/ lunes 17 de junio de 2019

Dejen gobernar a Cuitláhuac

Hay las más diversas opiniones, positivas y negativas, sobre el gobierno de Cuitláhuac García, pero no debe perderse de vista que por lo general, en toda organización, los peores enemigos o la mayor resistencia están adentro.

Así las cosas, en la administración de Cuitláhuac o alrededor de ella hay gente con poder o influencia que se dedica a poner trabas, meter zancadillas, no hacer nada o a solo responder a los intereses de su jefe, que no es el gobernador.

Eso sí, las críticas, prácticamente todas, las recibe sólo Cuitláhuac, lo que resulta muy cómodo para quienes están dedicados con singular alegría a dejar pasar las cosas sin meterse en problemas.

La administración pública es muy grande y en un estado como Veracruz el “pastel” a repartir, cuando se gana la gubernatura, es enorme. Pero hay quienes no se conforman con algunas buenas rebanadas, sino que exigen más.

Éste sería el caso de ahora. Efectivamente cooperaron para el triunfo y luego pidieron o exigieron sus posiciones y se las dieron. Desde mi punto de vista hasta se les pasó la mano.

Pero después no han dejado gobernar a quien López Obrador decidió que fuera el candidato para ganar en Veracruz. Se entrometen constantemente en las decisiones del gobierno y tiran a matar cuando hay conflictos, lo que en buena medida distrae en las acciones de gobierno y genera parte de los problemas que vemos.

Por eso algunos que conocen bien lo que es la política y no pertenecen a los grupos de Morena en pugna han decidido sumirse y no asomar su cabeza hasta que haya más o menos un vencedor.

Una situación así de pelea interna no puede durar tanto tiempo, pues se queda mal ante los gobernados, no pueden alcanzarse los resultados deseados y a la postre todos los que están en conflicto quedan debilitados.

Los veracruzanos tienen muchas esperanzas en este gobierno, luego del desastre en que el PRI dejó al estado y que no fue lo que se esperaba de los panistas.

Se quiere, se demanda, se exige seguridad, generación de empleos, atención en la salud, servicios públicos de calidad, obras y buena educación, entre otras cosas.

Así que lo ideal sería que, desde las entrañas de Morena, dejen gobernar a Cuitláhuac, que ya bastante tiene con los ataques y críticas de los externos. Lo ideal sería que lo respaldaran, para que Morena, en su conjunto, dé buenos resultados. Pero eso, a como vemos a varios de los actores políticos de la actualidad, parece un sueño.

Nadie experimenta en cabeza ajena, sin embargo, las cabezas de los grupos morenistas deberían voltear y ver lo que les pasó a los priistas apenas en 2016, año en el que de tener todo el poder pasaron a su derrumbe. No todo fue la mala actuación de Duarte, los duartistas y los fidelistas. También su división.

Hay las más diversas opiniones, positivas y negativas, sobre el gobierno de Cuitláhuac García, pero no debe perderse de vista que por lo general, en toda organización, los peores enemigos o la mayor resistencia están adentro.

Así las cosas, en la administración de Cuitláhuac o alrededor de ella hay gente con poder o influencia que se dedica a poner trabas, meter zancadillas, no hacer nada o a solo responder a los intereses de su jefe, que no es el gobernador.

Eso sí, las críticas, prácticamente todas, las recibe sólo Cuitláhuac, lo que resulta muy cómodo para quienes están dedicados con singular alegría a dejar pasar las cosas sin meterse en problemas.

La administración pública es muy grande y en un estado como Veracruz el “pastel” a repartir, cuando se gana la gubernatura, es enorme. Pero hay quienes no se conforman con algunas buenas rebanadas, sino que exigen más.

Éste sería el caso de ahora. Efectivamente cooperaron para el triunfo y luego pidieron o exigieron sus posiciones y se las dieron. Desde mi punto de vista hasta se les pasó la mano.

Pero después no han dejado gobernar a quien López Obrador decidió que fuera el candidato para ganar en Veracruz. Se entrometen constantemente en las decisiones del gobierno y tiran a matar cuando hay conflictos, lo que en buena medida distrae en las acciones de gobierno y genera parte de los problemas que vemos.

Por eso algunos que conocen bien lo que es la política y no pertenecen a los grupos de Morena en pugna han decidido sumirse y no asomar su cabeza hasta que haya más o menos un vencedor.

Una situación así de pelea interna no puede durar tanto tiempo, pues se queda mal ante los gobernados, no pueden alcanzarse los resultados deseados y a la postre todos los que están en conflicto quedan debilitados.

Los veracruzanos tienen muchas esperanzas en este gobierno, luego del desastre en que el PRI dejó al estado y que no fue lo que se esperaba de los panistas.

Se quiere, se demanda, se exige seguridad, generación de empleos, atención en la salud, servicios públicos de calidad, obras y buena educación, entre otras cosas.

Así que lo ideal sería que, desde las entrañas de Morena, dejen gobernar a Cuitláhuac, que ya bastante tiene con los ataques y críticas de los externos. Lo ideal sería que lo respaldaran, para que Morena, en su conjunto, dé buenos resultados. Pero eso, a como vemos a varios de los actores políticos de la actualidad, parece un sueño.

Nadie experimenta en cabeza ajena, sin embargo, las cabezas de los grupos morenistas deberían voltear y ver lo que les pasó a los priistas apenas en 2016, año en el que de tener todo el poder pasaron a su derrumbe. No todo fue la mala actuación de Duarte, los duartistas y los fidelistas. También su división.