Cada vez son menos de los treinta millones que aplaudían como focas y vitoreaban al señor López, pues entre esos millones actualmente hay muchos arrepentidos y otros más resentidos luego de perder sus empleos, tanto en la burocracia como en el sector privado.
Estos últimos debido la recesión económica tan brutal que estamos sufriendo en el país, en principio por la falta de inversión nacional y extranjera tras los errores cometidos al suspender un aeropuerto que tenía muchos años de estudio, programación y aprobación de las agencias internacionales de aeronáutica, seguido por la cancelación de una cervecera cuya inversión era multimillonaria, con promesa de miles de empleos y muy cercana a concluir la obra e iniciar actividades, y otros proyectos que al ver errores en la política económica salieron huyendo a mejores oportunidades y para mala suerte se nos vino la pandemia encima, con una parálisis de toda actividad económica y cierre de micros, medianas y grandes empresas, sin existir un programa de recuperación estructurado y viable.
La cancelación del Seguro Popular con la creación de un sistema de salud que hasta hoy no tiene ninguna planeación ni funcionamiento organizado. La falta de medicamentos, suspensión de programas para la atención del cáncer y cientos de enfermos, principalmente niños que están muriendo por no haber medicamentos para su atención, tal como lo ha descrito un oncólogo pediatra de nuestro estado. Lejos de resolver esas carencias se han destinado millones de pesos -muchos- para regalarlos a países centroamericanos, supuestamente para ayudar a sus pobres, cuando aquí la pobreza crece desmesuradamente.
En una de sus ocurrencias mañaneras, Andrés se envalentonó y dijo que si cien mil personas marchaban en reclamo a la forma de llevar las riendas del país, renunciaba de inmediato y se iba a su rancho. Y que se le viene la marcha de FRENA con más de 150 mil personas, la mayoría de la tan golpeada clase media, donde no había a los que él llama fifís, pues ni Salinas Priego, Slim ni otros de los potentados del país marcharon. Marcha compuesta por gente educada, pues avanzaban sin gritar groserías o mentadas, en perfecto orden, sin cometer actos vandálicos en comercios, edificios ni monumentos, todos con cubrebocas y discretamente separados para guardar distancia, lo que para algunos adoradores significó huecos sin gente.
Una columna humana verdaderamente impresionante, como nunca se había visto, en la que no iban acarreados, pagados ni compensados con su torta y frutsi, muchísimos que llegaron de diversos estados del país pagando sus propios gastos. Personas que a la convocatoria acudieron por voluntad propia, puntuales y con un correcto comportamiento, llenando el Zócalo de la Ciudad de México, calles y avenidas aledañas, y cuya fila se perdía en la distancia.
Sabemos que el foro de Sao Paulo está presionando para cambiar el rumbo del país hacia el tan temido comunismo de Venezuela, Cuba, Nicaragua, esperando retorne Bolivia y queriendo jalar a Colombia, pero aquí se está levantando la protesta ante la ineptitud.
¿Será que López cumpla su promesa mañanera? Lo dudo. En tanto el pueblo bueno está despertando al tigre y el país va en picada.
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