/ lunes 14 de enero de 2019

Dice AMLO “El pueblo no es tonto, es tonto el que lo cree”

En el capítulo XVIII del Príncipe, escrito por Nicolás Maquiavelo, puntualiza la importancia de que los príncipes cumplan sus promesas y elogia a quienes cumpliendo con rectitud y sin doblez, hacen realidad lo prometido al pueblo.

No termina aún el segundo mes de los setenta y dos que durará el periodo presidencial del licenciado López Obrador, y algunos de sus detractores sólo se han dedicado a la denostación de quien ha prometido emular el trabajo del Benemérito Benito Juárez García, en cuanto a su apego a la ley y la honestidad con que se puede vivir “en la medianía de una justa retribución” devengada lícitamente.

Igual ha sostenido el presidente, su admiración por el ex presidente mártir Francisco I. Madero, quien con su proclama contra la dictadura del general Porfirio Díaz, y la defensa del voto democrático de los mexicanos que le dieron el triunfo, fueron el motivo para el inicio de la Revolución Mexicana de 1910.

Del presidente Madero, su vocación democrática y la defensa del voto, que orillaron al general Díaz a renunciar a su cargo. Madero fue presidente del 6 de diciembre de 1911 hasta su asesinato y golpe de estado ejecutado por el general Victoriano Huerta, ocurrido el 22 de febrero de 1913.

Y la admiración de AMLO por el general Lázaro Cárdenas del Río, es por la nacionalización de la red ferroviaria y la expropiación petrolera, ocurridas en 1937 y 1938, sin dejar de reconocer la apertura de México para los personajes del exilio español, el reparto agrario, la honestidad en el desempeño de su cargo y la vida austera que tuvo hasta su muerte.

Por eso no es extraño, que apenas al inicio de su gobierno, haya puesto el ejemplo de austeridad contra el dispendio en el gasto público, mediante la ley que establece las remuneraciones económicas de la burocracia gubernamental, con la idea de que los poderes del Estado y a los gabinetes del ejecutivo, reduzcan sus insultantes sueldos, con todo y la resistencia de muchos, que poco a poco irá cediendo a la propuesta presidencial.

El segundo golpe en contra de la anarquía, el desorden y los latrocinios en Pemex, lo acaba de dar López Obrador y las últimas encuestas reportan que ha subido el apoyo popular en favor del presidente y aunque en este ambiente la resistencia sea mayor, por los intereses afectados, seguramente al final se acabará con el robo de las gasolinas y la delincuencia organizada de cuello blanco.

En el capítulo XVIII del Príncipe, escrito por Nicolás Maquiavelo, puntualiza la importancia de que los príncipes cumplan sus promesas y elogia a quienes cumpliendo con rectitud y sin doblez, hacen realidad lo prometido al pueblo.

No termina aún el segundo mes de los setenta y dos que durará el periodo presidencial del licenciado López Obrador, y algunos de sus detractores sólo se han dedicado a la denostación de quien ha prometido emular el trabajo del Benemérito Benito Juárez García, en cuanto a su apego a la ley y la honestidad con que se puede vivir “en la medianía de una justa retribución” devengada lícitamente.

Igual ha sostenido el presidente, su admiración por el ex presidente mártir Francisco I. Madero, quien con su proclama contra la dictadura del general Porfirio Díaz, y la defensa del voto democrático de los mexicanos que le dieron el triunfo, fueron el motivo para el inicio de la Revolución Mexicana de 1910.

Del presidente Madero, su vocación democrática y la defensa del voto, que orillaron al general Díaz a renunciar a su cargo. Madero fue presidente del 6 de diciembre de 1911 hasta su asesinato y golpe de estado ejecutado por el general Victoriano Huerta, ocurrido el 22 de febrero de 1913.

Y la admiración de AMLO por el general Lázaro Cárdenas del Río, es por la nacionalización de la red ferroviaria y la expropiación petrolera, ocurridas en 1937 y 1938, sin dejar de reconocer la apertura de México para los personajes del exilio español, el reparto agrario, la honestidad en el desempeño de su cargo y la vida austera que tuvo hasta su muerte.

Por eso no es extraño, que apenas al inicio de su gobierno, haya puesto el ejemplo de austeridad contra el dispendio en el gasto público, mediante la ley que establece las remuneraciones económicas de la burocracia gubernamental, con la idea de que los poderes del Estado y a los gabinetes del ejecutivo, reduzcan sus insultantes sueldos, con todo y la resistencia de muchos, que poco a poco irá cediendo a la propuesta presidencial.

El segundo golpe en contra de la anarquía, el desorden y los latrocinios en Pemex, lo acaba de dar López Obrador y las últimas encuestas reportan que ha subido el apoyo popular en favor del presidente y aunque en este ambiente la resistencia sea mayor, por los intereses afectados, seguramente al final se acabará con el robo de las gasolinas y la delincuencia organizada de cuello blanco.