gobernación, Seguridad Pública, PGR, Energía, Sedena y Semar, de quién o quiénes de su dependencias trabajan en las investigaciones para actuar con prontitud y eficacia en contra de los delincuentes huachicoleros y de cuello blanco, que están a punto de salir huyendo del país, durante este tiempo perdido en las discusiones y reclamos de los afectados por la insuficiencia del combustible.
El jefe de Información de la Presidencia salió a los medios y con un informe escueto se limitó a decir lo que todo mundo ha visto por la televisión, las redes sociales y la prensa escrita. Lo bueno de todo es que la figura presidencial, en vez de sufrir el desgaste esperado por los conservadores y los ricos de México, su popularidad, ha crecido y ni siquiera ha necesitado de la solidaridad de los gobernadores morenistas o de secretarios, subsecretarios y directores del gobierno de la 4ª Transformación.
