/ martes 8 de octubre de 2019

Arturo Zaldívar, por la independencia de la Suprema Corte   

La sociedad debe saber que el conjunto de dependencias estatales que ejercen las funciones en que se desarrolla el gobierno, se dividen para evitar abusos del gobernante que recibe el poder soberano del pueblo, mediante elecciones que deben ser democráticas, en donde resulte triunfador el personaje a quien más confianza le tenga la sociedad.

Por salud pública la división del poder se impone en tres instituciones, que sirven de contrapeso y equilibran el uso del gobierno de manera controlada, que permite, por un lado, que el Poder Legislativo se encargue de hacer las leyes y de fiscalizar a los otros dos poderes; el Ejecutivo, que recae en un solo individuo AMLO, quien debe velar por su cumplimiento, y el Judicial, por ahora representado por el ministro Arturo Zaldívar, quien tiene que garantizar el cumplimiento estricto de la constitución y de las leyes que de ella emanen.

La Constitución prohíbe que dos o más poderes recaigan en una sola persona, donde el Ejecutivo provea lo necesario para su cumplimiento; es decir, el uso de la fuerza pública con la denominación que cada régimen sexenal le va imponiendo. En este caso la Guardia Nacional, creación de López Obrador, integrada por el Ejército, la Marina, Policía Federal y las policías de cada uno de los estados de la República.

A propósito de la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, se especuló que era una sumisión del Poder Judicial al Ejecutivo; fue entonces cuando el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia salió al paso para aclarar que defenderá la autonomía y la independencia del máximo tribunal y que respecto a los otros poderes, su actuación será de aplicación estricta de la ley.

Y qué bueno que Lelo de Larrea haya aclarado la posición del Poder Judicial que él representa, de lo contrario mucho se habría especulado sobre la intención del presidente de la República, para eternizarse en el cargo, a tal grado que el mismo López Obrador tuvo que señalar que no es su intención y que es seguidor del prócer revolucionario Francisco I. Madero.

Del Poder Legislativo, flaco favor le hace al presidente López Obrador el coordinador de los diputados Mario Delgado, cuando afirma sin pensar (o sin saber) que los diputados y senadores representan al pueblo y tienen la obligación de velar por sus intereses, lo contrario sería convertir en autocrático al gobierno de AMLO, que fue electo por la vía democrática sin discusión alguna.



La sociedad debe saber que el conjunto de dependencias estatales que ejercen las funciones en que se desarrolla el gobierno, se dividen para evitar abusos del gobernante que recibe el poder soberano del pueblo, mediante elecciones que deben ser democráticas, en donde resulte triunfador el personaje a quien más confianza le tenga la sociedad.

Por salud pública la división del poder se impone en tres instituciones, que sirven de contrapeso y equilibran el uso del gobierno de manera controlada, que permite, por un lado, que el Poder Legislativo se encargue de hacer las leyes y de fiscalizar a los otros dos poderes; el Ejecutivo, que recae en un solo individuo AMLO, quien debe velar por su cumplimiento, y el Judicial, por ahora representado por el ministro Arturo Zaldívar, quien tiene que garantizar el cumplimiento estricto de la constitución y de las leyes que de ella emanen.

La Constitución prohíbe que dos o más poderes recaigan en una sola persona, donde el Ejecutivo provea lo necesario para su cumplimiento; es decir, el uso de la fuerza pública con la denominación que cada régimen sexenal le va imponiendo. En este caso la Guardia Nacional, creación de López Obrador, integrada por el Ejército, la Marina, Policía Federal y las policías de cada uno de los estados de la República.

A propósito de la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, se especuló que era una sumisión del Poder Judicial al Ejecutivo; fue entonces cuando el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia salió al paso para aclarar que defenderá la autonomía y la independencia del máximo tribunal y que respecto a los otros poderes, su actuación será de aplicación estricta de la ley.

Y qué bueno que Lelo de Larrea haya aclarado la posición del Poder Judicial que él representa, de lo contrario mucho se habría especulado sobre la intención del presidente de la República, para eternizarse en el cargo, a tal grado que el mismo López Obrador tuvo que señalar que no es su intención y que es seguidor del prócer revolucionario Francisco I. Madero.

Del Poder Legislativo, flaco favor le hace al presidente López Obrador el coordinador de los diputados Mario Delgado, cuando afirma sin pensar (o sin saber) que los diputados y senadores representan al pueblo y tienen la obligación de velar por sus intereses, lo contrario sería convertir en autocrático al gobierno de AMLO, que fue electo por la vía democrática sin discusión alguna.