/ viernes 12 de octubre de 2018

De las promesas incumplidas de Madero al desencanto de la población

Entre las recomendaciones de Maquiavelo a los príncipes, destaca la de cumplir sus promesas...

Porque el príncipe que cumple su palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez, según Maquiavelo, es digno de alabanza; pero aquellos príncipes que han envuelto a los demás con astucia encantadora y que luego le dan la espalda a su pueblo, sólo merecen el desprecio, el odio y el olvido.

El descrédito en la política mexicana se debe más que nada a los políticos que sólo buscan alcanzar el poder mediante engaños, sin importar que todas aquellas promesas, aun hechas bajo juramento, no se cumplan y al final se descubran los engaños utilizados por los grandes demagogos, quienes merecen terminar defenestrados de sus palacios, por el pueblo dolido al haber depositado su confianza en un impostor.

Y para no ir muy lejos, en la historia de México basta recordar el inicio de la gestión del presidente Francisco I. Madero, quien aprovechando el desencanto y el hartazgo de los mexicanos, por el ejercicio abusivo del poder público del general Porfirio Díaz, quien se perpetuó en la Presidencia de la República de 1876 a 1911, con excepción de los cuatro años (1880-1884) en que su compadre el general Manuel González ocupó la Presidencia de México, sólo para modificar la Constitución y abrogar la “No Reelección”.

El estado de cosas que se vivía durante el proceso electoral de 1910 permitió a Madero ganar las elecciones, triunfo que pretendió desconocer el general Díaz y que fue el motivo del inicio de la Revolución Mexicana, con la expulsión del país de don Porfirio y la asunción presidencial de Madero.

Si Madero hubiera cumplido sus promesas de campaña, esas mágicas transformaciones prometidas que nunca se hicieron realidad, el pueblo que lo llevó al poder habría impedido la traición del general Victoriano Huerta, quien ordenó el encarcelamiento de Madero y Pino Suárez y su posterior fusilamiento; ocasionando con ello un cambio de ruta en la política, que originó el estallido de la Revolución Mexicana.

Todavía no toma posesión el presidente electo AMLO, y ya comienzan sus opositores a obstaculizar el cumplimiento de sus promesas de campaña; por el bien de México y de los mexicanos, deseamos que la Cuarta Transformación del país se convierta en una realidad y que la palabra dada por López Obrador se cumpla y lo convierta en un ser digno de reconocimiento y respeto.


Entre las recomendaciones de Maquiavelo a los príncipes, destaca la de cumplir sus promesas...

Porque el príncipe que cumple su palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez, según Maquiavelo, es digno de alabanza; pero aquellos príncipes que han envuelto a los demás con astucia encantadora y que luego le dan la espalda a su pueblo, sólo merecen el desprecio, el odio y el olvido.

El descrédito en la política mexicana se debe más que nada a los políticos que sólo buscan alcanzar el poder mediante engaños, sin importar que todas aquellas promesas, aun hechas bajo juramento, no se cumplan y al final se descubran los engaños utilizados por los grandes demagogos, quienes merecen terminar defenestrados de sus palacios, por el pueblo dolido al haber depositado su confianza en un impostor.

Y para no ir muy lejos, en la historia de México basta recordar el inicio de la gestión del presidente Francisco I. Madero, quien aprovechando el desencanto y el hartazgo de los mexicanos, por el ejercicio abusivo del poder público del general Porfirio Díaz, quien se perpetuó en la Presidencia de la República de 1876 a 1911, con excepción de los cuatro años (1880-1884) en que su compadre el general Manuel González ocupó la Presidencia de México, sólo para modificar la Constitución y abrogar la “No Reelección”.

El estado de cosas que se vivía durante el proceso electoral de 1910 permitió a Madero ganar las elecciones, triunfo que pretendió desconocer el general Díaz y que fue el motivo del inicio de la Revolución Mexicana, con la expulsión del país de don Porfirio y la asunción presidencial de Madero.

Si Madero hubiera cumplido sus promesas de campaña, esas mágicas transformaciones prometidas que nunca se hicieron realidad, el pueblo que lo llevó al poder habría impedido la traición del general Victoriano Huerta, quien ordenó el encarcelamiento de Madero y Pino Suárez y su posterior fusilamiento; ocasionando con ello un cambio de ruta en la política, que originó el estallido de la Revolución Mexicana.

Todavía no toma posesión el presidente electo AMLO, y ya comienzan sus opositores a obstaculizar el cumplimiento de sus promesas de campaña; por el bien de México y de los mexicanos, deseamos que la Cuarta Transformación del país se convierta en una realidad y que la palabra dada por López Obrador se cumpla y lo convierta en un ser digno de reconocimiento y respeto.