/ martes 14 de septiembre de 2021

Crecimiento de inversión pública, creencias y evidencias

Ruego al lector me permite expresar lo siguiente: hay indicios de que Morena podría estar en disposición de negociar con los opositores con objeto de tener un paquete económico que pueda ser aprobado prácticamente por unanimidad.

Si hay una variable que ha sufrido en los últimos años en México, es la inversión pública.

De acuerdo con las cifras del INEGI, en los últimos 20 años el país no solo creció, sino que la de 2020 fue inferior en 4% en términos reales a la que se realizó en el año 2000.

Se trató de dos décadas de estancamiento.

Al arrancar la presente administración, como casi siempre en el primer año de cada sexenio, la inversión pública se vino abajo y cayó en 11.8%.

En 2020, ya con los proyectos de infraestructura favoritos del gobierno en marcha, la inversión creció en 11.9%, pero todavía resultó 1.3% inferior a la del último año de sexenio de Peña Nieto.

Para este año se estima una nueva caída, que será de 6.1% en términos reales, con lo cual finalizaremos 2021 con un nivel 7.3% por abajo del que se tenía al final del sexenio anterior.

Por lo anterior es que resultó una sorpresa positiva en el Paquete Económico para 2022 que se programe un crecimiento de la inversión pública federal en 17.7% en términos reales.

Se trata del incremento más importante para la inversión pública desde 2008, cuando se estableció una política fiscal expasiva para amortiguar el impacto de la crisis financiera mundial en aquel año.

Durante décadas el gobierno dejó de invertir. Se apostó equivocadamente a que la inversión privada vendría a sustituir a la inversión pública. Esto no sucedió y el resultado fue un deterioro generalizado en la formación de capital productivo en el país.

Se puede cuestionar la pertinencia de algunos de los grandes proyectos de inversión que se han emprendido. Sin embargo, lo que me parece que no es cuestionable es que finalmente el gobierno esté nuevamente reemprendiendo la formación de capital que dejó de realizar durante muchos años.

Ojalá no se trate meramente de un alza de un año que luego sea seguida por nuevas caídas en los próximos, sino que sea un cambio de tendencia en la política pública y que en la segunda parte de esta administración podamos tener un nuevo impulso a la inversión.

Se ha comentado en diversas ocasiones por destacados economistas que la formación del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, lo puede hacer proclive a establecer una política más activa en materia de gasto e inversión arte de gobierno federal.

Por lo pronto, ya se percibió en el Paquete Económico para el próximo año, en donde vemos en términos generales una tendencia al crecimiento del gasto público sin que se ponga en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas.

Todo indica además que podríamos estar ante un cambio de actitud en la relación del Ejecutivo con el Congreso.

El proyecto del Presupuesto de Egresos que se presenta a Legislativo cada año es el documento de política pública más importante. Más allá de declaraciones y discursos, en el presupuesto se ven reflejadas las prioridades, preocupaciones y verdaderas intenciones del gobierno de forma llana y sin matices, reflejadas en montos y cifras. Es por eso que el Proyecto de Presupuesto, además de ser un documento económico, es también una especie de declaración política de los gobiernos.

Por eso es importante celebrar que el Proyecto de Presupuesto de Egresos presentado la semana pasada por la Secretaría de Hacienda al Congreso, incluye nuevamente un Anexo Transversal Anticorrupción.

Ruego al lector me permite expresar lo siguiente: hay indicios de que Morena podría estar en disposición de negociar con los opositores con objeto de tener un paquete económico que pueda ser aprobado prácticamente por unanimidad.

Si hay una variable que ha sufrido en los últimos años en México, es la inversión pública.

De acuerdo con las cifras del INEGI, en los últimos 20 años el país no solo creció, sino que la de 2020 fue inferior en 4% en términos reales a la que se realizó en el año 2000.

Se trató de dos décadas de estancamiento.

Al arrancar la presente administración, como casi siempre en el primer año de cada sexenio, la inversión pública se vino abajo y cayó en 11.8%.

En 2020, ya con los proyectos de infraestructura favoritos del gobierno en marcha, la inversión creció en 11.9%, pero todavía resultó 1.3% inferior a la del último año de sexenio de Peña Nieto.

Para este año se estima una nueva caída, que será de 6.1% en términos reales, con lo cual finalizaremos 2021 con un nivel 7.3% por abajo del que se tenía al final del sexenio anterior.

Por lo anterior es que resultó una sorpresa positiva en el Paquete Económico para 2022 que se programe un crecimiento de la inversión pública federal en 17.7% en términos reales.

Se trata del incremento más importante para la inversión pública desde 2008, cuando se estableció una política fiscal expasiva para amortiguar el impacto de la crisis financiera mundial en aquel año.

Durante décadas el gobierno dejó de invertir. Se apostó equivocadamente a que la inversión privada vendría a sustituir a la inversión pública. Esto no sucedió y el resultado fue un deterioro generalizado en la formación de capital productivo en el país.

Se puede cuestionar la pertinencia de algunos de los grandes proyectos de inversión que se han emprendido. Sin embargo, lo que me parece que no es cuestionable es que finalmente el gobierno esté nuevamente reemprendiendo la formación de capital que dejó de realizar durante muchos años.

Ojalá no se trate meramente de un alza de un año que luego sea seguida por nuevas caídas en los próximos, sino que sea un cambio de tendencia en la política pública y que en la segunda parte de esta administración podamos tener un nuevo impulso a la inversión.

Se ha comentado en diversas ocasiones por destacados economistas que la formación del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, lo puede hacer proclive a establecer una política más activa en materia de gasto e inversión arte de gobierno federal.

Por lo pronto, ya se percibió en el Paquete Económico para el próximo año, en donde vemos en términos generales una tendencia al crecimiento del gasto público sin que se ponga en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas.

Todo indica además que podríamos estar ante un cambio de actitud en la relación del Ejecutivo con el Congreso.

El proyecto del Presupuesto de Egresos que se presenta a Legislativo cada año es el documento de política pública más importante. Más allá de declaraciones y discursos, en el presupuesto se ven reflejadas las prioridades, preocupaciones y verdaderas intenciones del gobierno de forma llana y sin matices, reflejadas en montos y cifras. Es por eso que el Proyecto de Presupuesto, además de ser un documento económico, es también una especie de declaración política de los gobiernos.

Por eso es importante celebrar que el Proyecto de Presupuesto de Egresos presentado la semana pasada por la Secretaría de Hacienda al Congreso, incluye nuevamente un Anexo Transversal Anticorrupción.