/ domingo 11 de noviembre de 2018

Divisionismo político

La aspiración de la especie humana, desde que el hombre se hizo sedentario, fue la de vivir con seguridad, tranquilidad y paz, uniendo fuerzas con quienes congregados, pudieron garantizar las formas de convivencia, aún en contra de los fenómenos naturales, las enfermedades y las fieras.

Con el paso del tiempo comprendimos que una de las primeras enseñanzas de la sociología jurídica nos enseña que “donde existe el hombre, hay sociedad; y donde hay sociedad, hay Derecho”.

Porque el hombre por naturaleza está obligado a vivir en comunidad o en sociedad y la única manera de sobrevivir es mediante acuerdos, convertidos en normas jurídicas, de tal forma que no se concibe una sociedad en convivencia pacífica, si no existen normas que regulen la vida en sociedad.

De ahí que uno de los primeros pensadores de la humanidad, Aristóteles, afirmara que el hombre en su dimensión social y política, es “un zoom politikón”, y que por consiguiente era el único que podía vivir en comunidad.

En México y en muchas partes del mundo, no terminamos de aprender a respetar las reglas de convivencia pacífica, en donde la discusión de las ideas y los consensos celebrados por la mayoría, impongan las reglas para coexistir, sin derramamientos de sangre, sin declaraciones de guerra y sobre todo sin luchas que han costado millones de vidas en la Primera y Segunda Guerra Mundial y en las revoluciones que como ejemplo destacamos, las tres surgidas en nuestro país, a partir del triunfo de la independencia de México.

Así entendemos el discurso del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, cuando afirma que a su gobierno le corresponderá la Cuarta Transformación, si es que la primera se dio con la asunción al poder del primer emperador Agustín de Iturbide; la segunda con los movimientos armados que instauraron la Reforma, principalmente encabezada por el presidente Juárez, y la tercera que sería la Revolución Mexicana de 1910.

La Cuarta Transformación difícilmente podrá lograrse con el divisionismo que prevalece en el ambiente político, pues a ello se debe el derrumbe del PRI, la deserción de los perredistas y panistas para unirse a Morena y lo que faltaba, la división de los dirigentes del partido Morena, en los congresos estatales de Veracruz y de la CDMX, así como en el Senado, con la posición de Ricardo Monreal contrariando al electo, con relación a la reforma a las leyes bancarias. “Divide y Vencerás”.


La aspiración de la especie humana, desde que el hombre se hizo sedentario, fue la de vivir con seguridad, tranquilidad y paz, uniendo fuerzas con quienes congregados, pudieron garantizar las formas de convivencia, aún en contra de los fenómenos naturales, las enfermedades y las fieras.

Con el paso del tiempo comprendimos que una de las primeras enseñanzas de la sociología jurídica nos enseña que “donde existe el hombre, hay sociedad; y donde hay sociedad, hay Derecho”.

Porque el hombre por naturaleza está obligado a vivir en comunidad o en sociedad y la única manera de sobrevivir es mediante acuerdos, convertidos en normas jurídicas, de tal forma que no se concibe una sociedad en convivencia pacífica, si no existen normas que regulen la vida en sociedad.

De ahí que uno de los primeros pensadores de la humanidad, Aristóteles, afirmara que el hombre en su dimensión social y política, es “un zoom politikón”, y que por consiguiente era el único que podía vivir en comunidad.

En México y en muchas partes del mundo, no terminamos de aprender a respetar las reglas de convivencia pacífica, en donde la discusión de las ideas y los consensos celebrados por la mayoría, impongan las reglas para coexistir, sin derramamientos de sangre, sin declaraciones de guerra y sobre todo sin luchas que han costado millones de vidas en la Primera y Segunda Guerra Mundial y en las revoluciones que como ejemplo destacamos, las tres surgidas en nuestro país, a partir del triunfo de la independencia de México.

Así entendemos el discurso del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, cuando afirma que a su gobierno le corresponderá la Cuarta Transformación, si es que la primera se dio con la asunción al poder del primer emperador Agustín de Iturbide; la segunda con los movimientos armados que instauraron la Reforma, principalmente encabezada por el presidente Juárez, y la tercera que sería la Revolución Mexicana de 1910.

La Cuarta Transformación difícilmente podrá lograrse con el divisionismo que prevalece en el ambiente político, pues a ello se debe el derrumbe del PRI, la deserción de los perredistas y panistas para unirse a Morena y lo que faltaba, la división de los dirigentes del partido Morena, en los congresos estatales de Veracruz y de la CDMX, así como en el Senado, con la posición de Ricardo Monreal contrariando al electo, con relación a la reforma a las leyes bancarias. “Divide y Vencerás”.