/ viernes 20 de noviembre de 2020

Consagraciones de México a Cristo Rey

Por su etimología consagrar significa “hacer algo sagrado”. Una consagración es un rito en el cual se le destina a Dios un lugar, una persona o un objeto. Así, a través de oraciones y expresiones del culto se le ofrece a Dios lo que de algún modo ya le pertenece y se le ofrenda para su mayor gloria.

En las Sagradas Escrituras encontramos muchas referencias a los diferentes tipos de consagraciones. En el Éxodo el llamado de Dios a la consagración de todo primogénito (cfr. Ex 13,2). El Señor mandó a Moisés a consagrarle al pueblo (Ex 19,10). Dios dispone como se habrán de consagrar los sacerdotes para su servicio, tal como en el caso de Aarón (Ex 28,41). Incluso para la consagración del altar Dios orienta cómo habrá de realizarse (Ez 43,26).

La fiesta de Cristo Rey fue instituida por el papa Pío XI en 1925 con la encíclica Quas primas, en la que señalaba: “es necesario que Cristo reine en la inteligencia, en la voluntad y en el corazón de cada hombre” (QP,34). En el contexto de la devastación que dejó la Primera Guerra Mundial y al celebrarse 1600 años de la celebración del concilio de Nicea (325). Primeramente, se celebraba el primer domingo de octubre, hasta que Pablo VI en 1969, la trasladó al último domingo del año litúrgico y le otorgó el título de Solemnidad.

México es una nación muy religiosa, una tierra cristiana en la más noble de sus expresiones, son conocidos los diversos monumentos a Cristo Rey que están diseminados por todo el país, y los enormes cristos de más de 20 metros que se encuentran en Aguascalientes, Tijuana, Baja California, Coahuila y el famoso Santuario Votivo Nacional de Cristo Rey de la Paz en el popular cerro del Cubilete, en Guanajuato.

Muchas veces se ha consagrado nuestra nación a Cristo Rey; de distintas formas se ha proclamado su señorío. La primera consagración fue el 11 de enero de 1914, donde el arzobispo de México Mons. José Ma. Mora del Río, pidió la paz para México, mientras todos lanzaban vivas a Cristo rey. La segunda consagración fue el 11 de octubre de 1924, en el marco del Congreso Eucarístico en plena persecución religiosa y poco antes de estallar la Guerra Cristera. La tercera fue el 23 de noviembre de 2013, un día antes de la clausura del Año de la fe, con una coronación a Cristo Rey por Mons. Norberto Rivera. El año pasado, el 23 de noviembre de 2019, 12 mil personas renovaron su consagración a Cristo Rey.

México es una nación muy religiosa, una tierra cristiana en la más noble de sus expresiones.

Por su etimología consagrar significa “hacer algo sagrado”. Una consagración es un rito en el cual se le destina a Dios un lugar, una persona o un objeto. Así, a través de oraciones y expresiones del culto se le ofrece a Dios lo que de algún modo ya le pertenece y se le ofrenda para su mayor gloria.

En las Sagradas Escrituras encontramos muchas referencias a los diferentes tipos de consagraciones. En el Éxodo el llamado de Dios a la consagración de todo primogénito (cfr. Ex 13,2). El Señor mandó a Moisés a consagrarle al pueblo (Ex 19,10). Dios dispone como se habrán de consagrar los sacerdotes para su servicio, tal como en el caso de Aarón (Ex 28,41). Incluso para la consagración del altar Dios orienta cómo habrá de realizarse (Ez 43,26).

La fiesta de Cristo Rey fue instituida por el papa Pío XI en 1925 con la encíclica Quas primas, en la que señalaba: “es necesario que Cristo reine en la inteligencia, en la voluntad y en el corazón de cada hombre” (QP,34). En el contexto de la devastación que dejó la Primera Guerra Mundial y al celebrarse 1600 años de la celebración del concilio de Nicea (325). Primeramente, se celebraba el primer domingo de octubre, hasta que Pablo VI en 1969, la trasladó al último domingo del año litúrgico y le otorgó el título de Solemnidad.

México es una nación muy religiosa, una tierra cristiana en la más noble de sus expresiones, son conocidos los diversos monumentos a Cristo Rey que están diseminados por todo el país, y los enormes cristos de más de 20 metros que se encuentran en Aguascalientes, Tijuana, Baja California, Coahuila y el famoso Santuario Votivo Nacional de Cristo Rey de la Paz en el popular cerro del Cubilete, en Guanajuato.

Muchas veces se ha consagrado nuestra nación a Cristo Rey; de distintas formas se ha proclamado su señorío. La primera consagración fue el 11 de enero de 1914, donde el arzobispo de México Mons. José Ma. Mora del Río, pidió la paz para México, mientras todos lanzaban vivas a Cristo rey. La segunda consagración fue el 11 de octubre de 1924, en el marco del Congreso Eucarístico en plena persecución religiosa y poco antes de estallar la Guerra Cristera. La tercera fue el 23 de noviembre de 2013, un día antes de la clausura del Año de la fe, con una coronación a Cristo Rey por Mons. Norberto Rivera. El año pasado, el 23 de noviembre de 2019, 12 mil personas renovaron su consagración a Cristo Rey.

México es una nación muy religiosa, una tierra cristiana en la más noble de sus expresiones.