/ domingo 7 de junio de 2020

Amlove en Veracruz

Un año y medio después habría de preguntarse si más allá de "los emisarios del pasado", Amlove convence a la población electoral con las giritas, el discurso bélico, llevar la contra a la mitad del mundo y a la mitad de la otra mitad, pues los demás son niños, cacareando que en Morena son "soldados de la patria".

Amlo lo dice así: "Ya domamos la pandemia. Vamos bien. Somos privilegiados. Ya se advierte una recuperación".

Luego, dichoso y feliz, se relame los labios. El tigre, satisfecho.

Desde el púlpito nacional, todos los días predica el mundo soñado y la llegaba del paraíso terrenal.

Y aun cuando millones de pobres reciben los programas sociales que con otro nombre antes repartían los priistas y panistas, se trata de paliativos, considerando que 6 de cada 10 habitantes del país están en la miseria y la pobreza, atrapados y sin salida.

Siguen igual que antes de Morena en el Palacio Nacional, allí donde también viviera Benito Juárez con la familia.

Es más, el grueso de la población está peor que antes porque los políticos guinda y marrón levantaron muchas, demasiadas esperanzas (treinta millones de votos en las urnas) y pronto el desencanto se multiplicó.

El presidente de la República se va de girita al interior de la república. Y en el camino enfrenta la protesta social. "¡Tenemos hambre!". "¡No tenemos que comer!", le gritan.

Puede, y como desde hace 18 meses, inculpar a los conservadores y neoliberales de crear y recrearle la inconformidad social.

Los ricos que buscan los privilegios de los tiempos priistas y panistas.

Pero…, un año y medio habrá quienes en verdad todavía crean en su palabra?

18 meses ha pasado Amlove en la discordia. Contestando, digamos, "a tiro por viaje" a los críticos, los enemigos y adversarios emboscados, los otros.

Pero un estadista tiene, ha de tener como objetivo superior la concordia.

Es el dueño del aparato gubernamental que suele arrasar con todo y con todos.

"¡Mátalos en caliente!" ordenó Porfirio Díaz Mori a su compadre y gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, para asesinar por la espalda y con el tiro de gracia a los 9 jarochos sublevados a nueva reelección.

Lejos está, parece estar, el presidente de la república de la concordia. Rijoso fue y rijoso sigue. Terco como él mismo lo ha aceptado continúa montado en su caballo brioso y bronco.

El país, fragmentado. Dividido. Buenos y malos. Nosotros y los otros. "¡Me quieren tumbar!" exclamó una vez su góber jarocho.

Un país polarizado. Ya van así dieciocho meses y días. Y como por delante están las elecciones de quince gobernadores, más presidentes municipales y diputados federales y locales hacia medianos del año 2021, entonces, más enfrentadas estarán las elites partidistas y Amlove y sus gobernadores.

¡Lástima, pronto llegó el desencanto! ¡Nadie votó para que Amlove se pusiera los guantes!

Antes, fue rijoso, como ahora. Pero antes encabezaba marchas de indígenas y campesinos en contra de Pemex desde Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México.

Ahora, es el presidente de la república. La política como posibilidad del diálogo para lograr acuerdos justos y transparentes, hecha a un lado.

La política que suma en vez de restar diferida para un dulce sueño de verano.

Miles de mexicanos estarán arrepentidos de haber votado por él.

Un año y medio después habría de preguntarse si más allá de "los emisarios del pasado", Amlove convence a la población electoral con las giritas, el discurso bélico, llevar la contra a la mitad del mundo y a la mitad de la otra mitad, pues los demás son niños, cacareando que en Morena son "soldados de la patria".

Amlo lo dice así: "Ya domamos la pandemia. Vamos bien. Somos privilegiados. Ya se advierte una recuperación".

Luego, dichoso y feliz, se relame los labios. El tigre, satisfecho.

Desde el púlpito nacional, todos los días predica el mundo soñado y la llegaba del paraíso terrenal.

Y aun cuando millones de pobres reciben los programas sociales que con otro nombre antes repartían los priistas y panistas, se trata de paliativos, considerando que 6 de cada 10 habitantes del país están en la miseria y la pobreza, atrapados y sin salida.

Siguen igual que antes de Morena en el Palacio Nacional, allí donde también viviera Benito Juárez con la familia.

Es más, el grueso de la población está peor que antes porque los políticos guinda y marrón levantaron muchas, demasiadas esperanzas (treinta millones de votos en las urnas) y pronto el desencanto se multiplicó.

El presidente de la República se va de girita al interior de la república. Y en el camino enfrenta la protesta social. "¡Tenemos hambre!". "¡No tenemos que comer!", le gritan.

Puede, y como desde hace 18 meses, inculpar a los conservadores y neoliberales de crear y recrearle la inconformidad social.

Los ricos que buscan los privilegios de los tiempos priistas y panistas.

Pero…, un año y medio habrá quienes en verdad todavía crean en su palabra?

18 meses ha pasado Amlove en la discordia. Contestando, digamos, "a tiro por viaje" a los críticos, los enemigos y adversarios emboscados, los otros.

Pero un estadista tiene, ha de tener como objetivo superior la concordia.

Es el dueño del aparato gubernamental que suele arrasar con todo y con todos.

"¡Mátalos en caliente!" ordenó Porfirio Díaz Mori a su compadre y gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, para asesinar por la espalda y con el tiro de gracia a los 9 jarochos sublevados a nueva reelección.

Lejos está, parece estar, el presidente de la república de la concordia. Rijoso fue y rijoso sigue. Terco como él mismo lo ha aceptado continúa montado en su caballo brioso y bronco.

El país, fragmentado. Dividido. Buenos y malos. Nosotros y los otros. "¡Me quieren tumbar!" exclamó una vez su góber jarocho.

Un país polarizado. Ya van así dieciocho meses y días. Y como por delante están las elecciones de quince gobernadores, más presidentes municipales y diputados federales y locales hacia medianos del año 2021, entonces, más enfrentadas estarán las elites partidistas y Amlove y sus gobernadores.

¡Lástima, pronto llegó el desencanto! ¡Nadie votó para que Amlove se pusiera los guantes!

Antes, fue rijoso, como ahora. Pero antes encabezaba marchas de indígenas y campesinos en contra de Pemex desde Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México.

Ahora, es el presidente de la república. La política como posibilidad del diálogo para lograr acuerdos justos y transparentes, hecha a un lado.

La política que suma en vez de restar diferida para un dulce sueño de verano.

Miles de mexicanos estarán arrepentidos de haber votado por él.

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