/ lunes 12 de abril de 2021

Certeza y seguridad, claves para el 6 de junio

Las campañas políticas para la renovación de las autoridades municipales no han comenzado aún; sin embargo, hay aspirantes que ya sienten el triunfo en las manos y hasta han comenzado a dar nombramientos como directores a colaboradores de un supuesto gabinete que podría quedar en suspensión definitiva, ya que si los electores deciden cambiar la ruta a la hora de la verdad, esos nombramientos tendrán menos valor que el papel donde se suscriban.

Y es que el bombardeo permanente a través de los medios masivos de comunicación para calificar con favorecimientos personales a algunos de los que ya se apuntan para contender en sus respectivas municipalidades, quedará pronto sin mayores adjetivos y las máscaras comenzarán a caer irremediablemente, para acompañar la derrota de los falsos redentores.

El papel del INE, prohibiendo desde el presidente López Obrador hacia abajo, a todas las estructuras burocráticas en funciones, intervenir y patrocinar a los candidatos del partido en el régimen, no se ha respetado. Basta con enterarse de la gira de López Obrador y su gabinete anunciando obras y servicios públicos en algunas de las comunidades que visita, para demostrar que el “gran poder” está por encima de los acuerdos del máximo instituto electoral y que es más importante para las autoridades de la 4T ganar en las urnas que trascender con la imparcialidad o como árbitros electorales, sin favorecimiento alguno a sus correligionarios.

Algo que no debemos pasar por alto son los hechos de sangre, que a nadie convienen y que en los actuales procesos electorales, federal y local, se han incrementado notablemente, y lo peor es que las víctimas resultan ser, en su mayoría, personas inocentes que se encontraban por una mala casualidad en un lugar y momento desafortunados.

El compromiso de las autoridades del ramo de seguridad en los tres órdenes de gobierno debe cumplirse cabalmente con el apoyo de la sociedad civil, para que las elecciones más grandes en la historia de México se lleven a cabo con tranquilidad y paz. El México bronco, al que se refirió el inolvidable politólogo veracruzano Jesús Reyes Heroles, a nadie conviene.

Las campañas políticas para la renovación de las autoridades municipales no han comenzado aún; sin embargo, hay aspirantes que ya sienten el triunfo en las manos y hasta han comenzado a dar nombramientos como directores a colaboradores de un supuesto gabinete que podría quedar en suspensión definitiva, ya que si los electores deciden cambiar la ruta a la hora de la verdad, esos nombramientos tendrán menos valor que el papel donde se suscriban.

Y es que el bombardeo permanente a través de los medios masivos de comunicación para calificar con favorecimientos personales a algunos de los que ya se apuntan para contender en sus respectivas municipalidades, quedará pronto sin mayores adjetivos y las máscaras comenzarán a caer irremediablemente, para acompañar la derrota de los falsos redentores.

El papel del INE, prohibiendo desde el presidente López Obrador hacia abajo, a todas las estructuras burocráticas en funciones, intervenir y patrocinar a los candidatos del partido en el régimen, no se ha respetado. Basta con enterarse de la gira de López Obrador y su gabinete anunciando obras y servicios públicos en algunas de las comunidades que visita, para demostrar que el “gran poder” está por encima de los acuerdos del máximo instituto electoral y que es más importante para las autoridades de la 4T ganar en las urnas que trascender con la imparcialidad o como árbitros electorales, sin favorecimiento alguno a sus correligionarios.

Algo que no debemos pasar por alto son los hechos de sangre, que a nadie convienen y que en los actuales procesos electorales, federal y local, se han incrementado notablemente, y lo peor es que las víctimas resultan ser, en su mayoría, personas inocentes que se encontraban por una mala casualidad en un lugar y momento desafortunados.

El compromiso de las autoridades del ramo de seguridad en los tres órdenes de gobierno debe cumplirse cabalmente con el apoyo de la sociedad civil, para que las elecciones más grandes en la historia de México se lleven a cabo con tranquilidad y paz. El México bronco, al que se refirió el inolvidable politólogo veracruzano Jesús Reyes Heroles, a nadie conviene.