/ domingo 25 de agosto de 2019

Ataque aparatoso y orquestado de encapuchados

Lo que sucedió en Altotonga, en la semana que acaba de concluir, es otra muestra de que la política sigue en lo mismo. Las formas de presionar o ablandar a los rivales no cambian.

Varios sujetos, encapuchados, llegaron al palacio municipal y causaron diversos destrozos, en hechos que alcanzaron gran difusión pues casualmente en esos momentos estaban ahí varios reporteros.

Los daños no fueron cuantiosos, más bien fueron aparatosos. Los que los provocaron, o quienes los mandaron, sabían qué hacer para llamar la atención y consiguieron su objetivo.

Fueron unos cinco minutos de romper cristales y otros objetos para después retirarse. El hecho de que los alborotadores estuvieran cubiertos del rostro hace suponer que eran de ahí y así aseguraron que nadie los reconociera.

Esta acción se da en el contexto de una disputa entre ediles que, en un ángulo, tiene que ver con dinero; en otro, con lo que se vive actualmente políticamente en el estado y, en uno más, con lo que se avecina por el próximo proceso electoral.

Desde hace algún tiempo, regidores han expuesto su demanda de aumento en el sueldo. Comparado con lo que perciben ediles de otros ayuntamientos, aunque sea de demarcaciones con menos población y mayor marginación, puede decirse que ganan poco.

De acuerdo a lo que se sabe, los regidores perciben alrededor de 15 mil pesos mensuales, lo que no puede considerarse como algo alto. En otros lados los sueldos que se asignan son realmente insultantes para las condiciones de vida de quienes representan y para lo que hacen como trabajo.

En Altotonga el alcalde es de Movimiento Ciudadano, al igual que la síndica. Las regidurías se reparten entre militantes de Morena, PAN, PRD y PT (una regidora entró por el PRI pero después se cambió al PT).

Es precisamente la regidora del PT la que, afirman, ha tomado la bandera de que se les pague a los agentes municipales, lo que tarde o temprano tendrá que suceder, y otras que tienen que ver con los salarios de los ediles. Sin embargo, comentan que en lo personal no hay tanto problema, pues a su cargo en el ayuntamiento supuestamente suma los sueldos que percibe en dos escuelas.

En fin, en Altotonga concurrirían otros factores que habrían desembocado en el ataque aparatoso y orquestado al palacio municipal, el cual pareciera que está destinado a quedar sin castigo, pese a la denuncia presentada en la Fiscalía.

¿Se volverán a registrar este tipo de hechos, allá o en otros municipios, conforme se aproximen las siguientes elecciones? Ya se verá.


Lo que sucedió en Altotonga, en la semana que acaba de concluir, es otra muestra de que la política sigue en lo mismo. Las formas de presionar o ablandar a los rivales no cambian.

Varios sujetos, encapuchados, llegaron al palacio municipal y causaron diversos destrozos, en hechos que alcanzaron gran difusión pues casualmente en esos momentos estaban ahí varios reporteros.

Los daños no fueron cuantiosos, más bien fueron aparatosos. Los que los provocaron, o quienes los mandaron, sabían qué hacer para llamar la atención y consiguieron su objetivo.

Fueron unos cinco minutos de romper cristales y otros objetos para después retirarse. El hecho de que los alborotadores estuvieran cubiertos del rostro hace suponer que eran de ahí y así aseguraron que nadie los reconociera.

Esta acción se da en el contexto de una disputa entre ediles que, en un ángulo, tiene que ver con dinero; en otro, con lo que se vive actualmente políticamente en el estado y, en uno más, con lo que se avecina por el próximo proceso electoral.

Desde hace algún tiempo, regidores han expuesto su demanda de aumento en el sueldo. Comparado con lo que perciben ediles de otros ayuntamientos, aunque sea de demarcaciones con menos población y mayor marginación, puede decirse que ganan poco.

De acuerdo a lo que se sabe, los regidores perciben alrededor de 15 mil pesos mensuales, lo que no puede considerarse como algo alto. En otros lados los sueldos que se asignan son realmente insultantes para las condiciones de vida de quienes representan y para lo que hacen como trabajo.

En Altotonga el alcalde es de Movimiento Ciudadano, al igual que la síndica. Las regidurías se reparten entre militantes de Morena, PAN, PRD y PT (una regidora entró por el PRI pero después se cambió al PT).

Es precisamente la regidora del PT la que, afirman, ha tomado la bandera de que se les pague a los agentes municipales, lo que tarde o temprano tendrá que suceder, y otras que tienen que ver con los salarios de los ediles. Sin embargo, comentan que en lo personal no hay tanto problema, pues a su cargo en el ayuntamiento supuestamente suma los sueldos que percibe en dos escuelas.

En fin, en Altotonga concurrirían otros factores que habrían desembocado en el ataque aparatoso y orquestado al palacio municipal, el cual pareciera que está destinado a quedar sin castigo, pese a la denuncia presentada en la Fiscalía.

¿Se volverán a registrar este tipo de hechos, allá o en otros municipios, conforme se aproximen las siguientes elecciones? Ya se verá.