/ lunes 25 de marzo de 2019

Cuando el abucheo lo alcanzó

En el pasado inmediato se volvió costumbre la sorna, burla, rechiflas y abucheos a Enrique Peña Nieto tal vez, el primer presidente en convertirse en la figura favorita de los llamados “memes” y denostaciones en redes sociales.

El entonces presidente aguantó “vara” las cientos de veces que escuchó “¡Fuera Peña!” y muchos “¡Nos faltan 43!” y “¡Renuncia!”.

Felipe Calderón el segundo presidente panista no se libró del rechazo y la descalificación. Un 20 de julio del 2010 en Hermosillo, Sonora, Patricia Duarte Franco, madre de Andrés Alonso, uno de los 49 niños que murieron en el incendio de la guardería ABC, miró a los ojos a Calderón y le dijó: Yo voté por usted, porque pensé que el peligro estaba en otro lugar, y ya ve.

Ya en 2017 como ex presidente, Calderón fue increpado en Cancún, Quintana Roo; ahí, un grupo de activistas le gritaron “asesino, eres un asesino”.

En la actualidad los abucheos y rechiflas los pusieron de moda las huestes morenistas disfrazadas de fans de la cuarta transformación; de hecho, uno de los primeros gobernadores en enfrentar a las tribus lopezobradoristas fue el priista Héctor Astudillo de Guerrero.

Ahí, frente al presidente López Obrador, el mandatario guerrerense tuvo que tragar gordo a la hora, que el poco respetable público le gritaba “¡fuera!” y chiflaron hasta que se vio obligado a detenerse.

La presunta encomienda en actos donde asisten gobernadores de otros partidos frente al presidente se hizo la constante, hasta que, un valiente mandatario de Colima, también priista, de esos que ahora califican de adversarios, hizo frente a la rechifla y obligó al presidente a enviar señales de parar con la penosa práctica.

Por ello, el sábado pasado, cuando por primera vez el presidente López Obrador vivió en carne propia un monumental abucheo en acto deportivo muy esperado por su gustada afición al beisbol y acompañado de su hijo menor, el hecho le resultó altamente insultante, más, tan expuesto, con actitud desconcertada,ubicado en el centro del amplio campo, desprotegido ante un público que solo alcanzó a descalificar al llamarlos “fifís”.

El presidente debe haber dimensionado por lo que han pasado quienes han sido objeto de sorna y burla, al menos, eso se espera.

Y es que recibe esta rechifla a menos de 4 meses de gobierno; en adelante será difícil que el primer mandatario se arriesgue a tan lamentable reacción popular, que debiera por fuerza, ser motivo de análisis no solo de consumo propio, sino de quienes lo rodean y aplauden hasta desfallecer.

Tal vez pronto se realice una consulta popular para evaluar enviar al Congreso, una iniciativa de ley que prohiba chiflar, abuchear y ofender al presidente. En esta cuarta, todo puede pasar.

Ágora

No, los estadios no son lo suyo, si no, que lo convoquen al Luis de la Fuente, el Pirata, doble contra sencillo que nunca volverá.


@monicamarena

En el pasado inmediato se volvió costumbre la sorna, burla, rechiflas y abucheos a Enrique Peña Nieto tal vez, el primer presidente en convertirse en la figura favorita de los llamados “memes” y denostaciones en redes sociales.

El entonces presidente aguantó “vara” las cientos de veces que escuchó “¡Fuera Peña!” y muchos “¡Nos faltan 43!” y “¡Renuncia!”.

Felipe Calderón el segundo presidente panista no se libró del rechazo y la descalificación. Un 20 de julio del 2010 en Hermosillo, Sonora, Patricia Duarte Franco, madre de Andrés Alonso, uno de los 49 niños que murieron en el incendio de la guardería ABC, miró a los ojos a Calderón y le dijó: Yo voté por usted, porque pensé que el peligro estaba en otro lugar, y ya ve.

Ya en 2017 como ex presidente, Calderón fue increpado en Cancún, Quintana Roo; ahí, un grupo de activistas le gritaron “asesino, eres un asesino”.

En la actualidad los abucheos y rechiflas los pusieron de moda las huestes morenistas disfrazadas de fans de la cuarta transformación; de hecho, uno de los primeros gobernadores en enfrentar a las tribus lopezobradoristas fue el priista Héctor Astudillo de Guerrero.

Ahí, frente al presidente López Obrador, el mandatario guerrerense tuvo que tragar gordo a la hora, que el poco respetable público le gritaba “¡fuera!” y chiflaron hasta que se vio obligado a detenerse.

La presunta encomienda en actos donde asisten gobernadores de otros partidos frente al presidente se hizo la constante, hasta que, un valiente mandatario de Colima, también priista, de esos que ahora califican de adversarios, hizo frente a la rechifla y obligó al presidente a enviar señales de parar con la penosa práctica.

Por ello, el sábado pasado, cuando por primera vez el presidente López Obrador vivió en carne propia un monumental abucheo en acto deportivo muy esperado por su gustada afición al beisbol y acompañado de su hijo menor, el hecho le resultó altamente insultante, más, tan expuesto, con actitud desconcertada,ubicado en el centro del amplio campo, desprotegido ante un público que solo alcanzó a descalificar al llamarlos “fifís”.

El presidente debe haber dimensionado por lo que han pasado quienes han sido objeto de sorna y burla, al menos, eso se espera.

Y es que recibe esta rechifla a menos de 4 meses de gobierno; en adelante será difícil que el primer mandatario se arriesgue a tan lamentable reacción popular, que debiera por fuerza, ser motivo de análisis no solo de consumo propio, sino de quienes lo rodean y aplauden hasta desfallecer.

Tal vez pronto se realice una consulta popular para evaluar enviar al Congreso, una iniciativa de ley que prohiba chiflar, abuchear y ofender al presidente. En esta cuarta, todo puede pasar.

Ágora

No, los estadios no son lo suyo, si no, que lo convoquen al Luis de la Fuente, el Pirata, doble contra sencillo que nunca volverá.


@monicamarena