/ sábado 5 de junio de 2021

Ángeles y demonios

Los pueblos antiguos tenían arraigada una creencia en seres sobrenaturales, lo notamos en su cosmovisión y en muchas de sus prácticas. Incluso, los pueblos cercanos a Israel, en su pensamiento dualista consideraban que había espíritus buenos y espíritus malos.

En la mitología de muchas culturas antiguas queda claro que a esos espíritus malvados se les responsabiliza de la corrupción en el hombre. Incluso, fueron los griegos quienes hicieron populares a los demonios, que tenían la función de separar y dividir. Sin embargo, en estas culturas el referente de los demonios no es muy claro. Es equívoco el referente que señalan: en algunos casos se refieren a dioses (como en el caso de Homero), en otros refiere las almas de los muertos, en otros casos a seres protectores, incluso a movimientos del interior, de la propia alma (como lo consideraba Sócrates). Los latinos, por su lado, responsabilizan a estos espíritus incluso de las enfermedades. Hay una larga tradición respecto de estos espíritus.

Se cree que la figura de Satanás o del diablo, como antagonista de Dios y de los que son de Dios, es decir, de los justos, es una creación del judaísmo postexílico. En el Antiguo Testamento aparece primero como la serpiente, se le personifica con otros seres y animales, se le asocia con lugares como el desierto. Se le atribuyen funciones como la del acusador. Sin embargo, queda claro que Dios es superior a él, lo que se distingue con claridad en el castigo que, en la Sentencia, Dios profiere a la serpiente. Es decir, desde siempre Satanás ha sido vencido. Dios castiga a Satanás, lo que resplandece en el pasaje de las tentaciones, donde Jesús como Señor vence la tentación y al tentador.

¿Quién es Satanás?, Satanás o el diablo y los otros demonios, o ángeles caídos, se consideran así porque se resistieron libremente a servir a Dios, se opusieron a su designio, y esta opción en contra de Dios es definitiva, irrevocable, de ahí que intenten –satanás y sus huestes– asociar al hombre en su rebelión contra Dios. Satanás siempre aparece como el vencido, como el que tiene fuerza limitada. Desde el inicio ha sido vencido por Dios.

Desde el comienzo de su ministerio el Hijo de Dios ha significado la ruina de Satanás y de la muerte; Satanás es un enemigo vencido. Los mismos demonios así lo declaran: “¡Qué tienes contra nosotros!, sabemos que eres el santo de Dios. Los enemigos de Jesús lo consideran poseído por Satanás y por eso echa fuera los demonios.

Los pueblos antiguos tenían arraigada una creencia en seres sobrenaturales, lo notamos en su cosmovisión y en muchas de sus prácticas. Incluso, los pueblos cercanos a Israel, en su pensamiento dualista consideraban que había espíritus buenos y espíritus malos.

En la mitología de muchas culturas antiguas queda claro que a esos espíritus malvados se les responsabiliza de la corrupción en el hombre. Incluso, fueron los griegos quienes hicieron populares a los demonios, que tenían la función de separar y dividir. Sin embargo, en estas culturas el referente de los demonios no es muy claro. Es equívoco el referente que señalan: en algunos casos se refieren a dioses (como en el caso de Homero), en otros refiere las almas de los muertos, en otros casos a seres protectores, incluso a movimientos del interior, de la propia alma (como lo consideraba Sócrates). Los latinos, por su lado, responsabilizan a estos espíritus incluso de las enfermedades. Hay una larga tradición respecto de estos espíritus.

Se cree que la figura de Satanás o del diablo, como antagonista de Dios y de los que son de Dios, es decir, de los justos, es una creación del judaísmo postexílico. En el Antiguo Testamento aparece primero como la serpiente, se le personifica con otros seres y animales, se le asocia con lugares como el desierto. Se le atribuyen funciones como la del acusador. Sin embargo, queda claro que Dios es superior a él, lo que se distingue con claridad en el castigo que, en la Sentencia, Dios profiere a la serpiente. Es decir, desde siempre Satanás ha sido vencido. Dios castiga a Satanás, lo que resplandece en el pasaje de las tentaciones, donde Jesús como Señor vence la tentación y al tentador.

¿Quién es Satanás?, Satanás o el diablo y los otros demonios, o ángeles caídos, se consideran así porque se resistieron libremente a servir a Dios, se opusieron a su designio, y esta opción en contra de Dios es definitiva, irrevocable, de ahí que intenten –satanás y sus huestes– asociar al hombre en su rebelión contra Dios. Satanás siempre aparece como el vencido, como el que tiene fuerza limitada. Desde el inicio ha sido vencido por Dios.

Desde el comienzo de su ministerio el Hijo de Dios ha significado la ruina de Satanás y de la muerte; Satanás es un enemigo vencido. Los mismos demonios así lo declaran: “¡Qué tienes contra nosotros!, sabemos que eres el santo de Dios. Los enemigos de Jesús lo consideran poseído por Satanás y por eso echa fuera los demonios.