/ viernes 22 de octubre de 2021

Diputada, diputado y diputade

Novedoso, necesario e interesante el todavía leve debate que se empieza a dar sobre la forma de denominar a las personas que se asumen como de un género no binario. Un diputado electo, Gonzalo Ivan Durán Chancoya, está en esa condición y reclama se le diga diputade. Me parece oportuno hacer una mínima aproximación a este tema desde los puntos de vista legal y gramatical:

Adelanto una conclusión para ir sustentándola: en tanto en Veracruz no se legisle en materia de identidad de género, continuarán denominándose los géneros como masculino y femenino, independientemente de su identidad sexual. Este hecho sigue siendo fundamental para los registros en documentos legales. Por razones legales y políticas se viene hablando de este tema en Veracruz, el diputado electo Durán Chancoya, anima el debate. Es una cuestión de mucho interés por su novedad local, pertinencia, derechos y reivindicaciones que involucra en las leyes y la democracia. La Constitución Política de Veracruz ( artículos 4 y 21 ) y el Código Electoral ( artículos 13,14,42,173 y 250 ) vigentes, respectivamente, mantienen la clasificación de hombres y mujeres, diputadas y diputados, candidatos y candidatas, además del criterio de paridad en ambos géneros.

Entre los requisitos para registrarse en las candidaturas correspondientes, entre otros, está la presentación del acta de nacimiento y la credencial de elector donde, hasta ahora, se señala el género respectivo. Quien se haya registrado ante el OPLE indispensablemente se vio precisado a indicar que es femenino o masculino y hacerlo evidente con su nombre propio. Podría ser injusto o muestra de atraso en nuestra sociedad e instituciones pero mientras así lo determinen las normas es de observancia obligatoria.

Conforme a la legalidad veracruzana no hay manera, en derecho, de que se hagan excepciones a la paridad de cincuenta y cincuenta por ciento de ambos géneros para integrar la próxima legislatura. Solo unos ocho países y creo tres estados de México, reconocen la categoría de sexo no binario en documentos de identidad, licencias de conducir, actas de nacimiento, etc; Veracruz no está entre ellos.

Más allá de los aspectos legales, que tendrá que abordarse con seriedad en su momento, hay una creativa e interesante polémica en el manejo del lenguaje respecto a las personas asumidas como de género no binario. Al hablar de esta realidad todos aprendemos ya que estamos ante algo inédito y se requiere absoluta apertura y diálogo de buen nivel. Por supuesto que la realidad cuenta, es el punto de partida, tanto que la voluntad y valentía de los promotores de este nivel de equidad han logrado que se abran paso ciertas denominaciones que luchan por un lugar en nuestro idioma.

No debemos omitir que nuestra lengua española se basa en su gramática, la cual agrupa dos géneros: masculino y femenino. El género gramatical es una propiedad exclusiva de los sustantivos. De esta manera, sin reforma gramatical, a los legisladores solo se les pueden denominar diputadas y diputados en el buen uso del idioma. Es diferente en ámbitos partidistas, amistosos o familiares donde se pueden expresar como gusten o mejor coincidan. Hay algunos criterios sociolingüísticos y pragmáticos que se vienen aplicando de facto para encontrar la denominación adecuada a las personas no binarias.

En todo caso, estamos ante una realidad que debe atenderse con seriedad y apertura. Es un paso civilizatorio. Implica revisión y adaptación de leyes, así como un manejo correcto y moderno del lenguaje. Es indispensable que la visibilidad de las personas no binarias se concrete en leyes y el lenguaje, sobre todo que sean sujetas de derechos.

Recadito: Llámese como se llame pero que no sea primitivo como Noroña.

mail:

Ida.1959@gmail.com

Ida.1959@gmail.com

Novedoso, necesario e interesante el todavía leve debate que se empieza a dar sobre la forma de denominar a las personas que se asumen como de un género no binario. Un diputado electo, Gonzalo Ivan Durán Chancoya, está en esa condición y reclama se le diga diputade. Me parece oportuno hacer una mínima aproximación a este tema desde los puntos de vista legal y gramatical:

Adelanto una conclusión para ir sustentándola: en tanto en Veracruz no se legisle en materia de identidad de género, continuarán denominándose los géneros como masculino y femenino, independientemente de su identidad sexual. Este hecho sigue siendo fundamental para los registros en documentos legales. Por razones legales y políticas se viene hablando de este tema en Veracruz, el diputado electo Durán Chancoya, anima el debate. Es una cuestión de mucho interés por su novedad local, pertinencia, derechos y reivindicaciones que involucra en las leyes y la democracia. La Constitución Política de Veracruz ( artículos 4 y 21 ) y el Código Electoral ( artículos 13,14,42,173 y 250 ) vigentes, respectivamente, mantienen la clasificación de hombres y mujeres, diputadas y diputados, candidatos y candidatas, además del criterio de paridad en ambos géneros.

Entre los requisitos para registrarse en las candidaturas correspondientes, entre otros, está la presentación del acta de nacimiento y la credencial de elector donde, hasta ahora, se señala el género respectivo. Quien se haya registrado ante el OPLE indispensablemente se vio precisado a indicar que es femenino o masculino y hacerlo evidente con su nombre propio. Podría ser injusto o muestra de atraso en nuestra sociedad e instituciones pero mientras así lo determinen las normas es de observancia obligatoria.

Conforme a la legalidad veracruzana no hay manera, en derecho, de que se hagan excepciones a la paridad de cincuenta y cincuenta por ciento de ambos géneros para integrar la próxima legislatura. Solo unos ocho países y creo tres estados de México, reconocen la categoría de sexo no binario en documentos de identidad, licencias de conducir, actas de nacimiento, etc; Veracruz no está entre ellos.

Más allá de los aspectos legales, que tendrá que abordarse con seriedad en su momento, hay una creativa e interesante polémica en el manejo del lenguaje respecto a las personas asumidas como de género no binario. Al hablar de esta realidad todos aprendemos ya que estamos ante algo inédito y se requiere absoluta apertura y diálogo de buen nivel. Por supuesto que la realidad cuenta, es el punto de partida, tanto que la voluntad y valentía de los promotores de este nivel de equidad han logrado que se abran paso ciertas denominaciones que luchan por un lugar en nuestro idioma.

No debemos omitir que nuestra lengua española se basa en su gramática, la cual agrupa dos géneros: masculino y femenino. El género gramatical es una propiedad exclusiva de los sustantivos. De esta manera, sin reforma gramatical, a los legisladores solo se les pueden denominar diputadas y diputados en el buen uso del idioma. Es diferente en ámbitos partidistas, amistosos o familiares donde se pueden expresar como gusten o mejor coincidan. Hay algunos criterios sociolingüísticos y pragmáticos que se vienen aplicando de facto para encontrar la denominación adecuada a las personas no binarias.

En todo caso, estamos ante una realidad que debe atenderse con seriedad y apertura. Es un paso civilizatorio. Implica revisión y adaptación de leyes, así como un manejo correcto y moderno del lenguaje. Es indispensable que la visibilidad de las personas no binarias se concrete en leyes y el lenguaje, sobre todo que sean sujetas de derechos.

Recadito: Llámese como se llame pero que no sea primitivo como Noroña.

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Ida.1959@gmail.com

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