/ lunes 25 de enero de 2021

Covid-19, el peor pretexto para engañar al pueblo

La historia universal registra, a partir de los conglomerados humanos, que el hombre ha tenido que someterse a las decisiones de quienes ejercen el mando y la conducción de su pueblo, resultando las más de las veces gobernantes que decepcionan por “mentirosos” en vez de gobernantes queridos y admirados, que han desechado el engaño y la manipulación para conducir a su pueblo a la búsqueda del bien común.

México ha tenido desde su independencia y hasta llegar a la desprestigiada y mal llamada 4T, gobernantes “buenos, regulares y malos”, cuya actuación como depositarios del poder público ha permitido etapas de progreso, estabilidad y desarrollo, pero también protestas y revueltas por el sojuzgamiento de la sociedad, que se ve privada de los derechos humanos y el conjunto de libertades indispensables para desarrollar su vida, sujetándose al imperio de la ley.

La esperanza perdida de un cambio democrático, que supo plantear durante 18 años de campaña el hoy presidente de México, se encuentra desgastada y desacreditada, por los incumplimientos del líder y fundador del partido Morena, a quien en nada ha favorecido el mal del siglo o pandemia por el Covid-19, que en el mes de marzo del año pasado le cayó a él “como anillo al dedo” y hoy con más de 150 mil muertos y un millón 800 mil contagios, ha perdido la credibilidad total, el Ejecutivo y los miembros de su gabinete, cuyas contradicciones crecen día con día, igual que la pandemia.

Las vacunas prometidas para prevenir el contagio del coronavirus han resultado otra promesa incumplida, puesto que los anuncios oficiales de compras millonarias a otros países productores, han sido desmentidos y, en el peor de los casos, han sido reprogramadas para otros tiempos, sin que se detenga la inevitable muerte de las personas de la sociedad civil, la clase política y trabajadores de la salud (médicos y enfermeras), resultando víctimas de la ineficacia oficial.

En las cuentas de Twitter y Facebook, las descalificaciones al gobierno federal y a los integrantes del Consejo de Salubridad General, que preside Andrés Manuel López Obrador, se han multiplicado minuto a minuto para reclamar el derecho a la salud, que tutela la Carta Magna, para todos los mexicanos, sin excepción, y cuya obligación de velar por él es esencialmente del señor Presidente y de sus asesores: el secretario de Salud y el subsecretario del ramo, Hugo López-Gatell.

La historia universal registra, a partir de los conglomerados humanos, que el hombre ha tenido que someterse a las decisiones de quienes ejercen el mando y la conducción de su pueblo, resultando las más de las veces gobernantes que decepcionan por “mentirosos” en vez de gobernantes queridos y admirados, que han desechado el engaño y la manipulación para conducir a su pueblo a la búsqueda del bien común.

México ha tenido desde su independencia y hasta llegar a la desprestigiada y mal llamada 4T, gobernantes “buenos, regulares y malos”, cuya actuación como depositarios del poder público ha permitido etapas de progreso, estabilidad y desarrollo, pero también protestas y revueltas por el sojuzgamiento de la sociedad, que se ve privada de los derechos humanos y el conjunto de libertades indispensables para desarrollar su vida, sujetándose al imperio de la ley.

La esperanza perdida de un cambio democrático, que supo plantear durante 18 años de campaña el hoy presidente de México, se encuentra desgastada y desacreditada, por los incumplimientos del líder y fundador del partido Morena, a quien en nada ha favorecido el mal del siglo o pandemia por el Covid-19, que en el mes de marzo del año pasado le cayó a él “como anillo al dedo” y hoy con más de 150 mil muertos y un millón 800 mil contagios, ha perdido la credibilidad total, el Ejecutivo y los miembros de su gabinete, cuyas contradicciones crecen día con día, igual que la pandemia.

Las vacunas prometidas para prevenir el contagio del coronavirus han resultado otra promesa incumplida, puesto que los anuncios oficiales de compras millonarias a otros países productores, han sido desmentidos y, en el peor de los casos, han sido reprogramadas para otros tiempos, sin que se detenga la inevitable muerte de las personas de la sociedad civil, la clase política y trabajadores de la salud (médicos y enfermeras), resultando víctimas de la ineficacia oficial.

En las cuentas de Twitter y Facebook, las descalificaciones al gobierno federal y a los integrantes del Consejo de Salubridad General, que preside Andrés Manuel López Obrador, se han multiplicado minuto a minuto para reclamar el derecho a la salud, que tutela la Carta Magna, para todos los mexicanos, sin excepción, y cuya obligación de velar por él es esencialmente del señor Presidente y de sus asesores: el secretario de Salud y el subsecretario del ramo, Hugo López-Gatell.