/ viernes 8 de junio de 2018

Con Pepe Meade y Pepe Yunes, nuevo modelo de seguridad

Los delitos que se han vuelto una pesadilla para la sociedad, como el robo con violencia, el secuestro, la extorsión, la trata de personas y el tráfico de armas, constituyen uno de los tantos problemas que enfrentará el próximo presidente de la República.

Esos delitos conocidos como “de alto impacto” han crecido exponencialmente a partir del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, y durante el actual sexenio no se ha dado el remedio adecuado para disminuir hasta extinguir esos delitos que han acabado con la seguridad pública en las 32 entidades federativas.

Se ha insistido hasta la saciedad sobre el tema de la inseguridad, la corrupción judicial y la impunidad, que en vez de disminuir, aumenta cotidianamente y cualquier ciudadano, con sólo abrir las páginas de la nota roja de los periódicos, o consultar las redes sociales a través de Internet, podrá constatar el número ilimitado de asaltos, violaciones, secuestros, levantones, desaparición de personas, homicidios dolosos, ejecuciones al estilo de la mafia italiana y colombiana, sin que ninguna autoridad pueda detener la ola delincuencial.

Y en los casos donde se ha llevado a prisión a los peligrosos criminales, mediante sobornos a las fiscalías o a los jueces o magistrados, con una generosa dádiva y aprovechando el desconocimiento de la mayoría de los abogados penalistas, del nuevo Sistema Penal Acusatorio y de los juicios orales, recuperan su libertad y su breve estancia en prisión es aprovechada para la vinculación de los primodelincuentes, con los reincidentes y miembros de la delincuencia organizada; y como siempre se ha dicho, las cárceles terminan siendo escuelas del delito, donde nadie alcanza la readaptación y menos la reinserción social.

Vamos a ver si así como fueron buenos algunos aspirantes presidenciales para proponer cortar manos a ladronzuelos; vender naves industriales mediante trastupijes con amigos y compadres para generar un fondo para la campaña; o aquellos como el Peje que con base a ocurrencias o de incorporar hampones a su gabinete y al Senado, pretenden corregir el rumbo de México.

Los malos del PRI están en la cárcel o en otros partidos y el más preparado, experimentado y decente aspirante presidencial es Pepe Meade, quien cuenta con nuevo modelo para la seguridad pública en México. Y lo mismo para el estado de Veracruz, no hay mejor candidato que Pepe Yunes, por las mismas razones que sustentan el triunfo de Meade.

Los delitos que se han vuelto una pesadilla para la sociedad, como el robo con violencia, el secuestro, la extorsión, la trata de personas y el tráfico de armas, constituyen uno de los tantos problemas que enfrentará el próximo presidente de la República.

Esos delitos conocidos como “de alto impacto” han crecido exponencialmente a partir del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, y durante el actual sexenio no se ha dado el remedio adecuado para disminuir hasta extinguir esos delitos que han acabado con la seguridad pública en las 32 entidades federativas.

Se ha insistido hasta la saciedad sobre el tema de la inseguridad, la corrupción judicial y la impunidad, que en vez de disminuir, aumenta cotidianamente y cualquier ciudadano, con sólo abrir las páginas de la nota roja de los periódicos, o consultar las redes sociales a través de Internet, podrá constatar el número ilimitado de asaltos, violaciones, secuestros, levantones, desaparición de personas, homicidios dolosos, ejecuciones al estilo de la mafia italiana y colombiana, sin que ninguna autoridad pueda detener la ola delincuencial.

Y en los casos donde se ha llevado a prisión a los peligrosos criminales, mediante sobornos a las fiscalías o a los jueces o magistrados, con una generosa dádiva y aprovechando el desconocimiento de la mayoría de los abogados penalistas, del nuevo Sistema Penal Acusatorio y de los juicios orales, recuperan su libertad y su breve estancia en prisión es aprovechada para la vinculación de los primodelincuentes, con los reincidentes y miembros de la delincuencia organizada; y como siempre se ha dicho, las cárceles terminan siendo escuelas del delito, donde nadie alcanza la readaptación y menos la reinserción social.

Vamos a ver si así como fueron buenos algunos aspirantes presidenciales para proponer cortar manos a ladronzuelos; vender naves industriales mediante trastupijes con amigos y compadres para generar un fondo para la campaña; o aquellos como el Peje que con base a ocurrencias o de incorporar hampones a su gabinete y al Senado, pretenden corregir el rumbo de México.

Los malos del PRI están en la cárcel o en otros partidos y el más preparado, experimentado y decente aspirante presidencial es Pepe Meade, quien cuenta con nuevo modelo para la seguridad pública en México. Y lo mismo para el estado de Veracruz, no hay mejor candidato que Pepe Yunes, por las mismas razones que sustentan el triunfo de Meade.