/ miércoles 20 de febrero de 2019

* Coatza: del ‘H’ al ‘80’

A principios de julio de 2017, Hernán Martínez Zavala, (a) “El Comandante H”, jefe de Los Zetas en la región de Coatzacoalcos, fue aprehendido por elementos federales de la Agencia de Investigación Criminal y de la SEIDO en los límites de Veracruz y Tabasco.

La detención de Martínez Zavala, quien comenzó a operar impunemente desde 2006, en el segundo año del sexenio del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, cimbró no sólo al jet set porteño sino también a jefes castrenses y policiacos de esa región por las presuntas complicidades que mantenían con él. A unos les preocupaba las revelaciones que el capo pudiera hacer sobre su implicación en el lavado de dinero de procedencia ilícita –producto de extorsiones, secuestros y de la venta clandestina de gasolina ordeñada de los ductos de PEMEX– y, a otros, por haber sido omisos y no coadyuvar con las fiscalías del estado y federal para que actuaran contra él.

La espiral de violencia y descomposición social que actualmente padece Coatzacoalcos fue producto en buena parte de toda esta impunidad, de la que algunos sectores de la sociedad porteña también fueron cómplices por ambiciones políticas o conveniencia económica.

La detención del “Comandante H” fue coyuntural. Y es que de no haber sido acribillados el sábado 24 de junio de ese año cuatro menores de edad junto con sus padres en Coatzacoalcos, cuyo crimen tuvo repercusión nacional porque ocurrió el mismo día en que en ciudad Cardel fue ejecutado el comisionado estatal de la Policía Federal, Camilo Castagné, y dos oficiales más de la PF, seguramente Martínez Zavala seguiría delinquiendo libremente en el sur de la entidad, donde inclusive asistía a comidas y reuniones políticas, como a la que en el proceso electoral de 2016 asistió en Cosoleacaque Fernando Yunes Márquez, a la sazón senador e hijo del entonces candidato a gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

Sin embargo, pese al encarcelamiento de este capo, la violencia en el sur empeoró, pues la impunidad y complicidad con los criminales continuó por parte de los encargados de procurar justicia y brindar seguridad. El “Comandante H” fue reemplazado por José Roberto Sánchez Cortés, (a) “El 80”, un ex agente del Ministerio Público por el que el gobierno de Yunes Linares ofreció en julio pasado hasta un millón de pesos por contribuir a su captura. Actualmente controla para el Cártel Jalisco Nueva Generación desde Acayucan hasta Agua Dulce. A él le atribuyen el secuestro y crimen de la empresaria porteña Susana Carrera.

Este jueves, al instalarse en Coatzacoalcos la Mesa Intersecretarial de Seguridad, los funcionarios estatales y federales deben tener claro dónde está la raíz de la criminalidad.


A principios de julio de 2017, Hernán Martínez Zavala, (a) “El Comandante H”, jefe de Los Zetas en la región de Coatzacoalcos, fue aprehendido por elementos federales de la Agencia de Investigación Criminal y de la SEIDO en los límites de Veracruz y Tabasco.

La detención de Martínez Zavala, quien comenzó a operar impunemente desde 2006, en el segundo año del sexenio del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, cimbró no sólo al jet set porteño sino también a jefes castrenses y policiacos de esa región por las presuntas complicidades que mantenían con él. A unos les preocupaba las revelaciones que el capo pudiera hacer sobre su implicación en el lavado de dinero de procedencia ilícita –producto de extorsiones, secuestros y de la venta clandestina de gasolina ordeñada de los ductos de PEMEX– y, a otros, por haber sido omisos y no coadyuvar con las fiscalías del estado y federal para que actuaran contra él.

La espiral de violencia y descomposición social que actualmente padece Coatzacoalcos fue producto en buena parte de toda esta impunidad, de la que algunos sectores de la sociedad porteña también fueron cómplices por ambiciones políticas o conveniencia económica.

La detención del “Comandante H” fue coyuntural. Y es que de no haber sido acribillados el sábado 24 de junio de ese año cuatro menores de edad junto con sus padres en Coatzacoalcos, cuyo crimen tuvo repercusión nacional porque ocurrió el mismo día en que en ciudad Cardel fue ejecutado el comisionado estatal de la Policía Federal, Camilo Castagné, y dos oficiales más de la PF, seguramente Martínez Zavala seguiría delinquiendo libremente en el sur de la entidad, donde inclusive asistía a comidas y reuniones políticas, como a la que en el proceso electoral de 2016 asistió en Cosoleacaque Fernando Yunes Márquez, a la sazón senador e hijo del entonces candidato a gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

Sin embargo, pese al encarcelamiento de este capo, la violencia en el sur empeoró, pues la impunidad y complicidad con los criminales continuó por parte de los encargados de procurar justicia y brindar seguridad. El “Comandante H” fue reemplazado por José Roberto Sánchez Cortés, (a) “El 80”, un ex agente del Ministerio Público por el que el gobierno de Yunes Linares ofreció en julio pasado hasta un millón de pesos por contribuir a su captura. Actualmente controla para el Cártel Jalisco Nueva Generación desde Acayucan hasta Agua Dulce. A él le atribuyen el secuestro y crimen de la empresaria porteña Susana Carrera.

Este jueves, al instalarse en Coatzacoalcos la Mesa Intersecretarial de Seguridad, los funcionarios estatales y federales deben tener claro dónde está la raíz de la criminalidad.


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