/ sábado 20 de noviembre de 2021

Carlos Méndez Alcalde

No deja de ser interesante a 100 años de la publicación del libro “La Escuela Racional”, de Carlos Méndez Alcalde, hacer algunas observaciones de su vida. Xalapeño (1877-1947), miembro de la familia del teniente Ambrosio Alcalde, que combatió y murió durante la invasión norteamericana de 1847; ingeniero civil egresado de la Escuela de Minería, miembro de la Comisión Geográfica Exploradora.

En el ámbito político formó parte del Comité Antirreeleccionista en 1909, Diputado Constituyente local, presidente del Congreso, firmó la Constitución del Estado de Veracruz en 1917; fue secretario general de Gobierno, durante este periodo se expidieron leyes y reformas en beneficio de la clase trabajadora, situación que creó conflictos entre el gobierno y el sector capitalista; también muchas disposiciones tocaron intereses del clero.

Francisco Illescas R. y J.B. Hernández señalan en “Escritores Veracruzanos. Reseña biográfica- antológica”, que Méndez Alcalde combinó sus actividades políticas y administrativas con la de escritor y periodista; escribió algunas obras sobre temas sociales: “Cómo repartir las tierras”, “Escollos del progreso” y el “Pacto social”. Pensaba que toda actividad humana debía premiarse, no de explotarse. Propuso que se suprimieran los impuestos al ejercicio de toda actividad productiva y que los puestos públicos se obtuvieran por examen de oposición. Como rasgo de filantropía fundó la primera colonia en Xalapa que él llamó “Salud”.

En el campo educativo escribió “Escuela Racional de Tesis Pedagógica”, esta obra fue editada por segunda ocasión bajo los auspicios de la Universidad Veracruzana en 1988. En esa fecha Ragueb Chain Revuelta, autor del prólogo, apuntó: “No es raro que textos como el presente estén fuera de las versiones oficiales de la historia de la educación en nuestro país en el cual se destaca, conmemora o festeja solamente aquello que no se oponga a su concepción”.

Esta es una fuente que motiva a la reflexión, que analiza la problemática educativa, que critica un tramo de la historia de la educación. La obra de Méndez Alcalde se sitúa en un momento, como ya lo señalaba José Velasco Toro, en que las orientaciones y objetivos de la educación en Veracruz debían verificarse. Fue ese un periodo que corresponde a los últimos años del Porfiriato y la consolidación del gobierno emanado de la revolución. En general el texto contiene una larga lista de apreciaciones sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje en las escuelas oficiales, que en opinión del autor no cumplen los propósitos de formar hombres útiles y aptos para el progreso. Méndez Alcalde ve en el trabajo práctico la solución educativa y un recurso para el progreso del país.

El político y maestro a la vez, establece una íntima relación entre el medio, la producción y la escuela. Los maestros son los obreros, agricultores, artesanos y los propios pedagogos. La escuela es un gran laboratorio, donde la experiencia que se adquiere conduce a la vida útil y buena, a la escuela de la libertad. Méndez Alcalde establece un puente entre lo concreto y abstracto dando mayor importancia a lo primero. Abunda en técnicas de enseñanza siempre relacionadas con la práctica inmediata y la vida misma, y en cuanto a los conocimientos explica que no se deben imponer, cuando no son necesarios, combate el “intelectualismo estéril”, como señala Chain.

La propuesta pedagógica de Méndez Alcalde tiene sus limitaciones, considera a la escuela sustituto del hogar, subestima la imaginación y la creación misma; es extremadamente moralista para juzgar los actos de los hombres, es selectivo para dirigir la sociedad y su transformación. “Pugnó por maestros verdaderos y porque la juventud fuera preparada para el trabajo productivo, para que, en el futuro, todo miembro de la comunidad fuera un participante activo en la explotación socializada de la riqueza en beneficio de los trabajadores y para su organización y cultura”, apunta María Galindo.

A la distancia es necesario reconocer en él aciertos cuando habla de independencia para actuar y libertad para estudiar, evitar la enseñanza verbalista, abstracta, que en buena medida no relaciona al alumno con sus necesidades y entorno. Una vuelta a muchas escuelas nos demostraría que en no pocas ocasiones somos autoritarios, coartamos la libertad de los alumnos, no propiciamos una educación tecnológica y útil para la destreza, la habilidad de nuestras manos, no les enseñamos a los niños a resolver problemas de la vida diaria, entre otras cuestiones.

Méndez Alcalde, también maestro de la Escuela Normal Veracruzana y el Colegio Preparatorio, alaba el tesón, el carácter, el autodidactismo, asevera que los hombres y mujeres deben bastarse a sí mismos; el mejor premio por su preparación no se lo dará la propia escuela, sino la comunidad que ha reconocido los hechos. La Escuela Racional lo coloca a uno como otras tantas obras, ante la interrogante de la situación y crisis que presenta el sistema educativo. Crisis que se ha multiplicado por diversos factores sociales, políticos, económicos, culturales. Se han emprendido reformas, pero no se ha alcanzado una educación a la escala de las necesidades de México.

No deja de ser interesante a 100 años de la publicación del libro “La Escuela Racional”, de Carlos Méndez Alcalde, hacer algunas observaciones de su vida. Xalapeño (1877-1947), miembro de la familia del teniente Ambrosio Alcalde, que combatió y murió durante la invasión norteamericana de 1847; ingeniero civil egresado de la Escuela de Minería, miembro de la Comisión Geográfica Exploradora.

En el ámbito político formó parte del Comité Antirreeleccionista en 1909, Diputado Constituyente local, presidente del Congreso, firmó la Constitución del Estado de Veracruz en 1917; fue secretario general de Gobierno, durante este periodo se expidieron leyes y reformas en beneficio de la clase trabajadora, situación que creó conflictos entre el gobierno y el sector capitalista; también muchas disposiciones tocaron intereses del clero.

Francisco Illescas R. y J.B. Hernández señalan en “Escritores Veracruzanos. Reseña biográfica- antológica”, que Méndez Alcalde combinó sus actividades políticas y administrativas con la de escritor y periodista; escribió algunas obras sobre temas sociales: “Cómo repartir las tierras”, “Escollos del progreso” y el “Pacto social”. Pensaba que toda actividad humana debía premiarse, no de explotarse. Propuso que se suprimieran los impuestos al ejercicio de toda actividad productiva y que los puestos públicos se obtuvieran por examen de oposición. Como rasgo de filantropía fundó la primera colonia en Xalapa que él llamó “Salud”.

En el campo educativo escribió “Escuela Racional de Tesis Pedagógica”, esta obra fue editada por segunda ocasión bajo los auspicios de la Universidad Veracruzana en 1988. En esa fecha Ragueb Chain Revuelta, autor del prólogo, apuntó: “No es raro que textos como el presente estén fuera de las versiones oficiales de la historia de la educación en nuestro país en el cual se destaca, conmemora o festeja solamente aquello que no se oponga a su concepción”.

Esta es una fuente que motiva a la reflexión, que analiza la problemática educativa, que critica un tramo de la historia de la educación. La obra de Méndez Alcalde se sitúa en un momento, como ya lo señalaba José Velasco Toro, en que las orientaciones y objetivos de la educación en Veracruz debían verificarse. Fue ese un periodo que corresponde a los últimos años del Porfiriato y la consolidación del gobierno emanado de la revolución. En general el texto contiene una larga lista de apreciaciones sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje en las escuelas oficiales, que en opinión del autor no cumplen los propósitos de formar hombres útiles y aptos para el progreso. Méndez Alcalde ve en el trabajo práctico la solución educativa y un recurso para el progreso del país.

El político y maestro a la vez, establece una íntima relación entre el medio, la producción y la escuela. Los maestros son los obreros, agricultores, artesanos y los propios pedagogos. La escuela es un gran laboratorio, donde la experiencia que se adquiere conduce a la vida útil y buena, a la escuela de la libertad. Méndez Alcalde establece un puente entre lo concreto y abstracto dando mayor importancia a lo primero. Abunda en técnicas de enseñanza siempre relacionadas con la práctica inmediata y la vida misma, y en cuanto a los conocimientos explica que no se deben imponer, cuando no son necesarios, combate el “intelectualismo estéril”, como señala Chain.

La propuesta pedagógica de Méndez Alcalde tiene sus limitaciones, considera a la escuela sustituto del hogar, subestima la imaginación y la creación misma; es extremadamente moralista para juzgar los actos de los hombres, es selectivo para dirigir la sociedad y su transformación. “Pugnó por maestros verdaderos y porque la juventud fuera preparada para el trabajo productivo, para que, en el futuro, todo miembro de la comunidad fuera un participante activo en la explotación socializada de la riqueza en beneficio de los trabajadores y para su organización y cultura”, apunta María Galindo.

A la distancia es necesario reconocer en él aciertos cuando habla de independencia para actuar y libertad para estudiar, evitar la enseñanza verbalista, abstracta, que en buena medida no relaciona al alumno con sus necesidades y entorno. Una vuelta a muchas escuelas nos demostraría que en no pocas ocasiones somos autoritarios, coartamos la libertad de los alumnos, no propiciamos una educación tecnológica y útil para la destreza, la habilidad de nuestras manos, no les enseñamos a los niños a resolver problemas de la vida diaria, entre otras cuestiones.

Méndez Alcalde, también maestro de la Escuela Normal Veracruzana y el Colegio Preparatorio, alaba el tesón, el carácter, el autodidactismo, asevera que los hombres y mujeres deben bastarse a sí mismos; el mejor premio por su preparación no se lo dará la propia escuela, sino la comunidad que ha reconocido los hechos. La Escuela Racional lo coloca a uno como otras tantas obras, ante la interrogante de la situación y crisis que presenta el sistema educativo. Crisis que se ha multiplicado por diversos factores sociales, políticos, económicos, culturales. Se han emprendido reformas, pero no se ha alcanzado una educación a la escala de las necesidades de México.