/ martes 17 de septiembre de 2019

* Contraloría, primera baja

Con más pena que gloria, Leslie Mónica Garibo Puga terminó yéndose de la Contraloría General del Estado a escasos nueve meses y medio de haber asumido el cargo.

Sin embargo, desde principios de febrero, el gobernador Cuitláhuac García tuvo la oportunidad de deshacerse de esta abogada oriunda de la Ciudad de México. Pero en vez de aceptarle su renuncia, el mandatario veracruzano decidió sostenerla en el cargo y permitirle también que se sacudiera a directores de área y a la mayoría de los contralores internos que un par de influyentes miembros del gabinete le habían recomendado e impuesto.

Como ya se sabe, Garibo Puga le había presentado su renuncia al gobernador, según una conversación por WhatsApp que equivocadamente la entonces contralora compartió en un chat entre militantes de Morena, con los cuales está vinculada desde que fungía como representante de su partido ante el INE.

“¿Quiere usted poner a alguien?, o ¿lo busca una servidora? Para poder hacer la entrega-recepción conforme a derecho”, le expresaba a García Jiménez, según las capturas de pantalla de teléfono celular que algunos funcionarios “guardaron” y le filtraron al periodista Noé Zavaleta, corresponsal del semanario Proceso, quien según las versiones que recogió entre miembros del gobierno de Morena, la intención de renuncia de Garibo se habría dado debido a que luego de dos meses transcurridos de la actual administración estatal, la contralora y su equipo de trabajo “fueron incapaces” de encontrar irregularidades, expedientes de declaraciones patrimoniales incompletos o alguna información concreta que sirviera de contexto para interponer querellas penales en contra de excolaboradores del exgobernador panista Miguel Ángel Yunes.

“No es que los panistas y yunistas no hayan robado, es que en la Contraloría fueron tan tontos que en dos meses no pudieron encontrar nada. Y con el tema de gobernabilidad tan complicado, urgía, apremiaba una cortina de humo”, le explicó su fuente al reportero de Proceso.

Según la fallida conversación por WhatsApp, Garibo Puga fue ignorada por Cuitláhuac.

“Lamento mucho todo el mal entendido y le reithero (sic) q (sic) en ningún momento ha sido mi intención el actuar de mala fe, ojala (sic) y me dé la oportunidad de poder hablar con usted”, le insistía la excontralora, a la cual le estallaron varios escándalos: el del supuesto nepotismo por el presunto parentesco del subsecretario de Sefiplan, Eleazar Guerrero, con el gobernador; la sospechosa compra y renta de 160 patrullas por asignación directa de la Secretaría de Seguridad Pública, y ahora el despilfarro por los festejos septembrinos que realizó la Secretaría de Gobierno, entre ellos la polémica contratación por 6.5 millones de pesos de la orquesta “La Adictiva”, 70% más de lo que habría cobrado por otras presentaciones.



Con más pena que gloria, Leslie Mónica Garibo Puga terminó yéndose de la Contraloría General del Estado a escasos nueve meses y medio de haber asumido el cargo.

Sin embargo, desde principios de febrero, el gobernador Cuitláhuac García tuvo la oportunidad de deshacerse de esta abogada oriunda de la Ciudad de México. Pero en vez de aceptarle su renuncia, el mandatario veracruzano decidió sostenerla en el cargo y permitirle también que se sacudiera a directores de área y a la mayoría de los contralores internos que un par de influyentes miembros del gabinete le habían recomendado e impuesto.

Como ya se sabe, Garibo Puga le había presentado su renuncia al gobernador, según una conversación por WhatsApp que equivocadamente la entonces contralora compartió en un chat entre militantes de Morena, con los cuales está vinculada desde que fungía como representante de su partido ante el INE.

“¿Quiere usted poner a alguien?, o ¿lo busca una servidora? Para poder hacer la entrega-recepción conforme a derecho”, le expresaba a García Jiménez, según las capturas de pantalla de teléfono celular que algunos funcionarios “guardaron” y le filtraron al periodista Noé Zavaleta, corresponsal del semanario Proceso, quien según las versiones que recogió entre miembros del gobierno de Morena, la intención de renuncia de Garibo se habría dado debido a que luego de dos meses transcurridos de la actual administración estatal, la contralora y su equipo de trabajo “fueron incapaces” de encontrar irregularidades, expedientes de declaraciones patrimoniales incompletos o alguna información concreta que sirviera de contexto para interponer querellas penales en contra de excolaboradores del exgobernador panista Miguel Ángel Yunes.

“No es que los panistas y yunistas no hayan robado, es que en la Contraloría fueron tan tontos que en dos meses no pudieron encontrar nada. Y con el tema de gobernabilidad tan complicado, urgía, apremiaba una cortina de humo”, le explicó su fuente al reportero de Proceso.

Según la fallida conversación por WhatsApp, Garibo Puga fue ignorada por Cuitláhuac.

“Lamento mucho todo el mal entendido y le reithero (sic) q (sic) en ningún momento ha sido mi intención el actuar de mala fe, ojala (sic) y me dé la oportunidad de poder hablar con usted”, le insistía la excontralora, a la cual le estallaron varios escándalos: el del supuesto nepotismo por el presunto parentesco del subsecretario de Sefiplan, Eleazar Guerrero, con el gobernador; la sospechosa compra y renta de 160 patrullas por asignación directa de la Secretaría de Seguridad Pública, y ahora el despilfarro por los festejos septembrinos que realizó la Secretaría de Gobierno, entre ellos la polémica contratación por 6.5 millones de pesos de la orquesta “La Adictiva”, 70% más de lo que habría cobrado por otras presentaciones.



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