/ jueves 7 de octubre de 2021

Áreas naturales sin protección

En Veracruz, las áreas naturales protegidas se encuentran en el abandono presupuestal, lo que impide que se les atienda de manera correcta.

El Cofre de Perote, el Pico de Orizaba, el Sistema Arrecifal Veracruzano, la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas y el Sistema Arrecifal Lobos en Tuxpan carecen de los recursos suficientes para que se les proteja y conserve. El asunto es complejo, ya que al carecer de dinero no se pueden solventar los gastos diarios de operación, así como el mantenimiento de las unidades, incluso, la compra de combustible. Desde hace aproximadamente cuatro años, el presupuesto destinado al sector ambiental ha sufrido recortes, y a esto se suma el daño causado por la mano del hombre. Por si fuera poco, existe un ambiente de impunidad, pues no hay operativos de vigilancia en las zonas donde se llevan a cabo talas ilegales, de manera que no hay ningún tipo de sanción, multa ni mucho menos se interponen denuncias penales para dar con los responsables que la deforestación en los bosques de la entidad veracruzana. Tan sólo en este año, el presupuesto destinado para esos espacios fue de 14 millones de pesos, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). La falta de recursos también afecta otras zonas de protección, como las costeras, o determinados ecosistemas, lo que incluye el cuidado y conservación de la flora y fauna. Esto se agrava porque no hay programas de restauración ecológica, lo que también incide en la salud de las personas. Las autoridades deben mirar hacia la defensa del patrimonio natural y no lo están haciendo. Más allá de los discursos que aseguran que existe un cuidado y protección medio ambiental, las áreas naturales protegidas se deben atender de manera real y para ello se requiere destinar suficientes recursos para operar.

Se necesitan al menos 150 mil pesos al mes para operar y actuar en la conservación, mantenimiento y preservación. Se requiere, de igual manera, la participación de los tres niveles de gobierno y, sobre todo, que exista voluntad política para actuar; además, urgen acciones de concienciación entre la población para evitar que se siga causando más daño al entorno, ya no sólo a las zonas protegidas, sino en general a los ecosistemas.

El dinero presupuestado para las áreas naturales protegidas para este 2021, que asciende a 14.4 millones de pesos, se destina de la siguiente manera: 5 mdp para la Biosfera de los Tuxtlas; 3.1 mdp para el parque nacional Pico de Orizaba; 1.9 mdp para el sistema arrecifal veracruzano; 2.5 mdp para el Cofre de Perote, y 1.6 millones de pesos para la isla Lobos en Tuxpan.

Aunque parecería que es suficiente el presupuesto, no es así, porque se trata de miles de hectáreas que se deben cubrir, por lo que sin recursos suficientes es imposible operar y que se atienda la deforestación.

Lo peor que puede suceder es que las autoridades, tanto federales, como del estado y municipios, dejen abandonada a su suerte dichas áreas, lo que ya impacta en el equilibrio ambiental.

Es urgente que se mantenga la protección, conservación y preservación de las áreas naturales protegidas, pues de otra manera se agravará la crisis ambiental, lo que, al final, también impactará en la sociedad.

En Veracruz, las áreas naturales protegidas se encuentran en el abandono presupuestal, lo que impide que se les atienda de manera correcta.

El Cofre de Perote, el Pico de Orizaba, el Sistema Arrecifal Veracruzano, la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas y el Sistema Arrecifal Lobos en Tuxpan carecen de los recursos suficientes para que se les proteja y conserve. El asunto es complejo, ya que al carecer de dinero no se pueden solventar los gastos diarios de operación, así como el mantenimiento de las unidades, incluso, la compra de combustible. Desde hace aproximadamente cuatro años, el presupuesto destinado al sector ambiental ha sufrido recortes, y a esto se suma el daño causado por la mano del hombre. Por si fuera poco, existe un ambiente de impunidad, pues no hay operativos de vigilancia en las zonas donde se llevan a cabo talas ilegales, de manera que no hay ningún tipo de sanción, multa ni mucho menos se interponen denuncias penales para dar con los responsables que la deforestación en los bosques de la entidad veracruzana. Tan sólo en este año, el presupuesto destinado para esos espacios fue de 14 millones de pesos, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). La falta de recursos también afecta otras zonas de protección, como las costeras, o determinados ecosistemas, lo que incluye el cuidado y conservación de la flora y fauna. Esto se agrava porque no hay programas de restauración ecológica, lo que también incide en la salud de las personas. Las autoridades deben mirar hacia la defensa del patrimonio natural y no lo están haciendo. Más allá de los discursos que aseguran que existe un cuidado y protección medio ambiental, las áreas naturales protegidas se deben atender de manera real y para ello se requiere destinar suficientes recursos para operar.

Se necesitan al menos 150 mil pesos al mes para operar y actuar en la conservación, mantenimiento y preservación. Se requiere, de igual manera, la participación de los tres niveles de gobierno y, sobre todo, que exista voluntad política para actuar; además, urgen acciones de concienciación entre la población para evitar que se siga causando más daño al entorno, ya no sólo a las zonas protegidas, sino en general a los ecosistemas.

El dinero presupuestado para las áreas naturales protegidas para este 2021, que asciende a 14.4 millones de pesos, se destina de la siguiente manera: 5 mdp para la Biosfera de los Tuxtlas; 3.1 mdp para el parque nacional Pico de Orizaba; 1.9 mdp para el sistema arrecifal veracruzano; 2.5 mdp para el Cofre de Perote, y 1.6 millones de pesos para la isla Lobos en Tuxpan.

Aunque parecería que es suficiente el presupuesto, no es así, porque se trata de miles de hectáreas que se deben cubrir, por lo que sin recursos suficientes es imposible operar y que se atienda la deforestación.

Lo peor que puede suceder es que las autoridades, tanto federales, como del estado y municipios, dejen abandonada a su suerte dichas áreas, lo que ya impacta en el equilibrio ambiental.

Es urgente que se mantenga la protección, conservación y preservación de las áreas naturales protegidas, pues de otra manera se agravará la crisis ambiental, lo que, al final, también impactará en la sociedad.