/ miércoles 5 de agosto de 2020

Coronavirus, desempleo y empeños

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Luis Alberto Romero

El sector empresarial de Xalapa ha sido insistente al externar su preocupación por el rumbo de la economía como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Los cierres de comercios son cada vez más frecuentes y, por consiguiente, los despidos de trabajadores se cuentan por cientos.

Al iniciar el mes, por ejemplo, la Canaco xalapeña hizo un llamado para que se permita la apertura de comercios, guardando todas las medidas preventivas.

El presidente de la Cámara en Veracruz, José Antonio Mendoza, señaló que los empresarios deben reactivar la economía, a efecto de cumplir con todas sus obligaciones fiscales y laborales.

De acuerdo con datos de la Canaco, ocho de cada diez establecimientos comerciales han resentido los efectos de esta crisis que ya lleva un semestre y que amenaza con prolongarse por tiempo indefinido.

El problema es que el confinamiento social ha paralizado la actividad económica y para los llamados giros no esenciales la situación es insostenible.

El presidente de la misma cámara en Xalapa, Bernardo Martínez Ríos, declaró de forma reciente que las estimaciones del organismo empresarial indican que entre 35 y 40% de los negocios locales se han visto obligados a despedir trabajadores.

Dice que los empresarios y comerciantes de Xalapa intentan evitar cierres, pero a varios se les ha complicado porque las ventas no han sido favorables.

En Xalapa, a pesar del semáforo epidemiológico en rojo, la gente poco a poco comienza a salir a las calles; sin embargo, ello no implica un aumento en el consumo. De hecho, es todo lo contrario, quienes conservan sus empleos y por tanto sus ingresos, buscan gastar lo menos posible ante el futuro incierto.

Esa situación ha provocado que decenas de locales comerciales de Xalapa ahora luzcan letreros de “se renta”.

La Canaco calcula que en la capital del estado se han perdido al menos 10 mil empleos.

Para ilustrar la magnitud del problema basta retomar la nota difundida por Diario de Xalapa, medio que consigna un aumento impresionante en el movimiento de las casas de empeño.

Indica la información del medio que en los meses de la pandemia, el Monte de Piedad realizó 200 mil operaciones de empeño en Veracruz; el monto: 729 millones de pesos en préstamos.

En todo el país, dicha institución colocó un millón 900 mil préstamos prendarios por 7 mil millones de pesos.

Lo que más ha recibido el Monte de Piedad durante la contingencia es joyería-relojes, computadoras y electrodomésticos.

Lo evidente es que los empeños han sido en los meses recientes una válvula de escape para las familias que pierden sus ingresos; a fin de cuentas, no es tan complicado acudir a una casa de préstamos como el Monte de Piedad, llevar alguna alhaja, un reloj o incluso un teléfono celular y obtener algún ingreso a partir de eso.

El problema es que es un recurso desesperado que tarde o temprano se acaba; y de no generarse nuevos empleos, la crisis económica se acentuará para miles de familias que estarán por debajo de la llamada línea de bienestar, en pobreza alimentaria.

Así, de continuar la depresión económica difícilmente se reactivarán las empresas y ello impedirá la generación de empleos.

Es la tormenta perfecta.

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Luis Alberto Romero

El sector empresarial de Xalapa ha sido insistente al externar su preocupación por el rumbo de la economía como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Los cierres de comercios son cada vez más frecuentes y, por consiguiente, los despidos de trabajadores se cuentan por cientos.

Al iniciar el mes, por ejemplo, la Canaco xalapeña hizo un llamado para que se permita la apertura de comercios, guardando todas las medidas preventivas.

El presidente de la Cámara en Veracruz, José Antonio Mendoza, señaló que los empresarios deben reactivar la economía, a efecto de cumplir con todas sus obligaciones fiscales y laborales.

De acuerdo con datos de la Canaco, ocho de cada diez establecimientos comerciales han resentido los efectos de esta crisis que ya lleva un semestre y que amenaza con prolongarse por tiempo indefinido.

El problema es que el confinamiento social ha paralizado la actividad económica y para los llamados giros no esenciales la situación es insostenible.

El presidente de la misma cámara en Xalapa, Bernardo Martínez Ríos, declaró de forma reciente que las estimaciones del organismo empresarial indican que entre 35 y 40% de los negocios locales se han visto obligados a despedir trabajadores.

Dice que los empresarios y comerciantes de Xalapa intentan evitar cierres, pero a varios se les ha complicado porque las ventas no han sido favorables.

En Xalapa, a pesar del semáforo epidemiológico en rojo, la gente poco a poco comienza a salir a las calles; sin embargo, ello no implica un aumento en el consumo. De hecho, es todo lo contrario, quienes conservan sus empleos y por tanto sus ingresos, buscan gastar lo menos posible ante el futuro incierto.

Esa situación ha provocado que decenas de locales comerciales de Xalapa ahora luzcan letreros de “se renta”.

La Canaco calcula que en la capital del estado se han perdido al menos 10 mil empleos.

Para ilustrar la magnitud del problema basta retomar la nota difundida por Diario de Xalapa, medio que consigna un aumento impresionante en el movimiento de las casas de empeño.

Indica la información del medio que en los meses de la pandemia, el Monte de Piedad realizó 200 mil operaciones de empeño en Veracruz; el monto: 729 millones de pesos en préstamos.

En todo el país, dicha institución colocó un millón 900 mil préstamos prendarios por 7 mil millones de pesos.

Lo que más ha recibido el Monte de Piedad durante la contingencia es joyería-relojes, computadoras y electrodomésticos.

Lo evidente es que los empeños han sido en los meses recientes una válvula de escape para las familias que pierden sus ingresos; a fin de cuentas, no es tan complicado acudir a una casa de préstamos como el Monte de Piedad, llevar alguna alhaja, un reloj o incluso un teléfono celular y obtener algún ingreso a partir de eso.

El problema es que es un recurso desesperado que tarde o temprano se acaba; y de no generarse nuevos empleos, la crisis económica se acentuará para miles de familias que estarán por debajo de la llamada línea de bienestar, en pobreza alimentaria.

Así, de continuar la depresión económica difícilmente se reactivarán las empresas y ello impedirá la generación de empleos.

Es la tormenta perfecta.