/ lunes 17 de septiembre de 2018

De “Juanitas y Juanitos” están llenos los partidos

Hasta la semana pasada se registraron 67 renuncias a cargos de elección popular ante el INE, por la presión que se supone se ha ejercido, en contra de mujeres que en las boletas electorales, aparecieron como candidatas a diversos puestos de elección popular; unas por el principio de mayoría relativa y otras, por el principio de representación proporcional, llevando como suplentes a sus esposos o parejas sentimentales, quienes no pudieron registrarse como candidatos propietarios a esos puestos que sus cónyuges ganaron y que hoy les pretenden arrebatar.

Las consejeras electorales Laura León y Blanca Parra, del Instituto Electoral y Participación Ciudadana de Chiapas, encendieron la alarma sísmica-política, para no permitir este atropello, lleno de misoginia y feminicidio político, puesto que es de sobra conocida la fama de los maridos chiapanecos, de maltratar física, mental y ahora políticamente a sus compañeras de vida.

En 2009, cuando todavía era miembro del PRD, Andrés Manuel López Obrador quiso imponer en la elección para jefes delegacionales a la Lic. Clara Brugada, quien perdió la elección interna frente a Silvia Oliva, pero la astucia política del hoy presidente electo, postuló a Rafael Acosta “Juanito”, quien se desempeñaba como vendedor ambulante, dueño de una nevería que le permitía en sus ratos libres ser un activista social muy bragado.

“Juanito” se disciplinó a las instrucciones de AMLO para ser candidato a jefe de la delegación de Iztapalapa, para después renunciar y dejar su lugar a Clara Brugada, que era la verdadera candidata del mandamás del PRD. Y Juanito ganó la elección y al día siguiente de tomar posesión pidió licencia ante la asamblea del DF, donde la mayoría perredista se impuso y se la concedió.

El 28 de noviembre del mismo año, “Juanito” intentó retomar la Delegación, pero el cerco perredista le impidió ejercer el cargo electoralmente ganado; desde entonces se llama “juanitas o juanitos” a los candidatos fachada, que sirven para ganar elecciones y dejar su puesto a quien no hizo nada para ganar.

Para los políticos de todo México, hoy está de moda el “chiapanizate”, pues esta visto que el gobernador Manuel Velasco Coello, al mismo tiempo Senador con licencia primeramente negada y después autorizada por la mayoría de Morena en el Senado, puede hacer y deshacer a su antojo, y así querrán imitarlo los “virreyes” de otros estados, que cuenten con la mayoría de Morena.


Hasta la semana pasada se registraron 67 renuncias a cargos de elección popular ante el INE, por la presión que se supone se ha ejercido, en contra de mujeres que en las boletas electorales, aparecieron como candidatas a diversos puestos de elección popular; unas por el principio de mayoría relativa y otras, por el principio de representación proporcional, llevando como suplentes a sus esposos o parejas sentimentales, quienes no pudieron registrarse como candidatos propietarios a esos puestos que sus cónyuges ganaron y que hoy les pretenden arrebatar.

Las consejeras electorales Laura León y Blanca Parra, del Instituto Electoral y Participación Ciudadana de Chiapas, encendieron la alarma sísmica-política, para no permitir este atropello, lleno de misoginia y feminicidio político, puesto que es de sobra conocida la fama de los maridos chiapanecos, de maltratar física, mental y ahora políticamente a sus compañeras de vida.

En 2009, cuando todavía era miembro del PRD, Andrés Manuel López Obrador quiso imponer en la elección para jefes delegacionales a la Lic. Clara Brugada, quien perdió la elección interna frente a Silvia Oliva, pero la astucia política del hoy presidente electo, postuló a Rafael Acosta “Juanito”, quien se desempeñaba como vendedor ambulante, dueño de una nevería que le permitía en sus ratos libres ser un activista social muy bragado.

“Juanito” se disciplinó a las instrucciones de AMLO para ser candidato a jefe de la delegación de Iztapalapa, para después renunciar y dejar su lugar a Clara Brugada, que era la verdadera candidata del mandamás del PRD. Y Juanito ganó la elección y al día siguiente de tomar posesión pidió licencia ante la asamblea del DF, donde la mayoría perredista se impuso y se la concedió.

El 28 de noviembre del mismo año, “Juanito” intentó retomar la Delegación, pero el cerco perredista le impidió ejercer el cargo electoralmente ganado; desde entonces se llama “juanitas o juanitos” a los candidatos fachada, que sirven para ganar elecciones y dejar su puesto a quien no hizo nada para ganar.

Para los políticos de todo México, hoy está de moda el “chiapanizate”, pues esta visto que el gobernador Manuel Velasco Coello, al mismo tiempo Senador con licencia primeramente negada y después autorizada por la mayoría de Morena en el Senado, puede hacer y deshacer a su antojo, y así querrán imitarlo los “virreyes” de otros estados, que cuenten con la mayoría de Morena.