/ domingo 11 de julio de 2021

Déficit mensual sería de $500 millones; ¿deuda impagable?

Miguel Alemán empezó a dejar deuda, Fidel la disparó y Duarte la colocó a nivel exorbitante. A partir de ahí lo que debe el gobierno de Veracruz para algunos es impagable.

Al paso que se va podría llegar el momento en que ningún banco le quiera prestar al gobierno, lo que más allá de motivo de escándalo llevaría a un problema social de proporciones bastante graves.

Prácticamente ningún gobernador se ha salvado de tener señalamientos en cuanto al manejo del dinero público, pero lo que empezó a vivirse a partir de finales de 1998 es cuestión aparte en Veracruz.

Tras la administración austera de Patricio Chirinos -resulta ahora, con lo observado después, que Chirinos puede pasar a la historia como un buen gobernador- se dio un cambio drástico.

Sin una razón válida, pues heredaron finanzas muy sanas y lo hecho en obras no fue nada extraordinario, casi por finalizar el gobierno de Miguel Alemán tuvieron que recurrir a un préstamo por alrededor de 3 mil millones de pesos, pues de repente se dijo que no alcanzaba el dinero para el cierre de esa administración.

Hubo señalamientos diversos en contra de funcionarios de aquel entonces y los veracruzanos fueron testigos de cómo varios llegaron sin nada y terminaron como nuevos ricos, en tanto el jefe de ellos vuelve a confirmar en estos días que eso de los negocios particulares nada más no se le da.

Llegó Fidel Herrera al gobierno y las finanzas terminaron de ponerse de cabeza. Hubo gastos desordenados y se pidió y se pidió prestado hasta elevar la deuda pública a unos 20 mil millones de pesos, aunque, a conveniencia, ya no quedó claro cuánto se debía.

Después, en la administración de Javier Duarte, terminó por perderse la brújula y lo que se pidió prestado, para supuestas acciones de gobierno y pagar, llegó a niveles desproporcionados, tanto, que en realidad ya nunca se supo a cuánto ascendió.

Las cifras danzaron entre los 40 mil millones de pesos y los 80 mil millones. La menor casi equivalía a lo que era la mitad del presupuesto total de un año para el estado de Veracruz, que dicho sea de paso es uno de los más importantes del país.

Todo se salió de proporción y entonces, quienes conocen de finanzas, advierten que hasta con las reestructuraciones de la deuda empezaron a hacer grandes negocios por parte de quienes llevan la batuta en las negociaciones dizque para mejorar las condiciones de los pagos.

A partir de ahí, con una deuda tan grande -el actual secretario de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, la ubica en 52 mil millones de pesos- que genera intereses de miles de millones, no se ha podido hacer algo que realmente permita enfrentar el déficit y realizar obras y acciones que impacten positivamente a los veracruzanos.

La enorme y pesada deuda, señalan quienes saben de finanzas públicas, solo ha sido pateada de un lugar a otro, simple y sencillamente porque no hay de otra.

Y ahora, que al problema económico que se arrastra desde hace varios años en Veracruz se le debe agregar el que vive el país derivado de la pandemia, pues la situación ha empeorado.

Lo vemos en estos días en el Poder Judicial, en donde nos dicen que el presupuesto de todo el año ya se lo acabaron en julio.

En fin, no es sencillo este asunto, pues los cálculos son en el sentido de que el déficit mensual del gobierno, derivado del boquete de la deuda, es de aproximadamente 500 millones de pesos.

Por eso se pide prestado periódicamente… y se seguirá pidiendo, sobre todo cada fin de año, cuando se juntan el pago normal de nóminas y los aguinaldos de toda la burocracia, con sus miles de maestros, personal de salud, policías y demás.

Miguel Alemán empezó a dejar deuda, Fidel la disparó y Duarte la colocó a nivel exorbitante. A partir de ahí lo que debe el gobierno de Veracruz para algunos es impagable.

Al paso que se va podría llegar el momento en que ningún banco le quiera prestar al gobierno, lo que más allá de motivo de escándalo llevaría a un problema social de proporciones bastante graves.

Prácticamente ningún gobernador se ha salvado de tener señalamientos en cuanto al manejo del dinero público, pero lo que empezó a vivirse a partir de finales de 1998 es cuestión aparte en Veracruz.

Tras la administración austera de Patricio Chirinos -resulta ahora, con lo observado después, que Chirinos puede pasar a la historia como un buen gobernador- se dio un cambio drástico.

Sin una razón válida, pues heredaron finanzas muy sanas y lo hecho en obras no fue nada extraordinario, casi por finalizar el gobierno de Miguel Alemán tuvieron que recurrir a un préstamo por alrededor de 3 mil millones de pesos, pues de repente se dijo que no alcanzaba el dinero para el cierre de esa administración.

Hubo señalamientos diversos en contra de funcionarios de aquel entonces y los veracruzanos fueron testigos de cómo varios llegaron sin nada y terminaron como nuevos ricos, en tanto el jefe de ellos vuelve a confirmar en estos días que eso de los negocios particulares nada más no se le da.

Llegó Fidel Herrera al gobierno y las finanzas terminaron de ponerse de cabeza. Hubo gastos desordenados y se pidió y se pidió prestado hasta elevar la deuda pública a unos 20 mil millones de pesos, aunque, a conveniencia, ya no quedó claro cuánto se debía.

Después, en la administración de Javier Duarte, terminó por perderse la brújula y lo que se pidió prestado, para supuestas acciones de gobierno y pagar, llegó a niveles desproporcionados, tanto, que en realidad ya nunca se supo a cuánto ascendió.

Las cifras danzaron entre los 40 mil millones de pesos y los 80 mil millones. La menor casi equivalía a lo que era la mitad del presupuesto total de un año para el estado de Veracruz, que dicho sea de paso es uno de los más importantes del país.

Todo se salió de proporción y entonces, quienes conocen de finanzas, advierten que hasta con las reestructuraciones de la deuda empezaron a hacer grandes negocios por parte de quienes llevan la batuta en las negociaciones dizque para mejorar las condiciones de los pagos.

A partir de ahí, con una deuda tan grande -el actual secretario de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, la ubica en 52 mil millones de pesos- que genera intereses de miles de millones, no se ha podido hacer algo que realmente permita enfrentar el déficit y realizar obras y acciones que impacten positivamente a los veracruzanos.

La enorme y pesada deuda, señalan quienes saben de finanzas públicas, solo ha sido pateada de un lugar a otro, simple y sencillamente porque no hay de otra.

Y ahora, que al problema económico que se arrastra desde hace varios años en Veracruz se le debe agregar el que vive el país derivado de la pandemia, pues la situación ha empeorado.

Lo vemos en estos días en el Poder Judicial, en donde nos dicen que el presupuesto de todo el año ya se lo acabaron en julio.

En fin, no es sencillo este asunto, pues los cálculos son en el sentido de que el déficit mensual del gobierno, derivado del boquete de la deuda, es de aproximadamente 500 millones de pesos.

Por eso se pide prestado periódicamente… y se seguirá pidiendo, sobre todo cada fin de año, cuando se juntan el pago normal de nóminas y los aguinaldos de toda la burocracia, con sus miles de maestros, personal de salud, policías y demás.