/ viernes 10 de julio de 2020

César del Ángel, el negocio de la lucha social

Hombre polémico, de contrastes y zigzagueos políticos, César del Ángel Fuentes murió este miércoles en la Ciudad de México.

El líder del Movimiento de los 400 Pueblos, que en las décadas de los 80 y 90 sembraba el terror en los municipios a los que llegaba con cientos, miles de campesinos, perdió la vida víctima de insuficiencia renal y respiratoria.

Señalado por el uso político de la necesidad de miles de campesinos, Del Ángel Fuentes tuvo sus días de gloria hace más de 30 años, cuando lo mismo invadía predios que bloqueaba oficinas públicas.

En los años 90, por ejemplo, protagonizó un impresionante movimiento en Martínez de la Torre, donde unos 10 mil campesinos de su organización tomaron la cabecera por diez días. Intentaban invadir la finca Soledad, pero cuando se dirigían a ese lugar, que fue propiedad del expresidente Ávila Camacho, se enfrentaron a la policía estatal. Hubo al menos dos muertos en esa balacera y César del Ángel se movilizó a Xalapa, para protestar contra el gobierno estatal.

Parecía que gozaba de patente de corso, porque nunca procedió contra él la justicia, hasta que se enfrentó al gobierno de Patricio Chirinos y luego al de Miguel Ángel Yunes; en ambas ocasiones terminó perseguido y encarcelado en Pacho Viejo.

César del Ángel pasó de las invasiones a las manifestaciones “sociales” y lo mismo protestaba contra el gobierno que intentaba ridiculizar a los adversarios de sus patrocinadores.

Era vox populi que el movimiento de los 400 pueblos y su líder se vendían al mejor postor, por lo que no faltaba quien lo calificara como un mercenario de la lucha social.

Una vez que terminó con la etapa de la lucha por el reparto agrario, inició su decadencia política y física; en la última década, César del Ángel convirtió a sus 400 Pueblos en un circo; las manifestaciones eran cada vez más grotescas, con sus seguidores despojándose de la ropa para realizar plantones.

Hubo, incluso, acusaciones por utilizar a mujeres para que, desnudas, exhibieran sus cuerpos a manera de protesta.

En Xalapa, por ejemplo, se recuerdan las invasiones que realizaban los 400 Pueblos en el primer cuadro de la ciudad; en muchas ocasiones, la plaza Lerdo fue escenario del teatro montado por dicha organización y terminó convertida en una enorme letrina. Los campesinos adheridos a la organización protestaban sin ropa y pernoctaban en improvisadas casas de campaña; su líder, en cambio, dormía en los mejores hoteles y era asiduo cliente de restaurantes de lujo.

Del Ángel Fuentes tenía una inmejorable relación con el gobierno de Javier Duarte, cuyos funcionarios presuntamente lo financiaban; sin embargo, al ganar Miguel Ángel Yunes las elecciones de 2016, la miel sobre hojuelas que era su relación con Duarte, se convirtió en un infierno para el vetusto dirigente.

Fue encarcelado por segunda vez y recobró de forma reciente su libertad, para morir este miércoles en la Ciudad de México.

Al frente de la organización queda su hijo, Marco Antonio del Ángel Arroyo, exdiputado local y exvocero del PRI estatal, lo que indica que todo seguirá igual en la organización.

Hombre polémico, de contrastes y zigzagueos políticos, César del Ángel Fuentes murió este miércoles en la Ciudad de México.

El líder del Movimiento de los 400 Pueblos, que en las décadas de los 80 y 90 sembraba el terror en los municipios a los que llegaba con cientos, miles de campesinos, perdió la vida víctima de insuficiencia renal y respiratoria.

Señalado por el uso político de la necesidad de miles de campesinos, Del Ángel Fuentes tuvo sus días de gloria hace más de 30 años, cuando lo mismo invadía predios que bloqueaba oficinas públicas.

En los años 90, por ejemplo, protagonizó un impresionante movimiento en Martínez de la Torre, donde unos 10 mil campesinos de su organización tomaron la cabecera por diez días. Intentaban invadir la finca Soledad, pero cuando se dirigían a ese lugar, que fue propiedad del expresidente Ávila Camacho, se enfrentaron a la policía estatal. Hubo al menos dos muertos en esa balacera y César del Ángel se movilizó a Xalapa, para protestar contra el gobierno estatal.

Parecía que gozaba de patente de corso, porque nunca procedió contra él la justicia, hasta que se enfrentó al gobierno de Patricio Chirinos y luego al de Miguel Ángel Yunes; en ambas ocasiones terminó perseguido y encarcelado en Pacho Viejo.

César del Ángel pasó de las invasiones a las manifestaciones “sociales” y lo mismo protestaba contra el gobierno que intentaba ridiculizar a los adversarios de sus patrocinadores.

Era vox populi que el movimiento de los 400 pueblos y su líder se vendían al mejor postor, por lo que no faltaba quien lo calificara como un mercenario de la lucha social.

Una vez que terminó con la etapa de la lucha por el reparto agrario, inició su decadencia política y física; en la última década, César del Ángel convirtió a sus 400 Pueblos en un circo; las manifestaciones eran cada vez más grotescas, con sus seguidores despojándose de la ropa para realizar plantones.

Hubo, incluso, acusaciones por utilizar a mujeres para que, desnudas, exhibieran sus cuerpos a manera de protesta.

En Xalapa, por ejemplo, se recuerdan las invasiones que realizaban los 400 Pueblos en el primer cuadro de la ciudad; en muchas ocasiones, la plaza Lerdo fue escenario del teatro montado por dicha organización y terminó convertida en una enorme letrina. Los campesinos adheridos a la organización protestaban sin ropa y pernoctaban en improvisadas casas de campaña; su líder, en cambio, dormía en los mejores hoteles y era asiduo cliente de restaurantes de lujo.

Del Ángel Fuentes tenía una inmejorable relación con el gobierno de Javier Duarte, cuyos funcionarios presuntamente lo financiaban; sin embargo, al ganar Miguel Ángel Yunes las elecciones de 2016, la miel sobre hojuelas que era su relación con Duarte, se convirtió en un infierno para el vetusto dirigente.

Fue encarcelado por segunda vez y recobró de forma reciente su libertad, para morir este miércoles en la Ciudad de México.

Al frente de la organización queda su hijo, Marco Antonio del Ángel Arroyo, exdiputado local y exvocero del PRI estatal, lo que indica que todo seguirá igual en la organización.