/ domingo 2 de agosto de 2020

Crueldad desorbitada

Los días y las noches se han recrudecido en Veracruz. En cada nuevo amanecer, más muertos. Pero… con toda la crueldad del mundo.

Por ejemplo, personas asesinadas a puñaladas, una tras otra, gozando el homicida cada madrazo seco.

Personas degolladas y luego, arrojadas a un río.

Mujeres secuestradas, desaparecidas, ultrajadas, asesinadas y decapitadas y tirado el cuerpo en la vía pública, a orilla de la carretera o de un camino vecinal.

Y de ñapa, hasta una narco/cartulina.

Personas asesinadas y colgado el cadáver de un puente o un árbol.

Mujeres asesinadas y tirado el cadáver en la brecha de un camino y el presunto homicida todavía avisar a uno de sus hijos.

Hombres ejecutados y arrojados los cadáveres a un río para que floten aguas abajo y multipliquen el terror y el miedo.

Feligreses asaltados en una iglesia una tarde cuando rezaban el rosario del día.

Ancianas, de más de noventa años de edad, asesinadas que únicamente para robarles.

Niñas secuestradas y desaparecidas y ultrajadas por elementos policiacos tanto de la secretaría de Seguridad Pública como municipales.

Mujeres asesinadas una mañana cuando iban al monte para cuidar los borregos.

Chicas asesinadas y arrojados los cadáveres sobre la ladera.

Mujeres y hombres asesinados en el motel y a quienes de seguro estaban cazando.

Personas emboscadas y asesinadas como fueran los casos, por ejemplo, del par de activistas, uno en Xalapa, por los derechos humanos, y otro, en Actopan, por el medio ambiente.

Se dirá que "¡ni modo, la vida es así, y qué le vamos a hacer!" con la naturaleza humana. Se dirá que "en la viña del Señor" hay de todo.

Y más, en una entidad geográfica como Veracruz habitada por ocho millones de personas y en donde la complejidad humana alcanza dimensión estelar.

También se dirá que en la vida hay buenos y malos.

Pero al mismo tiempo está el llamado Estado de Derecho, cuya esencia superior consiste en garantizar la seguridad en la vida.

Entonces, "y mientras son peras o manzanas", resulta paradójica tanta saña y barbarie a la que ha llegado la condición humana.

Valdría preguntarse, por ejemplo, como Zavalita en la novela "Conversación en la catedral", del peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, ¿en qué momento se jodió Veracruz?... para estar "atrapados y sin salida" en este oleaje de inseguridad, zozobra e incertidumbre.

Más, porque de pronto pareciera que nunca, jamás, la tranquilidad en la vida será restablecida y que el sexenio guinda y marrón seguirá caminando (ya van 19 meses) y terminará y llegará un nuevo gobierno y todo seguirá peor.

La calidad de vida está demasiado deteriorada en Veracruz.

Los días y las noches se han recrudecido en Veracruz. En cada nuevo amanecer, más muertos. Pero… con toda la crueldad del mundo.

Por ejemplo, personas asesinadas a puñaladas, una tras otra, gozando el homicida cada madrazo seco.

Personas degolladas y luego, arrojadas a un río.

Mujeres secuestradas, desaparecidas, ultrajadas, asesinadas y decapitadas y tirado el cuerpo en la vía pública, a orilla de la carretera o de un camino vecinal.

Y de ñapa, hasta una narco/cartulina.

Personas asesinadas y colgado el cadáver de un puente o un árbol.

Mujeres asesinadas y tirado el cadáver en la brecha de un camino y el presunto homicida todavía avisar a uno de sus hijos.

Hombres ejecutados y arrojados los cadáveres a un río para que floten aguas abajo y multipliquen el terror y el miedo.

Feligreses asaltados en una iglesia una tarde cuando rezaban el rosario del día.

Ancianas, de más de noventa años de edad, asesinadas que únicamente para robarles.

Niñas secuestradas y desaparecidas y ultrajadas por elementos policiacos tanto de la secretaría de Seguridad Pública como municipales.

Mujeres asesinadas una mañana cuando iban al monte para cuidar los borregos.

Chicas asesinadas y arrojados los cadáveres sobre la ladera.

Mujeres y hombres asesinados en el motel y a quienes de seguro estaban cazando.

Personas emboscadas y asesinadas como fueran los casos, por ejemplo, del par de activistas, uno en Xalapa, por los derechos humanos, y otro, en Actopan, por el medio ambiente.

Se dirá que "¡ni modo, la vida es así, y qué le vamos a hacer!" con la naturaleza humana. Se dirá que "en la viña del Señor" hay de todo.

Y más, en una entidad geográfica como Veracruz habitada por ocho millones de personas y en donde la complejidad humana alcanza dimensión estelar.

También se dirá que en la vida hay buenos y malos.

Pero al mismo tiempo está el llamado Estado de Derecho, cuya esencia superior consiste en garantizar la seguridad en la vida.

Entonces, "y mientras son peras o manzanas", resulta paradójica tanta saña y barbarie a la que ha llegado la condición humana.

Valdría preguntarse, por ejemplo, como Zavalita en la novela "Conversación en la catedral", del peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, ¿en qué momento se jodió Veracruz?... para estar "atrapados y sin salida" en este oleaje de inseguridad, zozobra e incertidumbre.

Más, porque de pronto pareciera que nunca, jamás, la tranquilidad en la vida será restablecida y que el sexenio guinda y marrón seguirá caminando (ya van 19 meses) y terminará y llegará un nuevo gobierno y todo seguirá peor.

La calidad de vida está demasiado deteriorada en Veracruz.

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