/ lunes 16 de julio de 2018

Cuando un gobierno se va

Cuando un gobierno se va como se ha visto en cada cambio de administración salen a flote los comportamientos más inverosímiles y faltos de sensibilidad.

Imponer un fiscal a modo pareciera acción desesperada o ignorar la realidad política a partir de la noche del 1 de julio.

Desdeñar sin diálogo ni el intento de negociación a los empresarios plantados con los pagos que les prometieron en la campaña que hablaba de un cambio, es tirar la toalla y cerrar cortina sin mínima responsabilidad.

Buscar el acomodo de afines en puestos de base, promover magistrados presuntamente cercanos y poner baches legales a la próxima administración se antoja sumamente riesgoso.

Cualquier tipo de componenda puede ser disuelta, las leyes se pueden modificar más con mayoría legislativa, por ello, llama poderosamente la atención lo que ocurre hoy en día en el estado de Veracruz.

Y es que en el todavía muy reciente cambio de administración ya sin Javier “N” en palacio de gobierno, se vivió toda una serie de sinsabores envidiables para cualquier telenovela.

El pueblo quedó muy desgastado, nada importaba más que la ambición por la gubernatura y nuevamente, pareciera que no interesa el voto masivo que se manifestó en una entidad sedienta de respuestas a las necesidades más apremiantes.

Ojalá haya mayor serenidad ante la escandalosa derrota y se respete a la mayoría que saco de palacio de gobierno a un grupo que prometió y no cumplió en la mayoría de los temas prioritarios.

Ágora

Aunque usted no lo crea, los grupos priistas se pelean la dirigencia de ese partido casi en cenizas; finalmente, no perdió el registro y sigue teniendo una considerable lista de militantes, interesante será el futuro inmediato del tricolor después de la debacle del pasado 1 de julio.

Ágora II

Se habla que hubo orden de limpiar escritorios y ordenar números en las dependencias estatales, los que llegan no tendrán miramientos. Como reza la popular frase “los carniceros de hoy serán las reses de mañana” ni hablar.

@monicamarena


Cuando un gobierno se va como se ha visto en cada cambio de administración salen a flote los comportamientos más inverosímiles y faltos de sensibilidad.

Imponer un fiscal a modo pareciera acción desesperada o ignorar la realidad política a partir de la noche del 1 de julio.

Desdeñar sin diálogo ni el intento de negociación a los empresarios plantados con los pagos que les prometieron en la campaña que hablaba de un cambio, es tirar la toalla y cerrar cortina sin mínima responsabilidad.

Buscar el acomodo de afines en puestos de base, promover magistrados presuntamente cercanos y poner baches legales a la próxima administración se antoja sumamente riesgoso.

Cualquier tipo de componenda puede ser disuelta, las leyes se pueden modificar más con mayoría legislativa, por ello, llama poderosamente la atención lo que ocurre hoy en día en el estado de Veracruz.

Y es que en el todavía muy reciente cambio de administración ya sin Javier “N” en palacio de gobierno, se vivió toda una serie de sinsabores envidiables para cualquier telenovela.

El pueblo quedó muy desgastado, nada importaba más que la ambición por la gubernatura y nuevamente, pareciera que no interesa el voto masivo que se manifestó en una entidad sedienta de respuestas a las necesidades más apremiantes.

Ojalá haya mayor serenidad ante la escandalosa derrota y se respete a la mayoría que saco de palacio de gobierno a un grupo que prometió y no cumplió en la mayoría de los temas prioritarios.

Ágora

Aunque usted no lo crea, los grupos priistas se pelean la dirigencia de ese partido casi en cenizas; finalmente, no perdió el registro y sigue teniendo una considerable lista de militantes, interesante será el futuro inmediato del tricolor después de la debacle del pasado 1 de julio.

Ágora II

Se habla que hubo orden de limpiar escritorios y ordenar números en las dependencias estatales, los que llegan no tendrán miramientos. Como reza la popular frase “los carniceros de hoy serán las reses de mañana” ni hablar.

@monicamarena