/ domingo 15 de julio de 2018

Complicado panorama para mantener el TLCAN y el abasto alimentario para México

Al inicio de la década de los años 40, con la terminación del periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río, surge como candidato a la presidencia de México el general Manuel Ávila Camacho, impulsado este último por el “Presidente Patriota”, Lázaro Cárdenas, como ha llamado AMLO al padre de Cuauhtémoc; y en ese tránsito el Partido de la Revolución Mexicana con que llegó el general Cárdenas a Los Pinos, cambió de nombre por Partido Revolucionario Institucional; y no sólo fue el nombre sino la organización de los distintos sectores sociales que lo conformaron; el obrero, el campesino y popular; cuyas bases han sostenido al partido tricolor, hasta la segunda gran derrota sufrida el pasado primer domingo de julio.

Las influencias de la Segunda Guerra Mundial en la elección presidencial que llevó a Los Pinos al general Manuel Ávila Camacho motivaron el surgimiento de una alianza de los sectores productivos y de los empresarios de la época, ante el temor de una economía de guerra que limitara el abasto alimenticio y que obligara a las importaciones para suplir la baja producción agropecuaria y la distribución de la canasta básica para alimentar a los trabajadores y sectores empobrecidos.

El abasto alimentario en una economía de guerra dependería en gran parte del control del gobierno para adquirir los productos del campo, imponiendo precios más bajos que los de la competencia en el mercado libre y como consecuencia los productores exigirían al gobierno el otorgamiento de créditos para hacer frente a los costos de la producción agrícola y pecuaria, que fuera suficiente para alimentar a la población, evitando la intermediación del sector privado, para reducir precios y fortalecer al mismo tiempo la producción para el autoconsumo, según lo ha planteado el presidente electo.

El programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ante la inestable relación económica y fronteriza con Estados Unidos y particularmente con el presidente Donald Trump, (durante el actual periodo de gobierno) lo ha llevado a pensar en una “alianza nacionalista entre el pueblo y gobierno de México”, para evitar el desabasto alimentario y mantener el control de precios e importaciones, que al mismo tiempo sean afianzadas por la venta del petróleo de México que, como siempre, ha sido base de la economía nacional, bajo el control monopólico del estado mexicano.


Al inicio de la década de los años 40, con la terminación del periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río, surge como candidato a la presidencia de México el general Manuel Ávila Camacho, impulsado este último por el “Presidente Patriota”, Lázaro Cárdenas, como ha llamado AMLO al padre de Cuauhtémoc; y en ese tránsito el Partido de la Revolución Mexicana con que llegó el general Cárdenas a Los Pinos, cambió de nombre por Partido Revolucionario Institucional; y no sólo fue el nombre sino la organización de los distintos sectores sociales que lo conformaron; el obrero, el campesino y popular; cuyas bases han sostenido al partido tricolor, hasta la segunda gran derrota sufrida el pasado primer domingo de julio.

Las influencias de la Segunda Guerra Mundial en la elección presidencial que llevó a Los Pinos al general Manuel Ávila Camacho motivaron el surgimiento de una alianza de los sectores productivos y de los empresarios de la época, ante el temor de una economía de guerra que limitara el abasto alimenticio y que obligara a las importaciones para suplir la baja producción agropecuaria y la distribución de la canasta básica para alimentar a los trabajadores y sectores empobrecidos.

El abasto alimentario en una economía de guerra dependería en gran parte del control del gobierno para adquirir los productos del campo, imponiendo precios más bajos que los de la competencia en el mercado libre y como consecuencia los productores exigirían al gobierno el otorgamiento de créditos para hacer frente a los costos de la producción agrícola y pecuaria, que fuera suficiente para alimentar a la población, evitando la intermediación del sector privado, para reducir precios y fortalecer al mismo tiempo la producción para el autoconsumo, según lo ha planteado el presidente electo.

El programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ante la inestable relación económica y fronteriza con Estados Unidos y particularmente con el presidente Donald Trump, (durante el actual periodo de gobierno) lo ha llevado a pensar en una “alianza nacionalista entre el pueblo y gobierno de México”, para evitar el desabasto alimentario y mantener el control de precios e importaciones, que al mismo tiempo sean afianzadas por la venta del petróleo de México que, como siempre, ha sido base de la economía nacional, bajo el control monopólico del estado mexicano.