/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Del Neoliberalismo a la Cuarta Transformación

El alza de intereses bancarios, provocada por el fenómeno financiero nacional popularmente conocido como “el error de diciembre de 1994”, ocasionó que los intereses bancarios se volvieran impagables, y a los responsables del sistema bancario nacional, para evitar la catástrofe que significaría una quiebra del sistema bancario, se les ocurrió abrir un Fondo para proteger al ahorro y abrir así una salida a la “cartera vencida”, que resultó al final un remedio más caro que la enfermedad, gracias al ex Presidente Zedillo y a su sin vergüenza Secretario de Hacienda Jaime Serra Puche.

Luego con el Fobaproa solo se agravó la crisis, por los banqueros, inversionistas y funcionarios zedillistas, quienes aprovecharon para saquear lo poco que el gobierno de otro ex Presidente, Carlos Salinas de Gortari, había dejado después de su incalculable despojo a México. La corrupción, fraudes, abuso del poder público, de funcionarios y amigos del binomio Salinas-Zedillo, no causó más daños porque algunos sectores sociales, sobre todo de la izquierda, protestaron enérgicamente contra una quiebra generalizada de bancos que más temprano que tarde, nos generaría una quiebra nacional. Pero los ex presidentes Salinas-Zedillo, viven el la opulencia y disfrutan de cabal salud.

La gran derrota del PRI, en el año Dos mil, llevó a la Presidencia a Vicente Fox Quezada, quien con su desparpajada personalidad, ganó de calle al tricolor y junto a su nueva consorte Marta Sahagún, con quien compartió el poder y la toma de decisiones que en asuntos económicos eran de supina ignorancia para ambos, a mitad del sexenio el descontento contra el matrimonio fue generalizado.

A Felipe Calderón, AMLO lo acusó del fraude que le impidió desde entonces, su llegada al Palacio Nacional. Pero lo peor fue la decisión, de aquella declaración de “guerra contra las drogas”, que además de una rampante pobreza, ensangrentó al país, con un saldo de más de “cien mil muertos” según registros oficiales. La criminalidad alcanzó a Enrique Peña Nieto, quien para llegar a Los Pinos, inició su campaña pasando la charola a gobernadores sin escrúpulos, quienes aprovechando el viaje, llenaron alforjas y sembraron miseria, dolor y muerte por todo el territorio nacional.

Ahora por más ahorros que anuncie el Presidente López Obrador, no habrá remedio alguno para acabar con la pobreza, mientras no se acabe la inseguridad, delincuencia, impunidad y criminalidad.

El alza de intereses bancarios, provocada por el fenómeno financiero nacional popularmente conocido como “el error de diciembre de 1994”, ocasionó que los intereses bancarios se volvieran impagables, y a los responsables del sistema bancario nacional, para evitar la catástrofe que significaría una quiebra del sistema bancario, se les ocurrió abrir un Fondo para proteger al ahorro y abrir así una salida a la “cartera vencida”, que resultó al final un remedio más caro que la enfermedad, gracias al ex Presidente Zedillo y a su sin vergüenza Secretario de Hacienda Jaime Serra Puche.

Luego con el Fobaproa solo se agravó la crisis, por los banqueros, inversionistas y funcionarios zedillistas, quienes aprovecharon para saquear lo poco que el gobierno de otro ex Presidente, Carlos Salinas de Gortari, había dejado después de su incalculable despojo a México. La corrupción, fraudes, abuso del poder público, de funcionarios y amigos del binomio Salinas-Zedillo, no causó más daños porque algunos sectores sociales, sobre todo de la izquierda, protestaron enérgicamente contra una quiebra generalizada de bancos que más temprano que tarde, nos generaría una quiebra nacional. Pero los ex presidentes Salinas-Zedillo, viven el la opulencia y disfrutan de cabal salud.

La gran derrota del PRI, en el año Dos mil, llevó a la Presidencia a Vicente Fox Quezada, quien con su desparpajada personalidad, ganó de calle al tricolor y junto a su nueva consorte Marta Sahagún, con quien compartió el poder y la toma de decisiones que en asuntos económicos eran de supina ignorancia para ambos, a mitad del sexenio el descontento contra el matrimonio fue generalizado.

A Felipe Calderón, AMLO lo acusó del fraude que le impidió desde entonces, su llegada al Palacio Nacional. Pero lo peor fue la decisión, de aquella declaración de “guerra contra las drogas”, que además de una rampante pobreza, ensangrentó al país, con un saldo de más de “cien mil muertos” según registros oficiales. La criminalidad alcanzó a Enrique Peña Nieto, quien para llegar a Los Pinos, inició su campaña pasando la charola a gobernadores sin escrúpulos, quienes aprovechando el viaje, llenaron alforjas y sembraron miseria, dolor y muerte por todo el territorio nacional.

Ahora por más ahorros que anuncie el Presidente López Obrador, no habrá remedio alguno para acabar con la pobreza, mientras no se acabe la inseguridad, delincuencia, impunidad y criminalidad.