/ martes 23 de junio de 2020

Cuesta arriba

A esta fecha los responsables de las finanzas públicas deberán tener varios escenarios sobre la marcha de la hacienda pública y de su futuro, tomando en cuenta los hechos atípicos por los cuales transitamos.

Tendrán varios escenarios; el optimista, el posible y el pesimista, sus fundamentos son las variables cómo nos afectan y la profundidad de ellas en el tiempo, el principal problema es el Covid-19.

Las secundarias serán las consecuentes de la pandemia, ¿cuáles?: los ingresos públicos, tanto los petroleros como los naturales, ambos reconocidos como ingresos presupuestarios.

Los ingresos presupuestarios no petroleros lo integran los tributarios (ISR, IVA, IEPS y otros), los no tributarios, derechos, productos y aprovechamientos, así como los derivados de empresas productivas como CFE, IMSS e ISSSTE.

Los presupuestarios petroleros: los del Fondo Mexicano del Petróleo del Banco de México, los de la venta de la mezcla mexicana y la derivada de la venta de la producción de gasolinas, así como aquellas que emanan de los organismos y empresas productivas de Pemex.

El pronóstico original hecho por la SHCP, tomando como referencia el año 2019, era de 5 billones 226 millones de pesos en ingresos presupuestarios, estimación hecha al inicio de la pandemia; en estos momentos está en plenitud.

¿Como nos afecta?, pues mucho: ¡para la economía casi en su totalidad!, es decir, la industria para, el comercio para, los servicios paran. Con ello viene la caída de ingresos, la pérdida o disminución de utilidades, los anticipos de impuestos disminuyen, es posible que aumente la mora fiscal; en consecuencia, menos ingresos para la hacienda pública.

Adicionalmente las mini, pequeñas y medianas empresas entraron en crisis, dependiendo de su giro, más aquellas dedicadas a servicios, lo que equivale a menos ingresos y a los mismos gastos.

La medida que cualquier gobierno toma para proteger a su población es el confinamiento; éste es el claro ejemplo del paro económico.

Este fenómeno solo trae gastos al gobierno que no los podrá compensar en el corto tiempo. Lo primero es la salud e invierten o piden prestado para tener los elementos que protejan a su población.

Sin ingresos y con gastos reales priortarios, es urgente la apertura de la economía, cosa que ya hicieron China, Corea, Italia y El Vaticano, así como España, donde en estos días comenzarán a recibir a turistas, y qué decir de Alemania, donde sus ciudadanos ya vacionan en las islas Baleares.

Otros países como Rusia, Israel, Polonia y Hungría harán lo propio, pues necesitan y les urge reactivar su economía para que la gente tenga dinero para vivir.

México está en el peor de los escenarios, con el Covid en plenitud, con el sector salud a punto de la saturación, con quejas por falta de equipos, pero lo más significativo, con un desempleo trotante que se manifiesta día tras día.

Nadie ignora que el sector informal vive del comercio o de sus habilidades comerciales, lo que provoca que tengan que salir a buscar el sustento, con Covid o sin él; como se dice en el argot, se la rifan diariamente.

No hay alternativa, hay que abrir. A la gente se le está acabando la paciencia, necesita trabajar. De acuerdo con funcionarios de Hacienda, el déficit hasta ahora es de 150 mil millones pesos en ingresos y lo estiman en 300 mil al finalizar 2020.

Al no generar ingresos la base productiva no hay impuestos, los ingresos petroleros la pasarán muy mal. Para proteger el ingreso no realizado el gobierno cuenta con varios instrumentos:

1.- El estímulo fiscal por la utilidad compartida a que se refiere la Ley de Ingresos de Hidrocarburos, que consiste en un crédito fiscal que no podrá exceder los 65 mil millones de pesos, monto que no tendrá la obligación de enterar Pemex en el presente ejercicio fiscal.

2.- Ampliar el déficit fiscal a 3.3 del PIB, en lugar del 2.1% pronosticado.

3.- Usar el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios 2019, que al 31 de diciembre de 2019 contaba con 158 mil 543 millones de pesos.

4.- Recurrir al financiamiento externo, el cual es posible por el margen de maniobra que tiene en el PIB.

Conclusión: Año malo, caída de la economía y del PIB. El tiempo juzgará si las políticas públicas de austeridad, de combate a la pobreza y de infraestructura fueron apropiadas.

Mientras tanto, urge trabajar para todos aquellos que, como su servidor, viven de sus clientes y los cuales no la están pasando bien.

A esta fecha los responsables de las finanzas públicas deberán tener varios escenarios sobre la marcha de la hacienda pública y de su futuro, tomando en cuenta los hechos atípicos por los cuales transitamos.

Tendrán varios escenarios; el optimista, el posible y el pesimista, sus fundamentos son las variables cómo nos afectan y la profundidad de ellas en el tiempo, el principal problema es el Covid-19.

Las secundarias serán las consecuentes de la pandemia, ¿cuáles?: los ingresos públicos, tanto los petroleros como los naturales, ambos reconocidos como ingresos presupuestarios.

Los ingresos presupuestarios no petroleros lo integran los tributarios (ISR, IVA, IEPS y otros), los no tributarios, derechos, productos y aprovechamientos, así como los derivados de empresas productivas como CFE, IMSS e ISSSTE.

Los presupuestarios petroleros: los del Fondo Mexicano del Petróleo del Banco de México, los de la venta de la mezcla mexicana y la derivada de la venta de la producción de gasolinas, así como aquellas que emanan de los organismos y empresas productivas de Pemex.

El pronóstico original hecho por la SHCP, tomando como referencia el año 2019, era de 5 billones 226 millones de pesos en ingresos presupuestarios, estimación hecha al inicio de la pandemia; en estos momentos está en plenitud.

¿Como nos afecta?, pues mucho: ¡para la economía casi en su totalidad!, es decir, la industria para, el comercio para, los servicios paran. Con ello viene la caída de ingresos, la pérdida o disminución de utilidades, los anticipos de impuestos disminuyen, es posible que aumente la mora fiscal; en consecuencia, menos ingresos para la hacienda pública.

Adicionalmente las mini, pequeñas y medianas empresas entraron en crisis, dependiendo de su giro, más aquellas dedicadas a servicios, lo que equivale a menos ingresos y a los mismos gastos.

La medida que cualquier gobierno toma para proteger a su población es el confinamiento; éste es el claro ejemplo del paro económico.

Este fenómeno solo trae gastos al gobierno que no los podrá compensar en el corto tiempo. Lo primero es la salud e invierten o piden prestado para tener los elementos que protejan a su población.

Sin ingresos y con gastos reales priortarios, es urgente la apertura de la economía, cosa que ya hicieron China, Corea, Italia y El Vaticano, así como España, donde en estos días comenzarán a recibir a turistas, y qué decir de Alemania, donde sus ciudadanos ya vacionan en las islas Baleares.

Otros países como Rusia, Israel, Polonia y Hungría harán lo propio, pues necesitan y les urge reactivar su economía para que la gente tenga dinero para vivir.

México está en el peor de los escenarios, con el Covid en plenitud, con el sector salud a punto de la saturación, con quejas por falta de equipos, pero lo más significativo, con un desempleo trotante que se manifiesta día tras día.

Nadie ignora que el sector informal vive del comercio o de sus habilidades comerciales, lo que provoca que tengan que salir a buscar el sustento, con Covid o sin él; como se dice en el argot, se la rifan diariamente.

No hay alternativa, hay que abrir. A la gente se le está acabando la paciencia, necesita trabajar. De acuerdo con funcionarios de Hacienda, el déficit hasta ahora es de 150 mil millones pesos en ingresos y lo estiman en 300 mil al finalizar 2020.

Al no generar ingresos la base productiva no hay impuestos, los ingresos petroleros la pasarán muy mal. Para proteger el ingreso no realizado el gobierno cuenta con varios instrumentos:

1.- El estímulo fiscal por la utilidad compartida a que se refiere la Ley de Ingresos de Hidrocarburos, que consiste en un crédito fiscal que no podrá exceder los 65 mil millones de pesos, monto que no tendrá la obligación de enterar Pemex en el presente ejercicio fiscal.

2.- Ampliar el déficit fiscal a 3.3 del PIB, en lugar del 2.1% pronosticado.

3.- Usar el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios 2019, que al 31 de diciembre de 2019 contaba con 158 mil 543 millones de pesos.

4.- Recurrir al financiamiento externo, el cual es posible por el margen de maniobra que tiene en el PIB.

Conclusión: Año malo, caída de la economía y del PIB. El tiempo juzgará si las políticas públicas de austeridad, de combate a la pobreza y de infraestructura fueron apropiadas.

Mientras tanto, urge trabajar para todos aquellos que, como su servidor, viven de sus clientes y los cuales no la están pasando bien.