Los mexicanos en los últimos meses hemos sido materialmente asolados por la gran cantidad de tiempo que dedican los medios escritos y de difusión electrónica digital para difundir las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República.
Los tiempos son electorales, están activos partidos y candidatos; su estrategia es posicionarse en el ciudadano en edad de votar, por ello buscan comunicar sus ideas sobre aquellos temas que le preocupan: seguridad, economía, empleo, y salud; el vigente en los últimos días es la corrupción, palabra de diez letras, cuya antigüedad se remonta a la era en que el hombre se organiza socialmente, pasando de nómada a pueblos y ciudades, donde se dan las formas de organización social y política.
Ya la Biblia la cita en el pasaje del paraíso, cuando la serpiente le ofrece el fruto prohibido a Eva y éste corrompe a Adán.
Uno de los hechos más antiguos de corrupción se remonta al año 3,200 a.C., durante el reinado del faraón Ramsés IX, donde un funcionario del estado llamado Peser dirigía una banda de saqueadores de tumbas, descubiertos y juzgados no recibieron condena alguna.
Por el contrario, los griegos eran amantes de la ética, la utilizaban como una manera de actuar como una predisposición permanente para hacer las cosas buenas; Sócrates, acusado de sofista y pervertidor de la juventud, prefirió morir que recibir la ayuda de sus amigos y cumplir con la sentencia de muerte.
En Roma, la guardia pretoriana inició la venta de los tronos al que más diera; los Borgia sobornaron a los cardenales para obtener el papado de Alejandro II y muchas citas que enmarcan que este flagelo ha sido y es parte de la humanidad.
El significado etimológico de corrupción proviene del griego corromper, que significa arruinar o echar a perder y está relacionado con el honor y la moral destruidos; sus formas son los abusos de poder, malversación de fondos, sobornos.
Al corrupto, la Iglesia lo llama hereje, en lo social será marginado y cuando transgrede las leyes se le llama criminal.
El cómo combatirla es plataforma de campaña de los candidatos Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade Kuribreña y presentan sus programas para combatir sus orígenes como:
1.- La desigualdad social; 2.- La violencia objetiva; 3.- Ineficacia de la educación; 4.- La perversión de la autoridad; 5.- La falta de integridad ética en lo privado y público.
El candidato de Morena, Andrés Manuel, propone 26 puntos y además cita: “Gobernaré con terquedad y rayando en la locura, acabar con la corrupción”.
Puntos relevantes:
“Eliminar el fuero del presidente; austeridad, autonomía total y ciudadanización de los órganos de combate a la corrupción; promoción de la transparencia e impartición de justicia; sistema universal de declaración patrimonial y declaraciones juradas; auditoría inmobiliaria en Estados Unidos de las figuras públicas mexicanas provenientes de política y los altos negocios; eliminación del secreto bancario, licitaciones públicas en línea, prohibición de adjudicaciones directas”.
Por su parte Ricardo Anaya ha manifestado:
“Reformar el artículo 102 constitucional, para que el fiscal general y anticorrupción sean autónomos e independientes; muerte civil para los funcionarios y empresas que hayan sido señalados por corrupción; eliminar el fuero y la prescripción de delitos relacionados con la corrupción para evitar la impunidad, prohibir el uso del dinero en efectivo en los tres órdenes de gobierno, los pagos serán en transferencias electrónicas”.
La estrategia de Meade Kuribreña:
“Iniciativa de ley contra la corrupción con tres elementos: recuperar el dinero, las propiedades y todos los bienes; aumentar las penas a los funcionarios públicos deshonestos y volver obligatoria la certificación patrimonial para altos funcionarios y legisladores”.
Ésta es la propuesta sucinta de los candidatos, cada uno de los conceptos que lo integran detallan a fondo el cómo y las consecuencias.
En nuestro país se han dado las bases para combatir la corrupción, es de todos conocidos la ley sobre la materia, las instituciones que con ello se fortalecen, autonomía razonable en su actuar, falta pilares para su consolidación, como son los fiscales General y Anticorrupción con autonomía plena; así como la designación del auditor superior.
En Veracruz avanzamos con la publicación del 21 de noviembre pasado con la Ley 348 que contiene el Sistema Estatal Anticorrupción de Veracruz, que es de orden público y que tiene por objeto la coordinación de los entes públicos. Orfis, Fiscalía Especializada, Tribunal Superior del Estado, Contraloría General, IVAI, Judicatura del Poder Judicial y un ciudadano.
Con ello la Fiscalización Superior tendrá un papel preponderante en el combate a la corrupción, la revisión de las cuentas públicas, que tienen que realizarse con visión estratégica y estándares profesionales que tengan esta visión.
El Órgano Superior de Veracruz ha sido dotado de nuevas disposiciones jurídicas que contemplan los siguientes aspectos:
Supresión de los principios de posteridad y anualidad, el Orfis contará con facultades durante y en ejercicios posteriores; podrá iniciar el procedimiento de fiscalización desde el primer día del año, tendrá facultades para fiscalizar el destino y ejercicio de los recursos provenientes de deuda pública y se fortalecen más la coordinación con la Auditoría Superior de la Federación y la Fiscalía Superior del Estado.
El desafío es grande, la corrupción tiene mil formas, sencilla o sofisticada; toca a los entes facultados combatirla, constituye un reto para el Orfis, y a nosotros observar la ética griega.
Lo importante es que cualquiera de los candidatos que llegue a presidente tendrá un compromiso con México: Combatirla.
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