/ miércoles 4 de julio de 2018

Corta historia del triunfo a la derrota

Sobrados de inexplicable confianza y de otras cositas, los panistas todavía en el poder de Veracruz calcularon muy mal las consecuencias contundentes desde la noche del domingo primero de julio, la derrota.

Qué diferentes reacciones en comparación con la noche del 5 de junio de 2016, ya con un muy debilitado, por no decir apabullado, Javier “N” como gobernador, en alto la celebración por haber logrado por primera vez la alternancia.

El sonado triunfo les duró muy poco hablando en plural, tomando en cuenta que desde el arranque se percibió el tufo monárquico para instaurar el arranque de lo que pretendían fueran 14 años en Palacio de Gobierno.

Con un mal llamado Frente, la coalición del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano igual que a nivel nacional, en Veracruz estuvo desfigurado ideológicamente, ya ni se hable de esa alianza ambiciosa entre un exgobernador de Veracruz y quienes operaron su reclusión en Pacho Viejo.

Actos de campaña llenos de acarreados, despilfarros visibles, fotografías triunfalistas que distan mucho de lo que la gente hablaba aquí y allá; confiados en grupos que ni siquiera conocían bien y los traidores, principalmente priistas resentidos y arcaicos, la operación final fue un desastre.

La persecución a duartistas se desgastó desde el momento mismo que el gobierno federal decidió actuar y encerrar al exgobernador; en la campaña de 2016 fue decisiva esa estrategia para ganar, en 2018 ya estaba muy machacada.

Como insistimos, desde que iniciaron los despidos injustificados y masivos de la actual administración, fue violencia innecesaria en las formas y el fondo.

Hay historias desgarradoras, miles de litigios laborales, ya ni se diga de los burócratas desempleados a raíz del gobierno del cambio; hay estadísticas que aseguran que por cada despedido el voto en contra es de 5 a 10 por familia.

A todo ello hay que agregar que sólo hubo continuidad en los temas de inseguridad y la falta de empleo, no se logró una reactivación económica que atrajera nuevas y mejores fuentes de trabajo, ya ni hablar del tema de pensiones.

En 2018 los veracruzanos, de la misma forma que sucedió a nivel nacional, votaron en las urnas por un nuevo cambio, simple y sencillamente porque les fallaron sin importar el color del gobierno en funciones.

ÁGORA. El PRI está casi desaparecido y el PAN deberá entrar en fase de reconstrucción, pues el tsunami electoral fue mayúsculo; la única buena noticia será la confirmación que algunos partiditos desaparezcan y dejemos de mantenerlos con esos excesos.

@monicamarena

Sobrados de inexplicable confianza y de otras cositas, los panistas todavía en el poder de Veracruz calcularon muy mal las consecuencias contundentes desde la noche del domingo primero de julio, la derrota.

Qué diferentes reacciones en comparación con la noche del 5 de junio de 2016, ya con un muy debilitado, por no decir apabullado, Javier “N” como gobernador, en alto la celebración por haber logrado por primera vez la alternancia.

El sonado triunfo les duró muy poco hablando en plural, tomando en cuenta que desde el arranque se percibió el tufo monárquico para instaurar el arranque de lo que pretendían fueran 14 años en Palacio de Gobierno.

Con un mal llamado Frente, la coalición del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano igual que a nivel nacional, en Veracruz estuvo desfigurado ideológicamente, ya ni se hable de esa alianza ambiciosa entre un exgobernador de Veracruz y quienes operaron su reclusión en Pacho Viejo.

Actos de campaña llenos de acarreados, despilfarros visibles, fotografías triunfalistas que distan mucho de lo que la gente hablaba aquí y allá; confiados en grupos que ni siquiera conocían bien y los traidores, principalmente priistas resentidos y arcaicos, la operación final fue un desastre.

La persecución a duartistas se desgastó desde el momento mismo que el gobierno federal decidió actuar y encerrar al exgobernador; en la campaña de 2016 fue decisiva esa estrategia para ganar, en 2018 ya estaba muy machacada.

Como insistimos, desde que iniciaron los despidos injustificados y masivos de la actual administración, fue violencia innecesaria en las formas y el fondo.

Hay historias desgarradoras, miles de litigios laborales, ya ni se diga de los burócratas desempleados a raíz del gobierno del cambio; hay estadísticas que aseguran que por cada despedido el voto en contra es de 5 a 10 por familia.

A todo ello hay que agregar que sólo hubo continuidad en los temas de inseguridad y la falta de empleo, no se logró una reactivación económica que atrajera nuevas y mejores fuentes de trabajo, ya ni hablar del tema de pensiones.

En 2018 los veracruzanos, de la misma forma que sucedió a nivel nacional, votaron en las urnas por un nuevo cambio, simple y sencillamente porque les fallaron sin importar el color del gobierno en funciones.

ÁGORA. El PRI está casi desaparecido y el PAN deberá entrar en fase de reconstrucción, pues el tsunami electoral fue mayúsculo; la única buena noticia será la confirmación que algunos partiditos desaparezcan y dejemos de mantenerlos con esos excesos.

@monicamarena