/ martes 3 de diciembre de 2019

Cuestionan y tiembla la presidenta del Tribunal

Mal arranque el de la nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez, quien por coraje o nerviosismo, o por ambas cosas, tembló ayer al dar su discurso apenas investida como representante del Poder Judicial de Veracruz.

La pusieron así, enojada o nerviosa, los cuestionamientos de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda, quien públicamente le restó méritos y la acusó de ser electa por dedazo.

Nunca ha sido fácil estar al frente de los magistrados, pues aunque no presidan al TSJ ni alguna de las salas que lo conforman finalmente también ostentan una magistratura y hacen valer los derechos de ésta.

Para ejercer más o menos control hay que tener no sólo conocimientos jurídicos sino también carácter y temple.

En ese sentido se recuerda el caso del magistrado Miguel Nava Oyarzábal, quien en tiempos de Dante Delgado Rannauro como gobernador, fue impulsado por éste para que presidiera el Tribunal Superior de Justicia.

Contrario a lo que sucedía en ese entonces, en que los representantes del TSJ duraban el periodo completo del gobernador en turno, pues la intromisión del Poder Ejecutivo era más burda, Nava Oyarzábal sorpresivamente dejó la presidencia antes de lo previsto.

Creo se dijo oficialmente que por motivos de salud, pero los comentarios entre los cercanos a Dante fueron en torno a que no podía controlar a los magistrados.

Pero bueno, el máximo tribunal veracruzano, que ha sido presidido por juristas como Pericles Namorado Urrutia, Luis Martínez Almandra y Aureliano Hernández Palacios, ahora será encabezado, por primera ocasión en su historia, por una mujer.

Los cuestionamientos que se le hacen a Sofía Martínez para presidir el Tribunal Superior de Justicia no son porque sea mujer, sino porque, entre otras cosas, se asegura que llegó por dedazo.

Y sería por dedazo, dicen, ya que en cuestión de semanas se le preparó y ubicó en la posición para ser impulsada a ese importante cargo. De ser secretaria de acuerdos en una sala, el Ejecutivo la propuso para ser magistrada y ahora la arroparon para llevarla a la presidencia, dejando atrás, como casi siempre, a otras magistradas y magistrados con mucho mayor mérito.

En fin, la decisión ya fue tomada –aunque la impugnarán- y por lo pronto, quien ha sustituido a Edel Álvarez Peña en la representación del Poder Judicial, mostró que unos cuestionamientos la pueden alterar, al grado de temblarle la voz y las manos al leer su primer discurso como presidenta.

Porque en estos tiempos tan convulsos, violentos y revueltos se requiere más que nunca que el Poder Judicial imparta realmente justicia de manera pronta, se desea que esa imagen de una presidenta del Tribunal Superior de Justicia temblorosa y cuestionada, sea superada con una buena actuación, que incluya, de manera clara, una real separación de los otros poderes, Legislativo y Ejecutivo y justicia imparcial para el pueblo.

¿Sucederá así?

Ya lo veremos.

Mal arranque el de la nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez, quien por coraje o nerviosismo, o por ambas cosas, tembló ayer al dar su discurso apenas investida como representante del Poder Judicial de Veracruz.

La pusieron así, enojada o nerviosa, los cuestionamientos de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda, quien públicamente le restó méritos y la acusó de ser electa por dedazo.

Nunca ha sido fácil estar al frente de los magistrados, pues aunque no presidan al TSJ ni alguna de las salas que lo conforman finalmente también ostentan una magistratura y hacen valer los derechos de ésta.

Para ejercer más o menos control hay que tener no sólo conocimientos jurídicos sino también carácter y temple.

En ese sentido se recuerda el caso del magistrado Miguel Nava Oyarzábal, quien en tiempos de Dante Delgado Rannauro como gobernador, fue impulsado por éste para que presidiera el Tribunal Superior de Justicia.

Contrario a lo que sucedía en ese entonces, en que los representantes del TSJ duraban el periodo completo del gobernador en turno, pues la intromisión del Poder Ejecutivo era más burda, Nava Oyarzábal sorpresivamente dejó la presidencia antes de lo previsto.

Creo se dijo oficialmente que por motivos de salud, pero los comentarios entre los cercanos a Dante fueron en torno a que no podía controlar a los magistrados.

Pero bueno, el máximo tribunal veracruzano, que ha sido presidido por juristas como Pericles Namorado Urrutia, Luis Martínez Almandra y Aureliano Hernández Palacios, ahora será encabezado, por primera ocasión en su historia, por una mujer.

Los cuestionamientos que se le hacen a Sofía Martínez para presidir el Tribunal Superior de Justicia no son porque sea mujer, sino porque, entre otras cosas, se asegura que llegó por dedazo.

Y sería por dedazo, dicen, ya que en cuestión de semanas se le preparó y ubicó en la posición para ser impulsada a ese importante cargo. De ser secretaria de acuerdos en una sala, el Ejecutivo la propuso para ser magistrada y ahora la arroparon para llevarla a la presidencia, dejando atrás, como casi siempre, a otras magistradas y magistrados con mucho mayor mérito.

En fin, la decisión ya fue tomada –aunque la impugnarán- y por lo pronto, quien ha sustituido a Edel Álvarez Peña en la representación del Poder Judicial, mostró que unos cuestionamientos la pueden alterar, al grado de temblarle la voz y las manos al leer su primer discurso como presidenta.

Porque en estos tiempos tan convulsos, violentos y revueltos se requiere más que nunca que el Poder Judicial imparta realmente justicia de manera pronta, se desea que esa imagen de una presidenta del Tribunal Superior de Justicia temblorosa y cuestionada, sea superada con una buena actuación, que incluya, de manera clara, una real separación de los otros poderes, Legislativo y Ejecutivo y justicia imparcial para el pueblo.

¿Sucederá así?

Ya lo veremos.