/ sábado 18 de septiembre de 2021

Condición redimida

Lo que respecta a la Salvación es una de las categorías más complicadas de entender. Es un tema arduo y complejo, que sólo se alcanza a intuir en lo profundo de la vida; la salvación es algo que únicamente se comprende en lo propio de una verdadera experiencia, de encuentro con el Dios de la vida, el cual con la Resurrección de Jesús sobre la muerte ha vencido al último de los enemigos (1 Cor, 15,26).

Es por eso que la resurrección es lo que llena de sentido la fe, porque es obvio que, si Cristo no hubiera resucitado, vacía es la predicación y vacía es, también, la fe (cfr. 1 Cor, 15,14).

Podemos pasarnos la vida hablando de la salvación desde la erudición y las ideas. Sin embargo, la salvación no pretende ser una abstracción. ¡Es alguien!; Jesús es el salvador de todos los hombres, todos necesitan salvación, la salvación es ofrecida a todos gracias a Cristo (cfr. CatIC 389). Nuestra historia no es una de castigos, reproches y condenas. Es una Historia de la Salvación; Jesús se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios (cfr. CatIC 456). el Dios de Jesucristo es un Dios que nos ha amado tanto que nos ha enviado a Jesús como Salvador del mundo (1 Jn 4,14).

La resurrección hace auténtica la fuerza del amor sobre la muerte. Confirma que Dios es fiel, la resurrección es también redentora. ¡Para nuestro Dios no hay causas perdidas!, Él no sabe darse por vencido (cfr. PGP 126). La experiencia de la salvación que nos ofrece el Señor tiene que ver con una nueva manera de estar en el mundo, con una forma auténtica de relacionarnos.

Por eso, con toda seguridad podemos decir que Redención es reconciliación, liberación, salvación, paz, curación, santificación, comunión, gozo, esperanza… (cfr. PGP 130).

Hay una expresión antigua que nos puede ayudar a comprender cómo es la redención que ha hecho de nosotros el Señor, esta expresión sostiene que, lo que ha sido asumido por el Señor, ha sido redimido en el género humano.

Así pues, la encarnación, las etapas de la vida, la familia, la amistad, incluso la muerte que ha sido lo que el Señor ha asumido en su propio cuerpo, por el hecho de haberlo asumido él, ha quedado redimido. Nada hay de la condición humana que escape de la mirada redentora del Señor.

Él nos ha redimido en todo lo que somos, en nuestros gozos y grandezas, pero también en nuestras penas y vergüenzas. Él es el Redentor, dejemos que nos redima siempre y en cada momento, aceptando su grandeza y amor redentor.

Lo que respecta a la Salvación es una de las categorías más complicadas de entender. Es un tema arduo y complejo, que sólo se alcanza a intuir en lo profundo de la vida; la salvación es algo que únicamente se comprende en lo propio de una verdadera experiencia, de encuentro con el Dios de la vida, el cual con la Resurrección de Jesús sobre la muerte ha vencido al último de los enemigos (1 Cor, 15,26).

Es por eso que la resurrección es lo que llena de sentido la fe, porque es obvio que, si Cristo no hubiera resucitado, vacía es la predicación y vacía es, también, la fe (cfr. 1 Cor, 15,14).

Podemos pasarnos la vida hablando de la salvación desde la erudición y las ideas. Sin embargo, la salvación no pretende ser una abstracción. ¡Es alguien!; Jesús es el salvador de todos los hombres, todos necesitan salvación, la salvación es ofrecida a todos gracias a Cristo (cfr. CatIC 389). Nuestra historia no es una de castigos, reproches y condenas. Es una Historia de la Salvación; Jesús se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios (cfr. CatIC 456). el Dios de Jesucristo es un Dios que nos ha amado tanto que nos ha enviado a Jesús como Salvador del mundo (1 Jn 4,14).

La resurrección hace auténtica la fuerza del amor sobre la muerte. Confirma que Dios es fiel, la resurrección es también redentora. ¡Para nuestro Dios no hay causas perdidas!, Él no sabe darse por vencido (cfr. PGP 126). La experiencia de la salvación que nos ofrece el Señor tiene que ver con una nueva manera de estar en el mundo, con una forma auténtica de relacionarnos.

Por eso, con toda seguridad podemos decir que Redención es reconciliación, liberación, salvación, paz, curación, santificación, comunión, gozo, esperanza… (cfr. PGP 130).

Hay una expresión antigua que nos puede ayudar a comprender cómo es la redención que ha hecho de nosotros el Señor, esta expresión sostiene que, lo que ha sido asumido por el Señor, ha sido redimido en el género humano.

Así pues, la encarnación, las etapas de la vida, la familia, la amistad, incluso la muerte que ha sido lo que el Señor ha asumido en su propio cuerpo, por el hecho de haberlo asumido él, ha quedado redimido. Nada hay de la condición humana que escape de la mirada redentora del Señor.

Él nos ha redimido en todo lo que somos, en nuestros gozos y grandezas, pero también en nuestras penas y vergüenzas. Él es el Redentor, dejemos que nos redima siempre y en cada momento, aceptando su grandeza y amor redentor.