/ jueves 23 de enero de 2020

Clima loco

Buen día apreciado lector: A propósito de los tiempos que vivimos, entre quienes tenemos la suerte de hacerlo ahora, hay muchos veracruzanos nacidos en la vieja época que aun tratamos de encontrarle razón de “cabañuelas” a los primeros días del mes.

Precisamente sobre aquellas etapas de los fenómenos climáticos a lo largo de los 12 meses, cuenta don Raymundo Flores Bernal en tema que por cuestiones de espacio le presentaré en tres entregas.

Decía que Don Raymundo cuenta que cuando era niño, allá por los años cuarenta del siglo pasado, en su pueblo Platón Sánchez, las sequías, crecientes, fríos y calores tenían un calendario que se respetaban puntualmente año con año “y todos nos sabíamos de memoria”, a diferencia de hoy cuando ya no se sabe lo que vendrá.

Puntual observador del transcurrir de su tiempo, el ochentero joven, recuerda que “era excepcional una alteración de ese ritmo metronómico inmemorial…, las “grandes sequías” como la del 50 -51 (1950), que drenó de población a la localidad por los muchos que se fueron a Poza Rica y a Martínez de la Torre (petróleo e ingenio), a buscar la vida y dejaron a otros comiendo pitayas y carneando vacas esqueléticas, o la “creciente grandísima” de 1955 que se llevó ganado, casas, siembras y dejó pobreza y recuerdos de terror”.

De esta manera relata: “las primeras “aguas buenas” llegaban fieles en el día de la cruz el 3 de mayo, ya estaban listos los barbechos y rozados para sembrar “maíz seguro” que se cosechaba a fines de agosto.

“Luego, en junio y julio “caía” el temporal de los calores, que animaba a las “palomitas de San Juan” a salir de sus hoyos y a volar por millones no sin dejar miles en la boca de quienes las “topaban” para comérselas; y mantenía potreros y aseguraba siembras.

“En septiembre en el “quinciseís” (fiestas patrias), se venía la creciente y la gente la “capoteaba” moviendo el ganado a los altos y ya con grano cosechado.

“Ese mismo mes, se hacían los semilleros de tabaco para sembrar luego cientos de miles mata por mata en octubre con buena agua, en cinco mil hectáreas de vegas bajas y altas de río.

“El día de la Virgen (12 de diciembre), después de las lloviznas “xantoleras” de los primeros días de noviembre, caía el último “aguacerazo” de año y el primero del “tiempo de fríos”.

Pero como les comentaba por cuestión de espacio dejamos el desenlace para la próxima entrega. Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua.

gustavocadenamathey@hotmail.com

Buen día apreciado lector: A propósito de los tiempos que vivimos, entre quienes tenemos la suerte de hacerlo ahora, hay muchos veracruzanos nacidos en la vieja época que aun tratamos de encontrarle razón de “cabañuelas” a los primeros días del mes.

Precisamente sobre aquellas etapas de los fenómenos climáticos a lo largo de los 12 meses, cuenta don Raymundo Flores Bernal en tema que por cuestiones de espacio le presentaré en tres entregas.

Decía que Don Raymundo cuenta que cuando era niño, allá por los años cuarenta del siglo pasado, en su pueblo Platón Sánchez, las sequías, crecientes, fríos y calores tenían un calendario que se respetaban puntualmente año con año “y todos nos sabíamos de memoria”, a diferencia de hoy cuando ya no se sabe lo que vendrá.

Puntual observador del transcurrir de su tiempo, el ochentero joven, recuerda que “era excepcional una alteración de ese ritmo metronómico inmemorial…, las “grandes sequías” como la del 50 -51 (1950), que drenó de población a la localidad por los muchos que se fueron a Poza Rica y a Martínez de la Torre (petróleo e ingenio), a buscar la vida y dejaron a otros comiendo pitayas y carneando vacas esqueléticas, o la “creciente grandísima” de 1955 que se llevó ganado, casas, siembras y dejó pobreza y recuerdos de terror”.

De esta manera relata: “las primeras “aguas buenas” llegaban fieles en el día de la cruz el 3 de mayo, ya estaban listos los barbechos y rozados para sembrar “maíz seguro” que se cosechaba a fines de agosto.

“Luego, en junio y julio “caía” el temporal de los calores, que animaba a las “palomitas de San Juan” a salir de sus hoyos y a volar por millones no sin dejar miles en la boca de quienes las “topaban” para comérselas; y mantenía potreros y aseguraba siembras.

“En septiembre en el “quinciseís” (fiestas patrias), se venía la creciente y la gente la “capoteaba” moviendo el ganado a los altos y ya con grano cosechado.

“Ese mismo mes, se hacían los semilleros de tabaco para sembrar luego cientos de miles mata por mata en octubre con buena agua, en cinco mil hectáreas de vegas bajas y altas de río.

“El día de la Virgen (12 de diciembre), después de las lloviznas “xantoleras” de los primeros días de noviembre, caía el último “aguacerazo” de año y el primero del “tiempo de fríos”.

Pero como les comentaba por cuestión de espacio dejamos el desenlace para la próxima entrega. Que haya paz y armonía en su hogar. Cuide el agua.

gustavocadenamathey@hotmail.com