/ domingo 29 de mayo de 2022

Cada elección, distinta circunstancia

Platicaba hace varios días con los expresidentes municipales de Tlapacoyan, Víctor Apolinar Hernández y Juvencio Romano Cortés, en una reunión que realizamos de la Fundación Lázaro Cárdenas, sobre los resultados que tendrán las elecciones del próximo domingo 5 de junio, y si éstas fortalecerían o no a Morena si obtuviera la mayoría de los triunfos rumbo a la madre de todas las elecciones, las de junio de 2024.

Les comenté que sea cual fuere el resultado en Durango, Aguascalientes, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca, éstas no serán determinantes para la presidencial, porque cada elección es distinta por sus propias circunstancias, y porque las de 2024 dependerán mucho de los candidatos que surjan de los partidos políticos, de la solidez que éstos tengan después del proceso que tengan para nominarlos, así como del proyecto de nación que ofrezcan a la ciudadanía.

Les puse el ejemplo añejo de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, que emergió de una división del otrora partido poderoso PRI y quien sin recursos económicos y con una pléyade de partidos pequeños ganó la elección presidencial, cuando nadie apostaba por siquiera un rasguño para aquel partido de Estado y que solo el gigantesco fraude electoral ejecutado por Manuel Bartlett evitó que se convirtiera en presidente de México.

Les hablé de Morena, donde todos sus liderazgos trabajaron monolíticamente para sacar adelante el ejercicio de la Revocación de Mandato, y que lo mismo están haciendo para la elección venidera del próximo domingo, y que así lo harán para las dos elecciones de 2023 (Coahuila y Estado de México). Pero les aseguré y lo reitero hoy aquí, que desde finales de ese año Morena irá desmoronándose, porque la decisión que tome >el gran elector< para decidir a su candidata o candidato presidencial, fracturará esa unidad que hasta hoy muestran, y sea quien sea, los no nominados, abierta o subrepticiamente se abrirán para buscar otros rumbos políticos con la oposición, que dependerá para derrotar al partido de Andrés Manuel de un excelente candidato a la Presidencia de la República, así como del programa de gobierno que ofrezca al electorado, es decir, el camino, la ruta, las soluciones viables para sacar al país de la terrible y temible tragedia que vive México y los mexicanos, generada por el actual gobierno.

Esto último es esencial. No basta con tener a un excelente candidato o candidata a la presidencia de México, sino la plataforma electoral, es decir, cómo va a resolver el problema de inseguridad que vive la nación.

Requerimos el proyecto de nación donde nos explique con qué va financiar el desarrollo agrícola, industrial, artesanal, ganadero, educacional, ambiental, de salud, para generar el bienestar que exigimos decenas de millones de compatriotas, y desde luego, examinar si ese candidato o candidata ya tuvo algún cargo de elección popular y fue exitoso en su gobierno, o forma parte de la mafia del poder que nos ha conducido al precipicio en que nos encontramos.

De nada sirve que ese candidato/a venga ahora a prometernos que resolverá los problemas que tenemos, si con su accionar cooperó para el descalabro económico-social en el que nos encontramos.

Cárdenas, en el 88, surgió como candidato presidencial apenas ocho meses antes de la elección; carecía de recursos para enfrentar la elección de Estado contra Salinas de Gortari, pero fue su programa de gobierno lo que lo llevó a derrotar al sistema.

Requerimos, les dije, antes que el candidato o candidata, las propuestas y el programa para el crecimiento económico, el proyecto de nación que liquide el rezago social, y cómo salir de la crisis, donde contemple hacia dónde queremos ir y, ahora sí, con esa hoja de ruta buscar al candidato que por sus resultados, coherencia, seriedad y honradez nos pueda conducir a ese país de epopeya que anhelamos.

mail:

plazacaracol@hotmail.com

twitter:

HELÍHERRERA.es

plazacaracol@hotmail.com

Twitter: HELÍHERRERA.es

Platicaba hace varios días con los expresidentes municipales de Tlapacoyan, Víctor Apolinar Hernández y Juvencio Romano Cortés, en una reunión que realizamos de la Fundación Lázaro Cárdenas, sobre los resultados que tendrán las elecciones del próximo domingo 5 de junio, y si éstas fortalecerían o no a Morena si obtuviera la mayoría de los triunfos rumbo a la madre de todas las elecciones, las de junio de 2024.

Les comenté que sea cual fuere el resultado en Durango, Aguascalientes, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca, éstas no serán determinantes para la presidencial, porque cada elección es distinta por sus propias circunstancias, y porque las de 2024 dependerán mucho de los candidatos que surjan de los partidos políticos, de la solidez que éstos tengan después del proceso que tengan para nominarlos, así como del proyecto de nación que ofrezcan a la ciudadanía.

Les puse el ejemplo añejo de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, que emergió de una división del otrora partido poderoso PRI y quien sin recursos económicos y con una pléyade de partidos pequeños ganó la elección presidencial, cuando nadie apostaba por siquiera un rasguño para aquel partido de Estado y que solo el gigantesco fraude electoral ejecutado por Manuel Bartlett evitó que se convirtiera en presidente de México.

Les hablé de Morena, donde todos sus liderazgos trabajaron monolíticamente para sacar adelante el ejercicio de la Revocación de Mandato, y que lo mismo están haciendo para la elección venidera del próximo domingo, y que así lo harán para las dos elecciones de 2023 (Coahuila y Estado de México). Pero les aseguré y lo reitero hoy aquí, que desde finales de ese año Morena irá desmoronándose, porque la decisión que tome >el gran elector< para decidir a su candidata o candidato presidencial, fracturará esa unidad que hasta hoy muestran, y sea quien sea, los no nominados, abierta o subrepticiamente se abrirán para buscar otros rumbos políticos con la oposición, que dependerá para derrotar al partido de Andrés Manuel de un excelente candidato a la Presidencia de la República, así como del programa de gobierno que ofrezca al electorado, es decir, el camino, la ruta, las soluciones viables para sacar al país de la terrible y temible tragedia que vive México y los mexicanos, generada por el actual gobierno.

Esto último es esencial. No basta con tener a un excelente candidato o candidata a la presidencia de México, sino la plataforma electoral, es decir, cómo va a resolver el problema de inseguridad que vive la nación.

Requerimos el proyecto de nación donde nos explique con qué va financiar el desarrollo agrícola, industrial, artesanal, ganadero, educacional, ambiental, de salud, para generar el bienestar que exigimos decenas de millones de compatriotas, y desde luego, examinar si ese candidato o candidata ya tuvo algún cargo de elección popular y fue exitoso en su gobierno, o forma parte de la mafia del poder que nos ha conducido al precipicio en que nos encontramos.

De nada sirve que ese candidato/a venga ahora a prometernos que resolverá los problemas que tenemos, si con su accionar cooperó para el descalabro económico-social en el que nos encontramos.

Cárdenas, en el 88, surgió como candidato presidencial apenas ocho meses antes de la elección; carecía de recursos para enfrentar la elección de Estado contra Salinas de Gortari, pero fue su programa de gobierno lo que lo llevó a derrotar al sistema.

Requerimos, les dije, antes que el candidato o candidata, las propuestas y el programa para el crecimiento económico, el proyecto de nación que liquide el rezago social, y cómo salir de la crisis, donde contemple hacia dónde queremos ir y, ahora sí, con esa hoja de ruta buscar al candidato que por sus resultados, coherencia, seriedad y honradez nos pueda conducir a ese país de epopeya que anhelamos.

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